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HAMBRUNA EN EL MUNDO O CRISIS ALIMENTARIA

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Mensaje  Admin Lun Oct 27, 2008 2:04 pm

El hambre invade Haití y el mundo

Stephen Lendman
Global Research

Traducido del inglés para Rebelión por Sinfo Fernández

Los consumidores de los países ricos están sintiendo ya la crisis en los supermercados, pero los pueblos más empobrecidos del mundo están muriéndose de hambre. La causa de esta situación son los precios al alza de los alimentos, que están provocando disturbios por todo el mundo; así está ocurriendo en Mexico, Indonesia, Yemen, Filipinas, Camboya, Marruecos, Senegal, Uzbekistán, Guinea, Mauritania, Egipto, Camerún, Bangladesh, Burkina Fasso, Costa de Marfil, Perú, Bolivia y Haití. Este último país, que una vez fue casi autosuficiente en sus necesidades alimentarias, ha pasado ahora a depender de las importaciones para su abastecimiento (al igual que otros países importadores de alimentos), quedando a merced de las empresas agropecuarias.

La escasez de trigo en Perú es lo suficientemente grave como para tener al ejército haciendo pan a base de harina de patata (una cosecha nativa). En Pakistán, miles de soldados vigilan los camiones que transportan trigo y harina. En Tailandia, los campesinos que cultivan arroz se turnan para mantenerse despiertos por la noche para vigilar sus campos de los ladrones. En los últimos meses, el precio de las cosechas casi se ha duplicado. Es el alimento básico de la mitad o más de la población mundial, pero los precios al alza y el temor a la escasez han movido a algunos de los mayores productores a exportar menos: Tailandia (el mayor exportador del mundo), Vietnam, India, Egipto, Camboya, y otros que probablemente les seguirán, puesto que la producción mundial va por detrás de la demanda. Los productores de otros granos están haciendo lo mismo, como Argentina, Kazajstán y China. Cuanto menos se exporte, más subirán los precios.

Otros factores son los altos precios del petróleo y los costes de transporte, la creciente demanda, la especulación sobre productos básicos, las plagas del sureste de Asia, una sequía en Australia que dura ya diez años, las inundaciones en Bangladesh y otros lugares, una ola de frío en China que se alarga ya 45 días, y otros factores naturales que en mayoría han sido manipulados, como el desvío de cosechas para dedicarlas a producir biocombustibles, se han combinado para crear una creciente crisis mundial que se detalla a continuación. Se produce también en un momento en que millones de chinos e indios tienen ingresos más altos, cambian sus hábitos alimenticios y consumen más carne, pollo y otros productos cárnicos que provocan demandas inmensas de producción de grano.

A continuación, expongo una instantánea que apareció el 8 de abril en el Times británico recogiendo la situación en algunas zonas de Asia:

· Los campesinos filipinos que sean cogidos acaparando arroz se arriesgan a una sentencia de cárcel perpetua por “sabotaje económico”;

· Miles de pasteleros indonesios de pasteles de soja se han puesto en huelga contra la destrucción de sus medios de vida;

· Países que eran autosuficientes en otra época, como Japón y Corea del Sur, están “reaccionando ferozmente mientras la ratio de reservas de alimentos para consumo se desploma hasta mínimos históricos”;

· La India no puede exportar ya millones de toneladas de arroz; ahora se ve forzada a dejar “una reserva alimentaría estratégica especial además de sus reservas de trigo y arroz”;

· Tailandia es el mayor productor mundial de arroz; su precio subió un 50% en el pasado mes;

· Países como Filipinas y Sri Lanka se disputan suministros seguros de arroz; esos dos países y otros estados asiáticos están luchando para enfrentarse a los precios altos y a los suministros insuficientes.

· El arroz es el producto básico de tres mil millones de personas; una tercera parte de ellas sobrevive con menos de 1$ al día y tienen “inseguridad alimentaria”; eso significa que, sin ayuda, pueden morirse de hambre.

La Organización para la Agricultura y la Alimentación de Naciones Unidas (FAO, en sus siglas en inglés) informó que los costes de los alimentos, a nivel mundial, habían subido casi un 40% en 2007, mientras los granos subieron un 42% y los productos lácteos casi un 80%. El Banco Mundial declaró que los precios de los alimentos han subido un 83% desde 2005. Esto ha hecho que 37 países hayan tenido que hacer frente a crisis alimentarias a partir de diciembre y que, en respuesta a la situación, 20 impusieran controles sobre los precios.

También está afectando a las agencias de ayuda humanitaria como el Programa Alimentario Mundial de las Naciones Unidas (WFP, en sus siglas en inglés). Debido al alza de los costes de la energía y los alimentos, el 20 de marzo se hizo un llamamiento urgente a los donantes para que contribuyeran a cubrir un vacío de 500 millones de euros en los recursos que les permiten llevar a cabo su trabajo. Desde esa fecha, los precios de los alimentos subieron otro 20% y no hay señales de que vayan a bajar. Para los pobres del mundo, como el pueblo de Haití, la situación es desesperada, la gente no puede conseguir alimentos, hagan lo que hagan, y muchos se están muriendo de hambre.

Haiti: El Vivo Ejemplo del Hambre en el Mundo

La crisis haitiana es tan extrema que ha forzado a la gente a comer (no alimentos) galletas de barro (llamadas “pica”) para aliviar el hambre. Es un desesperado remedio haitiano hecho de barro seco amarillo que proviene de la meseta central del país para aquellos que pueden permitírselo. No es gratis. En los atestados suburbios de Ciudad del Sol, la gente usa una mezcla de barro, sal y grasa vegetal como comida normal, y eso es todo lo que se pueden permitir. Un periodista de AP en Puerto Príncipe lo probó. Dijo que tenía “una consistencia suave, pero la mezcla se deshacía fuera de la boca tan pronto se tocaba con la lengua. Después, y durante horas, persistió un desagradable sabor a tierra”. Mucho peor es cómo afecta a la salud humana. Una dieta de galletas de barro causa desnutrición severa, dolor intestinal y otros efectos dañinos por toxinas potencialmente mortales y parásitos.

Otro problema es el coste. Ese llena-estómagos no es gratis. Los haitianos tienen que comprarlo, y los precios de la “arcilla comestible” no paran de subir, casi 1,5$ el pasado año. Ahora cuesta alrededor de 5$ hacer 100 galletas (unos 5 céntimos cada una), lo que es más barato que la comida, pero muchos haitianos ni siquiera pueden permitirse eso. Veamos su situación:

· El 80% de los haitianos están empobrecidos en el país más pobre del hemisferio y uno de los más pobres del mundo;

· El desempleo rampante, las dos terceras partes, o más, de los trabajadores tienen tan sólo trabajos esporádicos;

· Los que tienen empleo, ganan de 11 a 12 céntimos la hora; el salario mínimo oficial del país es de 1,80$ al día, pero las cifras del FMI muestran que el 55% de los haitianos reciben sólo 44 céntimos al día, una cifra con la que resulta imposible vivir.

Así es cómo viven los haitianos pobres. Tienen familias amplias, viven en chabolas de cartón y hojalata, no hay agua corriente y muy poca o ninguna electricidad, y la vida dentro y alrededor es horrible. Las sábanas están atestadas de moscas, no hay saneamiento y en el exterior la basura se extiende por doquier. Los niños están siempre hambrientos, nunca hay suficiente comida, a menudo sólo hacen una única comida al día, las enfermedades son el pan de cada día, las expectativas de vida son muy bajas y han de soportar a los supuestos “pacificadores” Cascos Azules y la violencia de las bandas que asolan comunidades como la Ciudad del Sol de Puerto Príncipe.

Ahora, ante la crisis alimentaria, los haitianos han salido a la calle a protestar porque el pasado año se habían triplicado los precios de los artículos de primera necesidad, y tienen un presidente, un primer ministro y un gobierno que no hacen prácticamente nada para remediarlo. Durante días, se les vio por todas partes, por todo el país, y eran miles. Protestaron en Puerto Príncipe, llevando platos vacíos para expresar su espantosa situación, rompieron las ventanas de edificios y coches, asaltaron las tiendas, buscaron comida, intentaron asaltar el palacio presidencial, gritaron “tenemos hambre” y exigieron la dimisión del Presidente René Preval.

Los Cascos Azules de Naciones Unidas (MINUSTAH) respondieron cruelmente de la forma que lo hacen siempre contra las manifestaciones pacíficas o de protesta. Dispararon y mataron al menos a cinco haitianos (algunas informaciones dicen que fueron más), hirieron a muchos otros y eso sólo en el centro de Puerto Príncipe.

En Les Cayes (la tercera ciudad más grande de Haití), en el suroeste, los manifestantes asaltaron e intentaron incendiar las oficiales de la MINUSTAH local. Otros hicieron barricadas en las calles, buscaron comida y gritaron “Fin al alto coste de la vida”. Protestas similares se sucedieron por todo el país:

· En las ciudad del norte como Cap-Haitien y Gonaives;

· Jacmel en el sur;

· Jeremie en el suroeste, donde se informó al menos de dos muertes; y

· En ciudades más pequeñas como Petit Goave, Miragoane, Aquín, Cavaillon, Sant-Jean du Sud, Leogane, Vialet, Anse-a-Veau y Simon.

Es algo ya familiar en Haití. La rabia ante la injusticia se va incubando y explota sacando a los haitianos en masa a la calle contra condiciones intolerables de vida que se han ido agravando por una ocupación represiva y odiada de Naciones Unidas. Están allí para proteger los privilegios, no para asegurar la paz. Fue la primera vez que el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas autorizó a unos supuestos “mantenedores de la paz” a reforzar un golpe de estado contra un presidente democráticamente elegido (por una mayoría del 92%).

El actual presidente de Haití no puede hacer frente a la situación y su actuación ha ido paralela al estado de las cosas. Desde su reelección en febrero de 2006, ha sido totalmente ineficaz, no ha hecho nada para aliviar la crisis actual, en vez de ponerse a trabajar para intentarlo lo que hizo fue dar órdenes para que se acabara con las protestas, y así es cómo el 9 de abril se dirigió a la población por televisión en un discurso vergonzoso: “Las manifestaciones y la destrucción no van a conseguir que bajen los precios ni que se resuelvan los problemas del país. Muy al contrario, eso puede hacer que crezca la miseria y que la inversión huya del el país”, por supuesto que eso no ayuda en nada a la mayoría de los haitianos y Preval lo sabe.

Después de una semana de protestas, siguió una calma inestable, pero las cosas pueden estallar de nuevo en cualquier momento porque las medidas implementadas han sido mínimas. De forma desdeñosa, el primer ministro de Preval, Jacques Edouard Alexis, culpó del problema a las “fuerzas globales” y al alto coste del petróleo diciendo que no había soluciones inmediatas y dando el caso por cerrado. También afirmó que las protestas estaban manipuladas por provocadores, incluidos enfadados traficantes de drogas que reaccionaban ante un supuesto cierre de uno de de sus puntos de transporte.

Alexis está ya fuera y las elites debaten sobre quién le va a reemplazar, mientras, los haitianos se mueren de hambre, el FMI sigue llevándose un millón de dólares a la semana en impuestos exigidos a los ricos, y sólo países como Cuba (mediante la formación de haitianos en medicina) y Venezuela (donando dinero, petróleo barato y unas 600 toneladas de ayuda alimentaria enviada el 13 de abril, más de la cantidad informada al principio) parecen preocuparse. Chavez se preocupa por toda Latinoamérica y el pasado año donó unos 8.800 millones de dólares de ayuda, cuatro veces la suma de EEUU proporciona a la región.


Última edición por Admin el Mar Oct 28, 2008 2:19 pm, editado 1 vez
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Mensaje  Admin Lun Oct 27, 2008 2:05 pm

Por su parte, el Banco Mundial planea enviar 10 patéticos millones de dólares de “ayuda de emergencia” para un país en el que alrededor de ocho millones de personas de mueren de hambre. También planea duplicar “hasta” 800 millones de dólares sus préstamos agrícolas a África para el próximo año, y con eso lo único que conseguirá será que una mala situación empeore. Irá destinado a naciones gravemente endeudadas, incapaces, como consecuencia, de proporcionar alimentos a su pueblo; pero la política del Banco Mundial siempre va en la dirección contraria a lo que esos países necesitan.

El Secretario General de Naciones Unidas, Ban Ki-moon, hizo simplemente una declaración formal sobre la crisis y su gravedad, y fue tan frustrante como Alexis, no ofreció ninguna ayuda significativa, es un tipo tan indiferente como los funcionarios del Banco Mundial, que nunca olvida que sus jefes están en Washington. En vez de hacer su labor para ayudar, apeló a los dirigentes de Haití a que restauraran la estabilidad porque la seguridad del país estaba amenazada. Los pueblos pobres que se mueren de hambre no son su problema. ¡Que coman galletas de barro!

Esa es también, al parecer, la solución de René Preval. Tardíamente (el 12 de abril), anunció un plan para hacer que el precio del arroz bajara un 15%. Eso no va a ayudar en nada a solucionar la crisis, y Reuters (15 de abril) informó que los vendedores exigen precios más altos aún para las mercancías que tienen almacenadas. Eso provocó nuevos disturbios en las calles, que los haitianos sigan muriéndose de hambre y que los “funcionarios gubernamentales brillen por su ausencia a la hora de hacer la más mínima declaración”.

El nuevo libro de Raj Patel explica bien el estado de cosas actual. Se titula “Stuffed and Starved: The Hidden Battle for the World Food System”. En una declaración efectuada el 14 de abril, dijo: “Lo que está sucediendo en Haití es un presagio para el resto del mundo desarrollado. Haití es el vivo retrato de una economía que liberalizó su agricultura y liquidó las redes de protección social para los pobres…”. Las condiciones que crean los disturbios como consecuencia del problema alimentario son dos:

· “Los precios desorbitados y las políticas modernas de desarrollo” (tarifas, subsidios a las corporaciones, políticas de reserva de grano) hacen que millones y millones de seres no puedan acceder a los alimentos; y

· “Entonces se producen disturbios cuando no hay otra forma de conseguir que los poderosos escuchen…” Seguirán apareciendo “cada vez con mayor frecuencia hasta que los gobiernos se den cuenta que la comida no es un mero artículo, es un derecho humano”.

El Hambre Mundial – Un Problema Cada Vez Más Grave Para Todas las Naciones

La situación es tan grave que las protestas pueden estallar por doquier y en cualquier momento, y los países ricos, incluidos los EEUU, no están inmunizados. La pobreza en el país más rico del mundo crece y organizaciones como el Economic Policy Research (CEPR) y el Economic Policy Institute (EPI) así lo documentan. Están informando de la existencia de unas clases marginadas (cada vez más numerosas), alrededor de 37 millones de personas con salarios miserables, y aseguran que las estadísticas oficiales subestiman el problema. Indican que se está abriendo un abismo sin precedentes entre ricos y pobres, una clase media agonizante y cada vez más millones de seres inmersos en la extrema pobreza.

Afecta también a los desempleados en tiempos de depresión económica, pero los datos oficiales del gobierno ocultan hasta qué extremo. Si los cálculos sobre el empleo se hicieran como se instituyó originariamente, la tasa real estaría alrededor del 13% en lugar de la cifra del 5,1% del Departamento de Trabajo. Lo mismo ocurre con la inflación que, a nivel macroeconómico, está alrededor del 12% en vez del oficial 4%, cifra totalmente absurda.

En condiciones de especial dureza, el síntoma más claro es que el hambre aumenta, y la actual inflación alimentaria amenaza con una espiral que va a escapar de todo control si no se hace nada para remediarla. Es la más alta en décadas, con el año 2007 señalando lo que se nos viene encima: los huevos subieron un 25%; la leche un 17%; el arroz, el pan y la pasta un 12%, y vayan y miren los precios que señala la Junta de Comercio de Chicago (CBOT, en sus siglas en inglés):

· Los precios de los granos y la soja están en niveles nunca vistos;

· El trigo está todo el tiempo por encima de los 12$ el celemín (*), con pocas perspectivas de que deje de subir a pesar de una disminución temporal en los precios; el Departamento de Agricultura de EEUU prevé que las reservas globales de trigo de este año caerán hasta una cifra de hace 30 años, por debajo de 109,7 millones de toneladas métricas; USDA también proyectó que las reservas de trigo estadounidenses al año a finales de 2008 serían de 272 millones de celemines, el nivel más bajo desde 1948;

· El maíz y la soja están también a nivel de record; la soja está a 15$ un celemín; los precios del maíz se dispararon hasta los 6$ el celemín, mientras la demanda de esta y otras cosechas se disparan a pesar de que los granjeros estadounidenses han plantado todo lo que han podido para aprovechar los altos precios.

Una demanda creciente, un dólar débil, pero también hay otros muchos factores responsables de la situación: el aumento en el uso de maíz para la producción de etanol ha hecho que los granjeros dediquen una gran parte de la extensión de sus tierras a otro tipo de cosechas a fin de plantar más de lo que más se demanda. El 43% de la producción de maíz se dedica a alimentar el ganado, pero alrededor un quinta parte va a los biocombustibles, según la Asociación Nacional de Productores de Maíz (NCGA, en sus siglas en inglés). Otras estimaciones llegan al 25-30%, comparado con el 14% de hace dos años, y la NCGA estima que una tercera parte de la cosecha de 2009 irá para producir etanol, no comida. Esto está disparando la inflación alimentaria mundial y estadounidense y las previsiones a cinco años vista es que los aumentos serán aún más altos.

En los países más pobres del mundo, la gente se muere de hambre y aquí [EEUU] no se para de hablar de vales de comida, con unas previsiones sin precedentes: este año, 28 millones de estadounidenses van a necesitarlos, a la vez que aumenta el desempleo en una economía debilitada. Sin embargo, muchos millones en situación precaria no tienen la cobertura de unos servicios sociales que, además, cuentan con presupuestos mínimos a causa de las guerras y la bajada de impuestos a los ricos, haciendo que la gente pobre se hunda en casa. Una familia de cuatro miembros sólo tiene ahora derecho a subsidios si sus ingresos mensuales son de 1.721$ al mes, o 20.652$ al año (o por debajo). Incluso en esos casos, consigue los mismos 542 dólares al mes que recibían los perceptores en 1996 para cubrir los mucho más altos precios actuales, lo que significa alrededor de un 1$ por persona y comida y bajando.

Ese es el dilema que debe afrontar el Programa Alimentario Mundial de las Naciones Unidas (WFP, en sus siglas en inglés) en un momento en que las donaciones que le llegan son insuficientes. Su Directora Ejecutiva, Josette Sheeran, dijo: “Nuestra capacidad para llegar a la gente disminuye a la vez que las necesidad aumentan… Estamos viendo una nueva cara del hambre en gente que no puede permitirse comprar comida… Las situaciones que anteriormente no eran urgentes son ahora desesperadas”. Las necesidades de financiación del WFP siguen aumentando. Se estima que alcanzan los 3,5 mil millones de dólares, que seguirán creciendo, y son para proyectos aprobados para alimentar a 73 millones de personas en 78 países en todo el mundo. El WFP prevé unas necesidades potenciales mucho más altas para emergencias imprevistas y para la cada vez mayor cantidad de personas en situación de necesidad.

La suma que la gente (que no es pobre) de los países ricos dedica a los alimentos supone el 10% de su consumo. En otros, como en China, es de alrededor de un 30%, pero en África Subsahariana y en los países pobres de Latinoamérica y Asia es de alrededor del 60% (o incluso el 80%) y siguen aumentando. Significa que la ayuda alimentaria es vital y que sin ella la gente se morirá de hambre. Pero mientras los precios de los alimentos suben, los ingresos disponibles (cuando más necesarios eran) caen porque no se dispone de suficiente dinero y hay muy pocos donantes ofreciendo ayuda.

Las agencias que podrían hacer algo están haciendo menos de lo que debieran y algunas, como USAID, están diciendo que van a cortar el volumen de la ayuda alimentaria que proporcionan, pero no quieren decir por qué. Su misión es ayudar a los ricos, no a los pobres, como se afirma en su página en Internet: Como agencia gubernamental de EEUU, “recibe sus directrices políticas exteriores de la Secretaría de Estado y su misión es cuidar de los intereses políticos exteriores de EEUU en las áreas de crecimiento económico, agricultura y comercio…” Eso deja fuera a los pobres.

Oxfam se preocupa de lo que USAID ignora. Se hicieron llamamientos a los donantes y gobiernos a acciones inmediatas para proteger a los pobres del mundo contra la subida de los precios de los alimentos. Un portavoz dijo: “La incertidumbre económica mundial, los altos precios de los alimentos, la sequía (y otros factores), todos unidos, lanzan una seria amenaza a los más vulnerables”. En otra declaración añadía: “En el futuro, cada vez habrá más gente teniendo que enfrentar carencias alimentarias. Debido al aumento de los precios de los alimentos, tenemos que pensar en su impacto sobre los pobres del mundo, que están gastando en comida hasta el 80% de sus ingresos”.

El Relator Especial para el Derecho a los Alimentos de Naciones Unidas, Jean Ziegler, expresó también su alarma. En comentarios al diario francés Liberación, dijo: “Nos encaminamos hacia un período muy largo de motines, conflictos y olas de incontrolable inestabilidad regional marcados por la desesperación de las poblaciones más vulnerables”. Señaló que incluso en circunstancias normales el hambre invade el mundo y cada cinco segundos se lleva la vida de un niño menor de diez años. Debido a la crisis actual, nos enfrentamos ahora a “una masacre inminente”.

Además de los factores habituales citados, es vital preguntarse por qué, pero no esperen que se lo explique Lula de Brasil. La producción de biofuel es la principal culpable pero, según él, no es así. Brasil es uno de los productores de biofuel más importantes. El pasado año firmó un “Pacto del Etanol” de Investigación y Desarrollo con Washington para desarrollar las tecnologías de “próxima generación” para seguir aumentando la producción.

El 16 de abril, en un información de Reuters, el antiguo dirigente sindical se manifestó de forma desdeñosa sobre la actual crisis y rechazó las críticas de que los biofuel tuvieran la culpa. A pesar de las protestas en Brasil y en todo el mundo, dijo a los periodistas: “No me digan… que la comida es cara a causa del biodiesel. Es cara porque la situación económica de los pueblos ha mejorado y quieren comer más”. Eso es verdad en algunas zonas de la China y la India, pero no en la mayoría de países donde los ingresos no han mantenido el ritmo de la inflación.

Biocombustibles – El Azote de Nuestra Época

La idea de obtener fuel combustible de las materias orgánicas ha estado dando vueltas en la mente de algunos desde la época de los primeros coches, pero sólo recientemente ha empezado a considerarse en serio. Como se fabrican a partir de plantas o subproductos animales (renovables), los bio o agrocombustibles se han vendido (falsamente) como una solución a la cada vez mayor escasez de energía con un supuesto inmenso beneficio añadido, con la insensata idea de que son limpias y verdes sin todas esas cuestiones molestas relacionadas con los combustibles fósiles.

El biofuel es un término general para describir todos los combustibles de materia orgánica. Las dos clases más comunes son el bioetanol, como sustituto de la gasolina, y el biodiesel, que sirve para el mismo propósito que ese tipo de combustible.

El bioetanol se produce a partir de cultivos ricos en azúcar, como el maíz, el trigo y la caña de azúcar. La mayoría de los coches pueden quemar un combustible del petróleo mezclado hasta con un 10% de bioetanol sin necesitar hacer modificaciones en su motor. Algunos coches, de modelos más recientes, pueden correr con bioetanol puro.

El biodiesel se produce a partir de una variedad de aceites vegetales, como la soja, la palma y la colza, más grasas animales. Este fuel puede reemplazar al diesel regular sin modificar los motores.

El etanol de celulosa es otra variedad y se hace a partir de la fibra descompuesta de las hierbas o de otras clases de plantas. Los biofuel de todos los tipos son renovables ya que los cultivos crecen en temporada, son cosechados y replantados para obtener nuevas producciones una y otra vez.

En el discurso de George Bush de 2007 sobre el Estado de la Unión anunció: “Es de interés vital para nosotros que diversifiquemos los suministros energéticos de EEUU, por lo que debemos continuar invirtiendo en nuevos métodos para producir etanol y reducir en un 20% el uso de la gasolina en EEUU en los próximos años. Para lograrlo, debemos fijarnos el objetivo de conseguir 35 mil millones de galones de fuel renovable y alternativo en 2017 para reducir nuestra dependencia del petróleo extranjero”.
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Mensaje  Admin Lun Oct 27, 2008 2:05 pm

Anteriormente, el Congreso aprobó el Acta para la Política Energética de 2005 que establecía un mandato para aumentar la producción de fuel y etanol hasta cuatro mil millones de galones en 2006 y hasta 7.500 millones para 2012. El año pasado se alcanzaron ya los 6.500 millones de barriles y se va camino de lograr los 9.000 millones este año.

El Acta por la Seguridad e Independencia de la Energía impulsó el esquema de la administración Bush con multitud de subsidios al sector agrícola. Su versión final fue aprobada sin problemas en diciembre por las dos Cámaras, y George Bush lo hizo oficial el 19 de diciembre. Subió las previsiones de 2005 con uno de sus llamamientos a producir 36.000 millones de galones de fuel renovables en 2022 para reemplazar el 15% de su equivalente en petróleo. Eso supone aumentar casi en cinco veces los niveles actuales, y pueden fijarse nuevos objetivos mientras sigan subiendo los precios del petróleo (que el 21 de abril alcanzaron los 117$ por barril) para justificar alternativas más baratas, y algunos de la comunidad del medio ambiente proclaman que los biofuel son menos dañinos para el medio ambiente.

Sigan aplaudiendo, pero abran los ojos a la realidad. Al consideran todos los efectos que supone producirlos, se ve, en dos palabras: que los combustibles orgánicos destrozan las selvas tropicales, reducen las reservas acuíferas, exterminan las especies e incrementan las emisiones invernadero. Al menos eso es lo que el Science Magazine dice en su número más reciente. Revisaba estudios que habían examinado cómo la destrucción de ecosistemas naturales (tales como las selvas tropicales y las praderas sudamericanas) no sólo libera gases invernadero cuando se queman y se aran sino que también priva al planeta de esponjas naturales que absorben las emisiones de carbón. La tierra cultivable absorbe mucho menos carbón que las selvas tropicales, y también absorbe menos el monte que las reemplaza.

El científico de Nature Conservancy, Joseph Fargione (principal autor de un estudio), concluía que la aniquilación de las praderas, a causa del fuel fabricado anualmente a partir de esa tierra, libera 93 veces una cantidad de gases invernaderos que podrían haberse evitado. Para los científicos y otras personas preocupadas por el calentamiento global, la investigación descubría que la producción de biofuel exacerba ese problema y por tanto hay que reconsiderarla. Otros no están de acuerdo y, de momento, continúa la tendencia en Europa y EEUU, fijándose ambiciosos objetivos que prestan poca atención a las consecuencias que prefieren ignorar.

Eric Holt-Gimenez, director ejecutivo del Food Frist/Institute for Food and Development Policy, sí concede mucha atención al tema y escribió sobre él en un artículo publicado el pasado junio por la Agencia Latinoamericana de Información (ALAI) que fue ampliamente distribuido con posterioridad. Su título era: “Biocombustibles: Los Cinco Mitos de la transición a los Agrocombustibles”. Como él señala: “Es necesario deshacer todo el equipaje mítico de los agrocombustibles de transición”:

1. Los agrocombustibles no son limpios ni verdes. Como se dijo antes, producen muchísimas más emisiones de gases invernadero que las que ahorran y también requieren grandes cantidades de fertilizantes a base de petróleo, que contaminan aún más.

2. La producción de agrocombustibles destruirá inmensas extensiones de bosques en países como Brasil, donde está bien documentada la colosal devastación de la Selva del Amazonas, que sigue actualmente aumentando a una velocidad de 325.000 hectáreas al año. En Indonesia, para 2020, “las plantaciones de aceite de palma para biodiesel seguirán siendo la causa principal de pérdida de bosques en un país que tiene una de las tasas de deforestación más altas del mundo”.

3. Los agrocombustibles destruirán el desarrollo rural. Los pequeños campesinos se verán obligados a dejar sus tierras y lo mismo les ocurrirá a otros miles en comunidades que tendrán que hacer sitio a las Grandes del Petróleo, a los negocios y tecnología agropecuarios, que llegarán y se apoderarán de inmensos beneficios destinados a los multimillonarios.

4. Los agrocombustibles aumentan el hambre. Los pobres son siempre los que peor parados salen, el tópico está ya expuesto arriba, y Holt-Gimenez cita otra previsión. El International Food Poilcy Research Institute estima que los precios de los productos alimentarios de primera necesidad aumentarán de un 30 a un 33% en 2010, pero esa cifra se ha quedado ya obsoleta al considerar los datos actuales. El FPRI ve también un continuo aumento hasta 2020 de entre el 26 al 135%, que será catastrófico para los pobres del mundo que no pueden permitirse ya pagar los precios actuales y que no tienen posibilidades de aumentar sus ingresos más que de forma marginal, en caso de tener alguna posibilidad.

5. Unos agrocombustibles mejores, de “segunda generación”, no es algo que esté a la vuelta de la esquina. Aunque se nos trata de vender que son respetuosos con el medio ambiente y que los árboles y el Panicum virgatum (una especie de hierba alta de pradera de estación cálida que crece en el centro de Estados Unidos) crecen deprisa. Holt-Gimenez denomina a ese argumento de “cebo y juego de trileros alrededor de la Panicum virgatum” creado para sustentar la hipótesis de la producción de primera generación ahora en marcha. Los problemas ambientales son los mismos y se verán aún más inmensamente agravados por las plantaciones de cosechas extensivas de GMO (**).

Holt-Gimenez considera los agrocombustibles como un “caballo de Troya genético” que está permitiendo que gigantes del negocio agropecuario como Monsanto “colonicen a la vez nuestro fuel y nuestro sistema alimentario”, que apenas sirven para contrarrestar la creciente demanda de petróleo, que se llevan inmensos beneficios de ese plan, que lo consiguen a expensas de los contribuyentes, que es exactamente lo que está sucediendo también con las Grandes del Petróleo en ese aspecto, como modo de diversificar mediante mayores inversiones en biofuel. Más sobre esto a continuación.

El Fantasma de Henry Kissinger

Kissinger hizo en 1970 un comentario escalofriante que explica bastante lo que está sucediendo ahora: “Controla el petróleo y controlarás las naciones; controla los alimentos y controlarás a los pueblos”. Combínalo con un incontestable poder militar y lo controlarás todo, dijo también, probablemente, Kissinger.

Dijo mucho más en su memorando clasificado de 1974 sobre un proyecto secreto denominado National Security Study Memorandum 200 (NSSM 200) sobre “un plan de acción para la población mundial” en aras a conseguir un drástico control de la población global. Quería reducirla en cientos de millones, utilizando los alimentos como arma, y reorganizando de forma total el mercado global de alimentos para conseguir la destrucción de granjas familiares y su reemplazo por fábricas (dirigidas por el negocio agropecuario). Esto ha estado llevándose a cabo durante décadas, apoyado desde enero de 1995 por la fuerza del WTO, y caracterizado ahora por inmensos gigantes agropecuarios con monstruosos poderes integrados verticalmente que controlan todos los aspectos de los alimentos que comemos, desde los laboratorios de investigación a las plantaciones al procesamiento a los supermercados y a otros aspectos alimentarios en los mercados de todo el mundo.

Pero hay más aún y es peor. Hoy en día, cinco gigantes del negocio agropecuario, con muy poca fanfarria y enorme respaldo gubernamental, hacen planes a lo grande a costa nuestra: controlar los suministros de alimentos mundiales mediante la manipulación genética de los biocombustibles como parte de un esquema más amplio.

Al desviar cosechas para el fuel, los precios se han disparado y cinco gigantes del “Agro biotecnológico” se están aprovechando de ello: Monsanto, DuPont, Dow Agrisciences, Sygenta y Bayer CropScience AG. Su solución: convertir todas las cosechas en GMO, vendiéndolas como medio para incrementar la producción y reducir costes, y proclamando que esa es la solución al alza de precios y al hambre del mundo.

En realidad, el poder agropecuario aumenta los precios, controla la producción para mantenerla alta y el principal objetivo detrás de la actual situación es la conversión de las tierras de labranza en fábricas de biocombustibles. Produciendo menos para alimentación y aumentando la demanda mundial de alimentos, los precios suben y la rampante especulación de artículos básicos de consumo exacerba el problema con comerciantes encantados de poder sacar inmensos beneficios. Es otro aspecto del esquema de transferencia de la riqueza desde hace décadas: de la mayoría mundial a una elite de unos pocos. Mientras la tendencia continúe, su momentum es auto-sostenible y funciona porque los gobiernos lo apoyan. Subvencionan el problema, suavizan las normativas, dejan libertad absoluta a las empresas y sostienen que los mercados funcionan mejor dejándoles a su aire.

Como se mencionó antes, alrededor del 43% de la producción del maíz estadounidense se destina a la alimentación del ganado, pero cada vez se destinan cantidades mayores a los combustibles: en estos momentos, posiblemente, el 25-30% de la producción, comparado con el 14% de hace dos años; desde 2001 ha supuesto una subida del 300%. El total excede actualmente de lo que se destina a la exportación y no parece que la tendencia vaya a disminuir. El resultado, por supuesto, es que las reservas de grano mundiales disminuyen, los precios se disparan, millones de personas se mueren de hambre, los gobiernos lo permiten y son sólo los primeros capítulos de una horrenda tendencia a largo plazo: transformar radicalmente la agricultura de forma que resulte humanamente destructiva de la siguiente forma:

· Permitiendo que los negocios agropecuarios y las Grandes del Petróleo la controlen para su beneficio a costa de la salud y bienestar del consumidor;

· Convirtiéndolo todo en genéticamente manipulable e infligiendo un gran daño potencial a la salud humana; y

· Produciendo cantidades reducidas de cosechas para la alimentación, desviando cantidades cada vez mayores para combustibles, permitiendo que los precios se disparen, valorando igual los alimentos que el petróleo, poniendo fin a la responsabilidad de los gobiernos sobre la seguridad alimentaría y tolerando lo impensable: que se ponga en peligro la vida de cientos de millones de pobres de todo el mundo, permitiendo que se mueran de hambre con tal de conseguir más beneficios.

Ese es el maravillo mundo neoliberal que los estrategas tienen en mente. Se sienten a gusto con sus planes, de los que apenas les desvían las angustias económicas actuales. Son bien conscientes de las crecientes protestas mundiales que podrían ser inmensamente negativas, pero muy centrados, no obstante, en encontrar vías más inteligentes para seguir adelante con lo que llevan tanto tiempo preparando y trabajando. Por eso no van a permitir en absoluto que la miseria humana haga peligrar sus grandes beneficios.

Si no quieren cambiar, el pueblo tendrá que hacerlo por ellos y, a lo largo de la historia, eso es lo que siempre ha funcionado. Con el tiempo, elevar las protestas cuando las amenazas se incrementen, y puede que esas amenazas sean ya tan graves que nunca hubiéramos podido imaginarlas.

Qué mejor momento para un nuevo movimiento social como los del pasado en que eran las fuerzas esenciales para el cambio. El afamado organizador comunitario Saul Alinsky sabía muy bien que la forma de golpear al dinero organizado es mediante el pueblo organizado. Y así fue como triunfaron tomando las calles, haciendo huelgas, boicots, desafiando a las autoridades, paralizando empresas, pagando con sus vidas y, en última instancia, prevaleciendo al saber que el cambio nunca llega de arriba a abajo. Siempre es desde las raíces, de abajo a arriba, y que mejor momento para eso que ahora. Es hora ya de que la democracia valga para todos, que no toleremos los destructivos GMO y los esquemas de los biocombustibles, y que “América la Bella” no siga siendo sólo para las elites y nadie más.

N. de la T.:

(*) Celemín: medida para áridos, equivalente a 4,625 litros

(**) GMO: [organismo genéticamente modificado],

Stephen Lendman es investigador asociado del Centro para las Investigaciones sobre Globalización. Vive en Chicago y puede contactarse con él en: lendmanstephen@sbcglobal.net;

Su página en Internet es: www.sj.lendman.blogspot.com

Enlace con texto original en inglés:

www.global.research.ca/indez.php?context=va&aid=8712
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HAMBRUNA EN EL MUNDO O CRISIS ALIMENTARIA Empty Catástrofe humanitaria

Mensaje  Admin Lun Oct 27, 2008 2:06 pm

Catástrofe humanitaria
La ONU no logra frenar la hambruna y la sequía en África
por Juan Gasparini*

Las agencias humanitarias de Naciones Unidas no consiguen cauterizar el hambre y la aridez en el norte del África, donde 20 millones de nómades y pastores en Etiopia, Yibuti, Somalia, Eritrea, Kenia y Tanzania se extinguen por inanición, viendo morir a la ganadería de cebúes, camellos y cabras. La Unión Interparlamentaria, que nuclea a las cámaras legislativas de todo el mundo, pide que se exija a los gobiernos medidas urgentes para desbloquear fondos de ayuda humanitaria. La Cruz Roja Internacional espera de todos sus Estados miembros un socorro inmediato.
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16 de abril de 2006

Desde
Ginebra (Suiza)




Las agencias humanitarias de Naciones Unidas no consiguen cauterizar el hambre y la aridez en el norte del África, donde 20 millones de nómades y pastores en Etiopia, Yibuti, Somalia, Eritrea, Kenia y Tanzania se extinguen por inanición, viendo morir a la ganadería de cebúes, camellos y cabras. La Unión Interparlamentaria, que nuclea a las cámaras legislativas de todo el mundo, pide que se exija a los gobiernos medidas urgentes para desbloquear fondos de ayuda humanitaria. La Cruz Roja Internacional espera de todos sus Estados miembros un socorro inmediato.

“La sequía ya dura tres años, los oasis se han secado y no llueve, las napas de agua están a cien metros bajo tierra y la tecnología que disponen solo les permite hacer pozos de cincuenta metros de profundidad, el suelo es duro como el asfalto, es una catástrofe que reclama una intervención urgente de la comunidad internacional para enfrentar la condena a muerte de estos pueblos milenarios”, estima el suizo Jean Ziegler, relator de la Comisión de Derechos Humanos de la ONU para el derecho a la alimentación.

Ziegler agrega que los organismos de Naciones Unidas requieren 38 millones de dólares para sostener a las personas con agua y comida, también imprescindibles para el ganado desfalleciente por extenuación, al que además hay que auxiliar con vacunas y antiparasitarios. “En esa región se ha destruido el ecosistema, hay que reconstruir la infraestructura de esos países para que salgan de la vulnerabilidad, creando nuevas redes de riego, una etapa posterior ineludible una vez que se ponga en marcha la operación que estamos tratando de encarrilar ahora, que es humanitaria y veterinaria”, concluye Ziegler.

En Somalia las zonas más afectadas son las del centro y sur del país, en Gedo, Bay, Bakol y Jubba, donde el ganado está siendo diezmado por falta de manutención y agua, quitándole a la población una fuente de comida. En Tanzania el 85% de su territorio se haya desbastado por razones similares. Los conflictos armados en la zona, que han provocado el flujo de exilados etíopes en Somalia y de somalíes en Kenia, ensanchan el drama. Las reservas en los almacenes de la ONU existentes hoy no logran garantizar las 2200 calorías diarias por persona que estipula la Organización Mundial de la Salud (OMS), imprescindibles para sobrevivir en los campamentos de refugiados.

Anders Johnson, Secretario General de la Unión Interparlamentaria (UIP), que congrega a 143 parlamentos en el mundo, acaba de lanzar desde Ginebra un llamado a sus integrantes para que vigilen a los gobiernos. “Exhortamos a un gesto humanitario y político, está muriendo gente por falta de ayuda, los parlamentos deben asumir su papel de control de los gobiernos, que llamen a los ministros concernidos o que pregunten en los debates para que se haga todo el esfuerzo posible a favor de 20 millones de personas protagonistas de una tragedia”. El próximo 5 de mayo, la UIP tendrá su asamblea anual en Nairobi, a la que acudirán 1500 parlamentarios, justamente en la capital de Kenia, cuyo presidente, Mwai Kibaki, viene de anunciar que 5 millones de sus compatriotas están amenazados por la hambruna a causa de la falta de lluvias y alimentos.

La Federación Internacional de la Cruz Roja ha puesto en marcha desde su central de Ginebra un plan para aportar un apoyo directo a 800 mil personas vulnerables en los próximos seis meses, en Kenia, Ruanda, Tanzania, Etiopia y Burundi. Para ello le hacen falta casi 13 millones de euros, habiendo reunido, de momento, solo el 20%. Las penurias se extienden al Sahel, donde necesitan 20 millones de euros más para paliar los mismos males en Burkina Faso, Mali, Mauritania y Níger. Esa Federación Internacional espera un esfuerzo financiero de gobiernos y empresas privadas, incluyendo a las agencias nacionales en todo el mundo.
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HAMBRUNA EN EL MUNDO O CRISIS ALIMENTARIA Empty LA DERECHA DICE QUE NO HAY CRISIS,CUANDO EL HUNDIMIENTO MUNDIAL ECONOMICO ES REAL

Mensaje  Admin Lun Oct 27, 2008 9:24 pm

PORQUE AHORA LA DERECHA DICE QUE NO HAY CRISIS,CUANDO EL HUNDIMIENTO MUNDIAL ECONOMICO ES REAL Y VA PEOR Y ES MUCHO MAS GRAVE DE LO QUE SE CUENTA

Motines del hambre


Ignacio Ramonet
Le Monde Diplomatique



Ya son más de treinta y siete los países en los que la inseguridad alimentaria ha provocado protestas. Las primeras tuvieron lugar en México el año pasado por el aumento exagerado del precio del maíz. También en Myanmar (antigua Birmania) la insurrección de los monjes, en septiembre de 2007, comenzó por manifestaciones de descontento contra la carestía de los alimentos. Y en las últimas semanas hemos asistido a tumultos en diversas ciudades de Egipto, Marruecos, Haití, Filipinas, Indonesia, Pakistán, Bangladés, Malasia y sobre todo de África Occidental (Senegal, Costa de Marfil, Camerún y Burkina Faso) (ver "Crisis cerealera", págs. 16 a 18).


Son rebeliones de los más pobres y limitadas al ámbito urbano. El campesinado, por el momento, no se ha amotinado, y las clases medias no se han sumado al alboroto. Pero lo harán si los precios de la comida siguen aumentando. Y éstos subirán pues lo paradójico de la situación es que nunca la producción agrícola había sido tan abundante. O sea que la carestía actual no se debe a la penuria, sino a otros factores. Habrá pues nuevos amotinamientos por hambre y durante un largo periodo. Que se traducirán por nuevas oleadas de emigración. Pues la comida representa hasta el 75% de los ingresos de las familias de países pobres, contra un 15% en los países ricos.

Para prevenir las próximas algaradas, algunos Gobiernos ya han multiplicado las medidas: Kazajistán ha suspendido todas sus exportaciones de trigo, Indonesia ha decidido limitar las de arroz, Filipinas ha declarado la guerra a los especuladores, y Argentina, Vietnam y Rusia han restringido sus ventas de trigo, arroz y soja al extranjero.

Pero los precios siguen en alza. Desde marzo de 2007, el valor de los productos lácteos ha subido un 80%, el de la soja un 87%, y el del trigo, un 130%. El Banco Mundial, que no está exento de responsabilidad (léase, p. 32, el artículo de Serge Halimi), afirma que estos aumentos han empujado al abismo de la miseria a más de cien millones de habitantes de los países pobres. Y el Fondo Internacional de Desarrollo Agrícola estima que por cada aumento de 1% del coste de los alimentos de base, 16 millones de personas se ven sumergidas en la inseguridad alimentaria. Lo cual significa que 1.200 millones de seres humanos podrían padecer hambre crónica de aquí a 2025.

¿Por qué aumentan los precios de la comida? Esencialmente, por cuatro razones. Primero porque la elevación del nivel de vida de países como China, la India y Brasil ha modificado los hábitos alimentarios. Se consume más carne, luego hay que criar más ganado. El cual consume una parte importante de las cosechas de cereales. Las nuevas clases medias comen más veces a la semana carne de pollo y de cerdo, y estos animales se nutren a base de soja y de maíz. Como la población mundial va a seguir creciendo y el poder adquisitivo de muchas personas va a continuar elevándose, se producirá un cambio estructural. El ecologista Lester Brown lo anuncia: "Cuando los chinos consuman tanta carne como los estadounidenses, absorberán el 50% de los cereales del mundo" (1).

Segundo, porque una parte de la producción alimentaria (caña de azúcar, girasol, colza, trigo, remolacha) se destina ahora a la producción de agrocarburantes. Las tierras y los cultivos que se dedican a esa actividad ya no dan alimentos para los seres humanos. Y esto también se va a agravar. La Unión Europea ha decidido que un 10% del total de hidrocarburos consumidos de aquí a 2020 deben ser agrocarburantes. Y el presidente de Estados Unidos, George W. Bush, pide que sea un 15%, de aquí a 2017. A tal punto que países con déficit alimentario como Senegal o Indonesia han resuelto producir agrocarburantes en vez de vegetales comestibles. Responsable en parte de esta situación, el Fondo Monetario Internacional afirma que entre un 20% y un 50% de las cosechas mundiales de maíz y de colza ya están siendo desviadas para elaborar carburantes.

Tercero, porque el estallido de los precios del petróleo -por encima de 115 dólares el barril- encarece el coste de los transportes, en particular el del traslado de los artículos del agro y por consiguiente el valor de los alimentos.

Cuarto, por efecto de la especulación financiera. Huyendo de la crisis de los subprime , los fondos de inversiones apuestan en este momento por los productos alimentarios: soja, trigo, arroz, maíz. Son valores refugio. Los fondos compran y almacenan apostando por el alza. Como los acaparadores de siempre, los nuevos especuladores no dudan en enriquecerse con las hambrunas que ellos mismos contribuyen a crear. Se estima que la especulacion está causando un 10% de las subidas de los alimentos.

Los países ricos se comprometieron hace tiempo a consagrar el 0,7% de su Producto Interior Bruto al apoyo de los países pobres. Muy pocos han cumplido esa promesa. En su conjunto, el año pasado la ayuda disminuyó un 8,4%. ¡Y la asistencia a la agricultura de los Estados del Sur bajó, en los últimos veinte años, un 50%! ¿Cómo extrañarse de la proliferación de los motines? ¿A qué se espera para crear, por fin, un gran Fondo Mundial contra el Hambre?


La prueba resplandeciente del neoliberalismo criminal

Damien Millet
CADTM

El artículo 25 de la Declaración Universal de los Derechos Humanos estipula que «Toda persona tiene derecho a un nivel de vida suficiente para garantizar su salud, su bienestar y los de su familia, especialmente para la alimentación, el vestido, el alojamiento, la sanidad y los servicios sociales básicos».

En el momento en que el valor de las materias primas estalla en los mercados mundiales, este derecho a la alimentación es escarnecido por el modelo económico neoliberal impuesto por la fuerza por el trío infernal formado por el Fondo Monetario Internacional (FMI), el Banco Mundial (BM) y la Organización Mundial del Comercio (OMC). Después de una reducción muy importante de los valores durante más de veinte años, la tendencia dio un vuelco en el segundo semestre de 2001. En primer lugar en el sector energético y el de los metales, y a continuación se dirigió a los productos alimentarios. Las subidas son enormes. En un año, los precios del arroz y el trigo se han duplicado. El barril de petróleo llegó a 115 dólares, la onza de oro a 1.000 dólares, el celemín de maíz a 6 dólares. Las existencias de cereales son las más bajas desde hace un cuarto de siglo. El coste de la comida subió de manera tan desorbitada, que en más de treinta países las poblaciones han salido a las calles para gritar su rebeldía.

Las explicaciones propuestas a menudo se presentan como hechos inevitables: los desarreglos climáticos que reducen la producción de cereales en Australia y Ucrania; la subida del precio del petróleo que repercute en los transportes y por lo tanto sobre las mercancías; la demanda creciente de China y la India o el desarrollo de los biocombustibles, que ha excluido 100 millones de toneladas de cereales del sector alimentario en 2007. Muchos implicados se niegan a cuestionar el contexto económico en el que estos fenómenos se producen. Así, Louis Michael, comisario europeo responsable del desarrollo y la ayuda humanitaria, teme «un verdadero maremoto económico y humanitario» en África. La expresión es ambigua, ya que la imagen del maremoto hace referencia a una catástrofe natural que nos sobrepasa y, demasiado fácilmente, exime de su culpa a una serie de responsables.

Recientemente, el FMI y el Banco Mundial dieron la voz de alarma. Se han liberado algunos fondos de urgencia. Pero, ¿quién recuerda que la ayuda pública al desarrollo entregada en 2007 por los países ricos bajó un 8,4%? Desde 1970 prometieron elevarla al 0,7% del producto interior bruto, pero actualmente no sobrepasa el 0,28% como promedio, a pesar de las manipulaciones estadísticas (inclusión de las condonaciones de deudas, los gastos de reconstrucción de Iraq y Afganistán, etcétera). Por añadidura esta ayuda se adjudica mayoritariamente sobre criterios geopolíticos, independientemente de las necesidades reales.

Y, ¿quién cuestionará la omnipotencia de los mercados financieros? Los organismos de crédito hipotecario estadounidenses, en los últimos años concedieron préstamos a un sector de la población ya muy endeudado, a un tipo de interés moderado durante dos años antes de encarecerlos vertiginosamente. Los prestamistas aseguraban a los prestatarios que sus inmuebles se revalorizarían rápidamente. En 2007 la burbuja inmobiliaria estalló. Entonces la crisis se propagó a múltiples protagonistas financieros que habían establecido confusos montajes de deudas y ejecutado enormes operaciones de «contabilidad invisible». Entonces la especulación se desplazó a otro sector que se ha vuelto más lucrativo: el de las materias primas, empujando sus valores al alza.

Finalmente, ¿quién señalará que el Banco Mundial aparece preocupado sobre todo porque las revueltas sociales amenazan la globalización neoliberal, cuya estructura genera pobreza, desigualdades y corrupción al prohibir cualquier forma de soberanía? Durante los años 80 y 90 se obligó a los países del Sur a seguir los dictados neoliberales en forma de políticas de ajuste estructural: reducción de las superficies destinadas a cultivos alimentarios y especialización en producción para la exportación, fin de los sistemas de estabilización de los precios, abandono del autoabastecimiento de cereales, debilitamiento de las economías por una extrema dependencia de la evolución de los mercados mundiales, fuerte reducción de los presupuestos sociales, supresión de las subvenciones para los productos básicos, apertura de los mercados y establecimiento de la competencia, injusta para los pequeños productores locales frente a las empresas transnacionales…

Actualmente las poblaciones del Sur lo están pagando muy caro y las instituciones implicadas deben rendir cuentas. Un tímido mea culpa en un informe semiconfidencial no es suficiente, ya que cometieron el crimen de imponer un modelo económico que ha despojado deliberadamente a las poblaciones pobres de la protección indispensable y ha demostrado su fracaso en términos de desarrollo humano.

Por lo tanto, se imponen tres caminos: la anulación de la deuda pública externa de los países del Sur, el abandono definitivo de las políticas neoliberales y la sustitución del FMI, el Banco Mundial y la OMC por instituciones democráticas que se preocupen, por fin, de garantizar los derechos fundamentales y el principio innegociable de la soberanía alimentaria.

Original en francés: http://www.cadtm.org/spip.php?article3325
Vía Campesina propone salidas a la crisis actual de hambruna

Adital - MAYO 2008

Un cambio de lógica, un cambio de visión es la única posibilidad de salida a la crisis integral - ambiental, energética, de alimentos- que se está reflejando en el mundo. Vía Campesina analiza y propone como expresión alternativa una mirada a la actual situación de la cual se están beneficiando las empresas multinacionales como Nestlé y otras que han aumentado en la condición de hambruna 40% sus utilidades. La privatización de los territorios de indígenas, de afrodescendientes y de campesinos, su reconversión en monocultivos de soja, de palma, de azúcar, de maíz, de remolacha por parte de empresas privadas a través de tratados de libre comercio con Estados Unidos, Europa, China está desencadenando una crisis del planeta y de la humanidad en su conjunto que se expresa en el aumento del costo de los alimentos básicos, la destrucción ambiental y el hambre.

Súmate leyendo el texto de Vía Campesina que propone salidas a la crisis actual de hambruna www.viacampesina.org
Súmate a las iniciativas de protección territorial, ambiental y social que se desarrolla en Colombia, en México, en Guatemala, en Chile, en Brasil, en Honduras, en Santo Domingo, en España, en Francia, en Estados Unidos.
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HAMBRUNA EN EL MUNDO O CRISIS ALIMENTARIA Empty 2ºLA DERECHA DICE QUE NO HAY CRISIS,CUANDO EL HUNDIMIENTO MUNDIAL ECONOMICO ES REAL

Mensaje  Admin Lun Oct 27, 2008 9:25 pm

Los precios de los cereales en el mercado mundial están subiendo. Los precios del trigo han aumentado un 130% en el periodo de marzo 2007-marzo 20081. Los precios del arroz aumentaron casi un 17% en el 2007 y aumentaron otro 30% en marzo del 2008. Los precios del maíz subieron un 35% entre marzo del 2007 y marzo del 2008 (1). En los países que dependen mucho de la importación de alimentos, algunos precios han subido dramáticamente. Las familias pobres ven que suben los recibos de la comida y que no pueden ya hacer frente a los gastos para comprar lo mínimo necesario. En muchos países los precios de los cereales se han doblado o triplicado durante el año pasado. Los gobiernos de estos países están bajo mucha presión para hacer accesible la comida a un precio razonable. El gobierno de Haití ya se ha encontrado con este tema. Y en numerosos otros países (ej. Camerún, Egipto, Filipinas…) están teniendo lugar fuertes protestas.

La crisis actual: una consecuencia de la liberalización de la agricultura

Algunos analistas han estado culpando exclusivamente a los agrocombustibles, a la creciente demanda mundial o al calentamiento global de la actual crisis alimentaria. Pero en realidad, esta crisis también es el resultado de muchos años de políticas destructivas que socavaron las producciones nacionales de alimentos, y obligaron a los campesinos/as a producir cultivos comerciales para compañías multinacionales (TNC) y a comprar sus alimentos de las mismas multinacionales (o a otras…) en el mercado mundial.
En los últimos 20-30 años el Banco Mundial y el Fondo Monetario Internacional (FMI), y posteriormente la Organización Mundial del Comercio (OMC) han forzado a los países a disminuir su inversión en la producción alimentaria y su apoyo a los/as campesinos/as y pequeños agricultores, que son las claves de la producción alimentaria. Sin embargo los pequeños productores son los productores claves de alimentos del mundo.

Según la FAO, el déficit alimentario en el oeste de África aumentó un 81% en el periodo de 1995-2004. En este periodo la importación de cereales aumentó un 102%, la de azúcar un 83%, los productos lácteos un 152% y las aves un 500%. De acuerdo con el FIDA (2007), sin embargo, esta región tiene el potencial de producir alimentos suficientes. Y por todo el mundo, a pesar de que aumenta la vulnerabilidad de los países la liberalización avanza: La Unión Europea está forzando a los países de la ACP al llamado Acuerdo de Colaboración Económica, para liberalizar el sector agrícola con efectos adversos predecibles para la producción alimentaria.

La emergencia de los agrocombustibles es otra de las causas del aumento de precios de los alimentos. Durante los últimos años, las multinacionales y los poderes económicos mundiales, como EE.UU. y la UE, han desarrollado rápidamente la producción de agrocombustibles. Subsidios e inversiones masivas se están dirigiendo hacia este sector en auge. Con el resultado de que las tierras están pasando en poco tiempo masivamente de la producción de comida a la producción de agrocombustibles. Y una parte importante del maíz de EE.UU ha 'desaparecido' repentinamente, pues fue comprada para la producción de etanol.
Esta explosión incontrolada del sector de los bio-combustibles causó un gran impacto en los ya inestables mercados internacionales de la agricultura. Egipto, uno de los mayores importadores de cereales, ha reclamado a EE.UU y a la UE que detengan el crecimiento de la producción de maíz y otros cultivos para los agrocombustibles. En Egipto los precios de los alimentos, incluyendo el pan subvencionado, subieron cerca de un 30% el año pasado (4). En Filipinas, el gobierno se está fijando en 1,2 millones de hectáreas para la producción de jatropha en la isla del sur, Mindanao, mediante la Compañía Nacional del Petróleo de Filipinas - Corporación de Combustibles Alternativos.

También está identificando más de 400,000 hectáreas de tierra para inversiones del sector privado. Jatropha curcas es un arbusto no comestible resistente a la sequía. Produce frutos del tamaño de pelotas de golf que contienen un aceite que puede convertirse en agrocombustible. Se esperan impactos sobre la seguridad alimentaria local (5).

Especuladores: apuesta por la escasez esperada

La especulación, a menudo eclipsada en los debates públicos, es una de las causas principales de la actual crisis de los alimentos. La producción permanece a un nivel alto, pero los especuladores apuestan en la escasez esperada y aumentan artificialmente los precios.

Aunque es cierto que durante los últimos años la demanda ha aumentado un poco más comparada con la producción, una política nacional e internacional equilibrada dirigida a la producción alimentaria de cada país podría fácilmente corregir la situación y asegurar precios estables para los/as campesinos/as y consumidores/as.
Las multinacionales y los analistas convencionales predicen que la tierra se utilizará cada vez más para agrocombustibles (maíz, pero también aceite de palma, semilla de colza, caña de azúcar…) Predicen que la media clase ascendiente de Asia comenzará a comprar carne lo cual aumentará la demanda de cereales. Además predicen efectos climáticos negativos para la producción alimentaria, como sequías e inundaciones severas. Mientras tanto, las multinacionales obtienen agresivamente enormes áreas de tierras agrícolas alrededor de las ciudades con fines especulativos, expulsando a los campesinos. En India se han establecido más de 700 así llamadas 'Nuevas Zonas Económicas', expulsando de sus tierras a los agricultores.

Basándose en estas predicciones, las multinacionales manipulan los mercados

En muchos países, los grandes supermercados están a punto de obtener el monopolio del poder y aumentan los precios mucho más de lo justificado por la subida de precios de los productos agrícolas. Por ejemplo, en Francia, el precio de ciertos yogures de incrementó un 40% aunque el coste de la leche sólo supone un tercio del precio total. Una subida sustancial de los precios de la leche para los agricultores nunca podría causar tal aumento de precio (3).

En Alemania, los agricultores han visto cómo los precios que les pagan en la granja por la leche han descendido un 20-30%, llevándoles a la bancarrota. Esto se debe a que los supermercados utilizan productos lácteos baratos como un instrumento de marketing para atraer a los consumidores.

La especulación financiera internacional está jugando un papel muy importante en el aumento de precios de los alimentos desde el verano de 2007. Debido a la crisis financiera de los EE.UU., los especuladores han empezado a cambiar los productos financieros por las materias primas, incluyendo los productos agrícolas. Esto afecta directamente a los precios en el mercado doméstico, pues muchos países dependen cada vez más de la importación de alimentos.

Esto está ocurriendo mientras todavía hay suficiente comida en el mundo para alimentar a la población global. Según la FAO, el mundo podría aún alimentar hasta 12 mil millones de personas en el futuro.

Lecciones aprendidas de la crisis: El Mercado no resolverá el problema

La inestabilidad del mercado alimentario internacional es una de las características de los mercados agrícolas: como la producción es de temporada y variable, los aumentos de producción no pueden reconocerse muy rápido, pues los cultivos necesitan tiempo para crecer. A la vez, el consumo no aumenta mucho aunque haya más comida disponible. Las pequeñas diferencias en los suministros y la demanda, las incertidumbres relativas a las cosechas futuras y la especulación en los mercados internacionales pueden crear efectos enormes en los precios. La volatilidad en los mercados alimentarios es debida sobre todo a la desregulación, la falta de control sobre los grandes agentes y la falta de la necesaria intervención estatal a nivel internacional y nacional para estabilizar los mercados. ¡Los mercados des-regulados son una parte crucial del problema!

Los/as campesinos/as y pequeños agricultores no se benefician de los altos precios Mientras los especuladores y comercios de gran escala se benefician de la crisis actual, la mayoría de los/as campesinos/as y agricultores no se benefician de los precios altos. Ellos cultivan los alimentos, pero la cosecha a menudo se les quita de las manos: ya está vendida al que presta el dinero, a la compañía de insumos agrícolas o directamente al comerciante o a la unidad de procesamiento.

Los precios del mercado interno deben estabilizarse en un nivel razonable para los campesinos y consumidores. Para que los campesinos puedan recibir precios que cubran los costes de producción y aseguren unos ingresos dignos y para los consumidores, para que estén protegidos de los precios altos. Hay que potenciar la venta directa de los/las campesinos/as y pequeños agricultores a los consumidores. El señor Jacques Diouf, secretario general de FAO, ha afirmado que los países en vías de desarrollo deben poder llegar a la autosuficiencia alimentaria (6).

En cada país hay que establecer un sistema de intervención que pueda estabilizar los precios del mercado. Para conseguirlo, los controles a la importación, con tasas y cuotas, son necesarios con el fin de regular la importación y evitar el dumping o las importaciones baratas que destruyen la producción interna del país. Hay que establecer una reserva de seguridad estatal con el objetivo de estabilizar el mercado interno: en tiempos de excedentes, el cereal puede cogerse del mercado para construir este fondo de reserva y utilizarlo en casos de carestía de cereal.

Por lo tanto, la tierra debería distribuirse de forma igualitaria a las personas sin tierra y a las familias de los/las campesinos/as mediante una genuina reforma agraria y de la tierra. Esta debería incluir el control y el acceso al agua, las semillas, créditos y tecnología apropiada. Debe permitirse a las personas producir de nuevo su propio alimento y sustentar a sus propias comunidades.

Hay que impedir que arrebaten y desalojen las tierras y que se expandan las tierras dedicadas a la agricultura de los grandes agro-negocios. Se necesitan medidas inmediatas para apoyar a los pequeños agriculturas y campesinos/as a aumentar su producción agro-ecológica de alimentos.

Los gobiernos nacionales no deben repetir el error de promover que las grandes compañías agrícolas inviertan en unidades de producción masiva de alimentos. Según la FAO, los países de la antigua URSS planean abrir sus tierras a las compañías de agro-negocios para producir comida en la tierra que actualmente no se cultiva. Esto puede convertirse en otro error si se presenta como una solución a la crisis de los alimentos.

Regular los mercados internacionales y aplicar derechos básicos

A nivel internacional hay que tomar medidas para la estabilización. Deben establecerse reservas de seguridad internacionales así como un mecanismo de intervención para estabilizar los precios a un nivel razonable en los mercados internacionales. Los países exportadores deben aceptar las normas internacionales que controlan las cantidades que pueden llevar al mercado.

Los países deben tener la libertad de controlar las importaciones para poder proteger la producción nacional de alimentos.

La producción de cereales para agrocombustibles es inaceptable y debe detenerse, pues compite con la producción de alimentos.

Como primer paso pedimos una moratoria inmediata sobre los agrocombustibles, como propuso el antiguo enviado especial de la ONU, Jean Ziegler, en relación al Derecho a los Alimentos.
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HAMBRUNA EN EL MUNDO O CRISIS ALIMENTARIA Empty CRISIS ALIMENTARIA MUNDIAL

Mensaje  Admin Lun Oct 27, 2008 10:21 pm

en curso es uno de los mayores desafíos que enfrentan los pobres del mundo, ya que pone a prueba tanto sus movimientos sociales y políticos como sus formas de sobrevivencia. Como se ha escrito en las últimas semanas, la feroz especulación con las commodities es muestra palpable de la decadencia del capitalismo, que ya sólo puede sobrevivir con base en la “acumulación por desposesión”. Si el neoliberalismo es la guerra para apropiarse de los recursos naturales o bienes comunes, la actual especulación con alimentos puede comprenderse como una guerra contra la vida (de los pobres), una guerra biopolítica por el dominio de los cuerpos.

Aunque los análisis más serios con que contamos aciertan en las causas del alza de precios de los alimentos, no atinan sin embargo a la hora de proponer soluciones. Éstas no vendrán de arriba. Un reciente artículo de Aníbal Quijano (“Descolonialidad del poder: el horizonte alternativo”) señala que “el capitalismo colonial/moderno ya no produce ni producirá más empleo, salvo ‘precarizado’ y ‘flexibilizado’, ni más servicios públicos, ni más libertades civiles”. Las alternativas no vendrán, por lo tanto, ni de los estados ni de las instituciones y organismos internacionales, cuyas acciones, a menudo espectaculares y mediáticas, apenas ponen parches a situaciones puntuales pero nunca abordan soluciones de fondo.

Para eso sería necesario, en primer lugar, dejar de considerar a los alimentos como commodities, o sea como valores de cambio al servicio de la acumulación de capital. Pero no existen instituciones capaces de hacerlo, ya que se topan necesariamente con las multinacionales y los gobiernos que las apoyan, entre ellas, claro, los llamados “progresistas” del cono sur de Sudamérica. La seguridad alimentaria que reclaman los pueblos, aparece en algunas prácticas de los de abajo, como los Sin Tierra de Brasil y el neozapatismo de Chiapas, en línea con la experiencia de millones de campesinos e indígenas que siguen cultivando sus parcelas, diversas y heterogéneas. Para hacerlo resisten el avance de los monocultivos y el militarismo, dos caras de un mismo proceso.

En las grandes ciudades, donde vive la mayor parte de la población de nuestro continente, también avanzan alternativas a la crisis de los alimentos. En las periferias de muchas ciudades latinoamericanas abundan las huertas comunitarias y los cultivos de alimentos, familiares o colectivos, que serán el camino a seguir por millones de pobres urbanos a medida que se profundice lo que una vecina de Ciudad Bolívar, suburbio de Bogotá, define como “guerra mundial por la comida”.

En uno de los barrios de esa gigantesca periferia urbana, llamado Potosí, rodeado de cerros donde los paramilitares dictan su ley, unos 15 mil habitantes inventan formas de agricultura urbana. En sólo cinco años han puesto en pie decenas de huertas en la escuela-comunidad Cerros del Sur, epicentro del movimiento, en los terrenos baldíos del barrio, en las propias viviendas y en las azoteas. La mayor funciona en el jardín infantil, donde los vecinos se turnan en minga (trabajo comunitario rotativo) para producir alimentos orgánicos que se vuelcan en el restaurante comunitario, donde 400 niños eluden la desnutrición.

Los cultivos forman parte de un proyecto de bioseguridad alimentaria que incluye también un mercado, inaugurado hace poco tiempo, donde los campesinos acuden a vender directamente a los vecinos, sin pasar por los intermediarios. El mercado quincenal es la forma visible de la alianza rural-urbana, entre pequeños campesinos y productores y consumidores urbanos, pero es también un espacio donde los pobres se relacionan entre sí, instalan ollas comunitarias, bailan y cantan. Una imagen de mercado similar a la que nos legó Fernand Braudel: el espacio de la vida económica, transparente, de competencia controlada, el terreno de la gente común y, por tanto, de beneficios exiguos. Este tipo de mercado ha sido literalmente aplastado por el capitalismo, donde los monopolios sustituyen la comunicación horizontal por el control vertical.

Uno de los mayores éxitos de las huertas de Potosí son los cultivos de quinua, cereal andino altamente nutritivo que complementa la dieta popular. Los vecinos se autoabastecen de quinua y crearon la Corporación Comunitaria Delicias del Sur, que cosecha, envasa y comercializa el producto. El mercado, situado en la plaza del barrio, es escenario de canjes de semillas y de “rondas populares de negocios” en las que se establecen acuerdos entre productores y consumidores populares, entre ellos los comedores comunitarios de Ciudad Bolívar. Uno de los acuerdos es potenciar el trueque, haciendo que cada productor destine 5 por ciento de su producción al intercambio sin moneda, para que todos puedan tener acceso a otros alimentos y productos.

La seguridad alimentaria forma parte de un proceso de construcción de poder desde abajo. No es apenas una cuestión técnica o de difusión de saberes, como pretenden las ONG. Por eso en Potosí han creado un consejo comunal electivo y cuentan con decenas de coordinadoras de cuadra que velan por la consolidación de la comunidad. Son espacios donde se toman las decisiones del día a día y las que afectan a la comunidad a largo plazo. Esa construcción de poder les ha permitido potenciar la producción de valores de uso, antes confinados al espacio doméstico, hasta convertirse en uno de los modos hegemónicos de producción en el barrio.

Puede replicarse, con razón, que se trata de experiencias locales que difícilmente pueden resolver problemas tan graves y vastos como la crisis alimentaria. Sin embargo, conviene no olvidar que las grandes transformaciones, como señaló el subcomandante Marcos en el Coloquio Aubry en diciembre pasado, “no comienzan arriba ni con hechos monumentales y épicos, sino con movimientos pequeños en su forma y que aparecen como irrelevantes para el político y el analista de arriba”.

https://www.youtube.com/watch?v=IBqxVEFtCX0 &feature=related
https://www.youtube.com/watch?v=7IunmSZ1-1c &feature=related
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https://www.youtube.com/watch?v=qn5eSYpbC60
https://www.youtube.com/watch?v=8cjIaIs-4pU &feature=related
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https://www.youtube.com/watch?v=2fmAuuSQ3rE &feature=related
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HAMBRUNA EN EL MUNDO O CRISIS ALIMENTARIA Empty Especular con el hambre, ¡eso sí que es terrorismo!

Mensaje  Admin Mar Oct 28, 2008 1:32 pm

Especular con el hambre, ¡eso sí que es terrorismo!

Así, como si se tratara de una catástrofe de esas que llaman naturales que arrasan cuando menos te lo esperas, toda esa estructura imperialista que se esconde tras el nombre de Naciones Unidas se muestra ante los medios como repentinamente arrollada por un insospechado tsunami, una crisis alimentaria mundial, a la que, altruistamente y como organización civilizada que es, se ve en la necesidad de responder... ¡Los pobres nos tienen ya tan acostumbrados a tenerles que echar una mano con sus imparables desgracias!

El que el precio del trigo se haya doblado en dos años y el del arroz, el alimento de primera necesidad de 3.000 millones de personas, haya aumentado un 70% en estos primeros meses de 2008, es, al parecer, una disfunción coyuntural que se puede semiatajar con ayudas puntuales, como la de Zapatero, «Quijote» donde los haya, que ha tirado de «chequera» («Público» dixit) en la cumbre de la FAO celebrada en Roma, y ha prometido destinar 500 millones de euros hasta 2012 para «combatir el hambre en el mundo». Por hacernos una idea de la generosidad torera del presidente español digamos que harían falta 20.000 millones de euros al año para tal fin y que, de todos modos, ni el dinero urgente (que no vale sino para destruir los últimos bastiones de pequeños productores) ni una FAO a las órdenes del BM, el FMI y la OMC van a arreglar el drama y poner fin a las causas estructurales que están en el origen de la crisis.

Al parecer, la protección y subsidios dados durante los últimos decenios por el FMI, el BM, la OMC, el BID (Banco Interamericano de Desarrollo) y estados varios, incluido el español, a determinadas corporaciones multinacionales y a ciertas políticas agrícolas de «ajuste estructural», de reconversión de tierras en monocultivos, de privatización de las empresas estatales más rentables, de implantación de los agrocarburantes a gran escala y de sustitución de la agricultura autosuficiente por la de exportación, no están en la raíz del hambre, la malnutrición y la muerte por inanición a la que se enfrentan cientos de millones de personas en pleno siglo XXI y en una situación de clara expansión de la producción. O, al menos, eso es lo que parecen querer hacernos creer, vista la decisión de mantener las políticas de dependencia Sur-Norte y de seguir apoyando a los gigantes de la agroalimentación.

Al parecer, la urgencia mostrada por Olivier de Schutter, el nuevo relator para la alimentación de la ONU, para realizar una reunión especial sobre la inseguridad alimentaria mundial sólo tiene que ver con el «humanitarismo» tan propio de la institución, y no tiene relación alguna con la imperiosa necesidad del sistema de torpedear el escenario que ya se está dibujando de multiplicación de los motines de hambre, viva imagen de la crisis estructural de un capitalismo mortífero que sólo se combate con lucha popular y organizada. Son ya millones los que se han rebelado contra la carestía y la inseguridad alimentaria en casi cincuenta países y que han obligado a esos sus gobiernos que tan diligentemente habían aplicado las recetas de las jefaturas multinacionales que controlan la ONU a tomar una serie de medidas contrarias a la sacrosanta «libertad de comercio»: reducir o suspender las exportaciones de trigo, arroz o soja; controlar a los especuladores... Las tensiones sociales aumentan incluso en estados con alto índice de crecimiento como China o India. Hasta en los países imperialistas occidentales, la escalada de los precios, unida al estancamiento salarial y al aumento del coste de las hipotecas y de los desahucios, presiona a los gobiernos a tomar medidas urgentes...

Las explicaciones de las autoridades responsables y sus expertos ante esta gravísima catástrofe son insuficientes, parciales, interesadas o simple y llanamente absurdas. Y es que lo último que van a reconocer es que, como escribe J. Petras en «The Structural Roots of Hunger, Food Crises and Riots», las raíces del problema están incrustadas en las estructuras profundas de la economía capitalista: es la configuración monopólica que opera tanto en el sector de los carburantes como en el de la alimentación la que impulsa su encarecimiento.

Según si la autoridad o el experto que expresa la opinión es conservador o «progresista» culpará más a un factor que a otro para explicar que millones se mueran de hambre mientras los stocks están rebosantes y se especula con el grano de años futuros, como hacían aquellos jauntxos contra los que nos rebelamos en Euskal Herria en matxinadas como la de 1766. Así, los de derechas se meterán más con los chinos (con los indios y los brasileños también, pero menos) porque, al aumentar su nivel de vida, les ha dado por comer carne y, claro, gastan mucho maíz y soja para alimentar a esos pollos, patos y cerditos a los que antes no tenían acceso. Es un asunto de oferta y demanda. Argumento conservador por excelencia son también el del excedente demográfico (demasiadas bocas que alimentar), la desertización o el cambio climático. Los «progresistas», por su parte, apuntan más a culpar del desastre al desvío de parte de la producción alimentaria (maíz, colza, trigo, girasol) para producir agrocarburantes. También achacan el fuerte incremento de precios al hecho de que, tras la caída de los «subprime», los inversores hayan decidido especular abiertamente con el hambre mundial, es decir, practicar el terrorismo especulativo. De hecho, hay bancos y consejeros financieros que recomiendan invertir de modo masivo en artículos de consumo y «aprovecharse del alza imparable en el precio de los alimentos», calificando de «oportunidad inmejorable» la «penuria de agua y de tierras agrícolas explotables». Y es que, como cínicamente afirman, por mucho que se agrave la crisis y que aumenten los precios, la gente va a seguir teniendo que comer.

El asunto no es que esos y otros elementos no intervengan en la carestía e inseguridad alimentarias actuales. El asunto es que todos ellos están directamente causados por las políticas impuestas por el sistema imperialista.

Nos dicen que la libre competencia y la apertura de mercados conducen a la eficacia y al descenso de los precios, cuando en el caso que nos ocupa conducen a la sobreproduccion, la inflación y la crisis. Nos ocultan que la expansión de los agrocombustibles se explica por el apoyo que le brindan las potencias económicas (España incluida) mediante políticas públicas, subvenciones y medidas legislativas.

Mientras algunas autoridades como Olivier de Schutter hacen como que hacen algo pidiendo regular o gravar la especulación y los mercados de futuros de «commodities» o materias primas que, calculan, es la causante de un aumento de los precios del 35%, bancos, consejeros e instituciones públicas siguen ofertando dichos artículos básicos de consumo como excelente producto financiero, entre otros para los fondos de pensiones, a las que les han metido ya una burbuja tras otra: la informática, la inmobiliaria, ahora la de «futuros» de productos básicos...

Cuando la recién terminada Cumbre de Alto Nivel sobre Seguridad Alimentaria sigue defendiendo las recetas neoliberales y la apertura de los mercados del Sur como modo de detener la escalada de precios, la realidad demuestra que, en la base de esa carestía y esa escasez, está la monopolización en pocas manos del proceso completo de producción, compra, distribución y venta de los alimentos: desde las grandes compañías de semillas y fertilizantes o los gigantes del agribusiness y los alimentos genéticamente modificados hasta quienes monopolizan la compra, transformación, distribución y venta de esos productos; desde Monsanto y Cargill hasta Nestlé, Wal-Mart, Carrefour o Aldidis (la central de compras europea en la que participa Eroski)... Como muy bien analiza Henri Houben en «Les coûts de la grande distribution» esas multinacionales han visto multiplicar sus beneficios y sus propietarios se sitúan entre los más ricos del planeta gracias precisamente al cada vez mayor desfase entre salarios y precios, entre lo que los trabajadores cobramos por producir y pagamos por sobrevivir, es decir, gracias a la pauperización estructural de la gran mayoría de la población. Por algo nos anuncian que los precios van a seguir subiendo inevitablemente, imparablemente, durante los próximos años... El capitalismo se sigue concentrando y necesita robar aún más, aunque sea a costa de (o gracias a) el genocidio de poblaciones enteras. Los pobres no explotables, cuando son demasiados, sobran... y muchos del primer mundo, también.

En el libro «El Imperio de la vergüenza», ya en 2005, desarrollaba el tema del hambre y el capitalismo depredador el ex relator especial de la ONU Jean Ziegler, a quien, por cierto, tuvimos ocasión de conocer durante aquel solidario, luchador, internacionalista y emocionante «Gernika 1937-1987», organizado por la izquierda abertzale cuando las fuerzas de la reacción no habían conseguido todavía siervos con «ética» suficiente como para apoyar su ilegalización.

Crimen contra la humanidad, terrorismo imperialista... vayamos poniendo nombre, teoría y práctica a la destructiva explotación de unos pocos (vascos incluidos) sobre todos los demás.
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HAMBRUNA EN EL MUNDO O CRISIS ALIMENTARIA Empty La crisis global: Alimento, agua y combu

Mensaje  Admin Mar Oct 28, 2008 1:36 pm

http://es.youtube.com/watch?v=TuljAsLjTZg
http://es.youtube.com/watch?v=SomXKQmZ9Cs &NR=1
http://es.youtube.com/watch?v=F8gWBmueKIQ &feature=related
La crisis global: Alimento, agua y combustible

Las balas cubiertas de azúcar del “libre mercado” están matando a nuestros hijos. El acto de asesinar es impremeditado. Es instrumentado de un modo indiferente mediante negocios programados por computadoras en las bolsas mercantiles de Nueva York y Chicago, donde se deciden los precios globales de arroz, trigo y maíz.

La pobreza no es sólo el resultado de fracasos de políticas en el ámbito nacional. La gente en diferentes países está siendo empobrecida simultáneamente como resultado de un mecanismo de mercado global. Un pequeño número de instituciones financieras y corporaciones globales tiene la capacidad de determinar, mediante la manipulación del mercado, el nivel de vida de millones de personas en todo el mundo.

Nos encontramos en la encrucijada de la crisis económica y social más seria de la historia moderna. El proceso de empobrecimiento global desatado al comienzo de la crisis de la deuda de los años ochenta ha llegado a un importante punto decisivo, llevando a la erupción simultánea de hambrunas en todas las principales regiones del mundo en desarrollo.

Hay muchas características complejas que subyacen a la crisis económica global, que tienen que ver con mercados financieros, la disminución de la producción, el colapso de instituciones estatales y el rápido desarrollo de una economía de guerra motivada por beneficios. Lo que es mencionado pocas veces en este análisis, es como esta reestructuración económica global afecta forzosamente a tres necesidades fundamentales de la vida: el alimento, el agua, y el combustible.

El suministro de alimento, agua y combustible es un prerrequisito para la sociedad civilizada: son factores necesarios para la supervivencia de la especie humana. En los últimos años, los precios de esas tres variables han aumentado dramáticamente en el ámbito global, con devastadoras consecuencias económicas y sociales.

Esos tres bienes o artículos de consumo esenciales, que en sentido real determinan la reproducción de la vida económica y social en el planeta Tierra, están bajo el control de un pequeño número de corporaciones e instituciones financieras globales.

Tanto el Estado como la gama de organizaciones internacionales – a las que se refieren a menudo como la ‘comunidad internacional’ – sirven los intereses libres de trabas del capitalismo global. Los principales organismos intergubernamentales, incluyendo a Naciones Unidas, las instituciones de Bretton Woods y la Organización Mundial de Comercio (OMC) han avalado el Nuevo Orden Mundial por cuenta de sus patrocinadores corporativos. Gobiernos en países desarrollados y en desarrollo han abandonado su papel histórico de reguladores de las variables económicas cruciales, así como de asegurar un sustento mínimo para sus pueblos.

Movimientos de protesta dirigidos contra los aumentos de los precios de alimentos y gasolina han hecho erupción simultáneamente en diferentes regiones del mundo. Las condiciones son particularmente críticas en Haití, Nicaragua, Guatemala, India, Bangladesh. La escalada de los precios de alimentos y combustible en Somalia ha precipitado a todo el país a una situación de hambruna masiva, combinada con una grave falta de agua. Una situación similar e igualmente seria prevalece en Etiopia.

Otros países afectados por el aumento fuera de control de los precios de alimentos incluyen a Indonesia, las Filipinas, Liberia, Egipto, Sudán, Mozambique, Zimbabue, Kenia, Eritrea, una larga lista de países empobrecidos..., para no hablar de los que están bajo ocupación militar extranjera, incluyendo a Iraq, Afganistán y Palestina.

Desregulación

El suministro de alimento, agua y combustible ya no es objeto de regulación o intervención gubernamentales o intergubernamentales a fin de aliviar la pobreza o evitar el estallido de hambrunas.

La suerte de millones de seres humanos es dirigida tras puertas cerradas en las salas de consejo de las corporaciones como parte de una agenda motivada por los beneficios.

Y como estos poderosos actores económicos operan a través de un mecanismo de mercado aparentemente neutral e “invisible,” los devastadores impactos sociales de aumentos amañados en los precios de alimentos, combustible y agua son descartados a la ligera como resultado de consideraciones de oferta y demanda.

Naturaleza de la crisis económica y social global

Confundidas en gran parte por informes oficiales y mediáticos, tanto la “crisis alimentaria” como la “crisis del petróleo” son el resultado de la manipulación especulativa de valores del mercado por parte de poderosos protagonistas económicos.

No se trata “crisis” distintas y separadas de los alimentos, el combustible y el agua, sino de un proceso global de reestructuración económica y social.

Los dramáticos aumentos de los precios de estos tres recursos esenciales no son algo casual. Estas tres variables, incluyendo los precios de de alimentos básicos, del agua para la producción y el consumo y de los combustibles son objeto de un proceso de manipulación deliberada y simultánea del mercado.

Al centro de la crisis alimentaria están los crecientes precios de alimentos básicos, combinados con un aumento dramático del precio del combustible.

Al mismo tiempo, el precio del agua que es un insumo esencial para la producción agrícola e industrial, la infraestructura social, la higiene pública y el consumo doméstico, ha aumentado abruptamente como resultado de un movimiento a escala mundial para privatizar los recursos acuíferos.

Estamos frente a una gran agitación económica y social, una crisis global, caracterizada por la relación triangular entre el agua, los alimentos, y el combustible: tres variables fundamentales, que afectan en conjunto los medios mismos para la supervivencia humana.

En términos muy concretos, estos aumentos de precios empobrecen y destruyen vidas humanas. Además, el colapso a escala mundial de los niveles de vida ocurre en un tiempo de guerra. Está íntimamente relacionado con la agenda militar. La guerra en Oriente Próximo tiene una relación directa con el control sobre las reservas de petróleo y del agua.

Aunque el agua no es actualmente una materia prima comercializada internacionalmente de la misma manera como el petróleo y los alimentos básicos, también es objeto de la manipulación del mercado a través de la privatización del agua.

Los actores económicos y financieros que operan detrás de puertas cerradas son:

los principales bancos y firmas financieras de Wall Street, incluyendo los especuladores institucionales que juegan un papel directo en los mercados de materias primas, incluyendo los mercados del petróleo y los alimentos.

Los gigantes del petróleo anglo-estadounidenses, incluyendo a British Petroleum (BP), ExxonMobil, Chevron-Texaco, Royal Dutch Shell.

Los conglomerados de la biotecnología y del agronegocio, que poseen los derechos de propiedad intelectual sobre semillas e insumos agrícolas. Las compañías de biotecnología también son importantes actores en las bolsas mercantiles de Nueva York y Chicago.

Los gigantes del agua incluyendo a Suez, Veolia y Bechtel-United Utilities, involucrados en la amplia privatización de los recursos acuíferos del mundo.

El complejo militar-industrial anglo-estadounidense que incluye a los cinco grandes contratistas de la defensa de EE.UU. (Lockheed Martin, Raytheon, Northrop Grunman, Boeing y General Dynamics) en alianza con British Aerospace Systems Corporation (BAES) constituye una poderosa fuerza superpuesta, estrechamente aliada con Wall Street, los gigantes del petróleo y los conglomerados del agronegocio y de la biotecnología.

La burbuja del precio del petróleo

El movimiento en los precios globales en las bolsas mercantiles de Nueva York y Chicago no tiene nada que ver con los costes de producción del petróleo. Los precios disparados del petróleo crudo no resultan de una escasez de petróleo. Se calcula que el coste de un barril de petróleo en Oriente Próximo no excede los 15 dólares. Los costes de un barril de petróleo extraído de las arenas bituminosas de Alberta, Canadá, es del orden de 30 dólares (Antoine Ayoub, Radio Canadá, mayo de 2008)

El precio del petróleo crudo es actualmente más de 120 dólares por barril. El precio de mercado es en gran parte el resultado de la acometida especulativa.

Precios del petróleo 2006-2008

Precios del petróleo 1994-marzo de 2008

Fuente: NYMEX

El petróleo forma parte de la producción de virtualmente todas las áreas de la manufactura, la agricultura y la economía del sector de servicios. Los aumentos en los precios del combustible han contribuido, en todas las principales regiones del mundo, a precipitar a la bancarrota a decenas de miles de pequeñas y medianas empresas así como a debilitar y potencialmente paralizar los canales del comercio interior e internacional.

El mayor coste de la gasolina en el sector minorista lleva a la desaparición de las economías en el ámbito local, a un aumento de la concentración industrial y a una masiva centralización del poder económico en manos de un pequeño número de corporaciones globales. Por su parte, los aumentos en el combustible tienen una repercusión negativa sobre el sistema de transporte urbano, las escuelas y los hospitales, los transportes por camión, los embarques intercontinentales, el transporte aéreo, el turismo, la recreación y la mayor parte de los servicios públicos.

Inflación

El aumento en los precios del combustible desata un proceso inflacionario más amplio que resulta en una compresión del poder adquisitivo real y una disminución consecuente de la demanda de consumo. Son afectados todos los mayores sectores de la sociedad, incluyendo a las clases medias en los países desarrollados.

Estos movimientos de precios son dictados por los mercados de materias primas. Son el resultado del comercio especulativo en los fondos índice, los futuros y las opciones en todos los principales mercados de materias primas, incluyendo el ICE [Intercontinental Exchange] de Londres y las bolsas mercantiles de Nueva York y Chicago.

La dramática subida de precios no es el resultado de una escasez de combustible, alimento o agua.

Este trastorno en la economía global es deliberado. Las políticas económica y financiera del Estado son controladas por intereses corporativos privados. El comercio especulativo no es objeto de políticas reguladores. La depresión económica contribuye a la formación de riqueza, a realzar el poder de un puñado de corporaciones globales.

Según William Engdahl;

“Por lo menos un 60% del precio de 128 dólares por barril del petróleo crudo proviene de la especulación en futuros no regulada de fondos especulativos, bancos y grupos financieros que utilizan las bolsas de futuros ICE de Londres y NYMEX de Nueva York y el comercio inter-bancos o sobre el mostrador para evitar un análisis minucioso. Las regulaciones del gobierno sobre el margen en futuros en EE.UU. de la Comisión del Comercio en Futuros sobre Mercancías, permiten que los especuladores compren un contrato de futuros de petróleo crudo en la NYMEX y que tengan que pagar sólo un 6% del valor del contrato. Al precio actual de 128 dólares por barril, eso significa que un negociante en futuros sólo tiene que depositar unos 8 dólares por cada barril. Pide prestados los otros 120 dólares. Este extremo ‘apalancamiento’ de 16 a 1 ayuda a impulsar los precios a niveles salvajemente irreales y a compensar las pérdidas de los bancos en hipotecas de alto riesgo y otros desastres a costas de la población en general. (Vea más sobre la verdadera razón detrás de los altos precios del petróleo, en Global Research, mayo de 2008)

Entre los otros protagonistas en el mercado especulativo para el petróleo crudo están Goldman Sachs, Morgan Stanley, British Petroleum (BP), el conglomerado bancario francés Société Générale, Bank of America, el mayor banco de EE.UU., y Mercuria de Suiza. (Vea Miguel Angel Blanco, La Clave, Madrid, junio 2008)

British Petroleum controla la Bolsa Internacional del Petróleo (IPE) basada en Londres, que es una de las mayores bolsas del mundo para futuros y opciones en energía. Entre los principales accionistas de IPE están Goldman Sachs y Morgan Stanley.

Según Der Spiegel, Morgan Stanley es uno de los principales actores institucionales en el mercado especulativo del petróleo (IPE) basado en Londres. Según Le Monde, Société Générale, de Francia, junto con Bank of America y Deutsche Bank han estado involucrados en la difusión de rumores a fin de aumentar el precio del petróleo crudo. (Vea Miguel Angel Blanco, La Clave, Madrid, junio de 2008)

Se disparan los precios de los alimentos

La crisis alimentaria global, caracterizada por considerables aumentos en los precios de los alimentos básicos, ha conducido a millones de personas en todo el mundo hacia el hambre y la pobreza absoluta crónica.

Según la FAO [Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación], el precio de los alimentos básicos en granos ha aumentado en un 88% desde marzo de 2007. El precio del trigo ha aumentado en un 181% en un período de tres años. El precio del arroz ha aumentado en un 50% durante los últimos tres meses. (Vea Ian Angus: “Crisis Alimentaria - La mayor demostración del fracaso histórico del modelo capitalista”, Rebelión, mayo de 2008):

El precio del arroz se ha triplicado durante un período de cinco años, de aproximadamente 600 dólares por tonelada en 2003 a más de 1.800 dólares por tonelada en mayo de 2008. (Vea gráfica a continuación)



“La calidad más popular de arroz de Tailandia se vendió a 198 dólares por tonelada hace cinco años y por 323 dólares hace un año. En abril de 2008, el precio llegó a 1.000 dólares. Los aumentos son aún mayores en mercados locales – en Haití, el precio de mercado de un saco de 50 kilos de arroz se duplicó en una semana a fines de marzo de 2008. Son aumentos catastróficos para los 2.600 millones de personas en todo el mundo que viven con menos de 2 dólares al día y gastan entre un 60 y un 80% de sus ingresos en alimento. Cientos de millones no tienen suficiente dinero para comer.” (Ibíd.)

Los principales actores en el mercado de los granos son Cargill y Archer Daniels Midland (ADM). Estos dos gigantes corporativos controlan una gran parte del mercado global de granos. También participan en transacciones especulativas en futuros y opciones en la NYMEX y en la Bolsa de Futuros de Chicago (CBOT). En EE.UU., “el mayor productor de cultivos GM [genéticamente modificados], Cargill, ADM y el competidor Zen Noh, controlan entre ellos un 81% de todas las exportaciones de maíz y un 65% de todas las exportaciones de soja.” (Greg Muttitt, Control Freaks, Cargill and ADM, The Ecologist, marzo de 2001)

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HAMBRUNA EN EL MUNDO O CRISIS ALIMENTARIA Empty 2ºLa crisis global: Alimento, agua y combu

Mensaje  Admin Mar Oct 28, 2008 1:38 pm

Fuente: Chicago Board of Trade

Antecedentes históricos de la reforma agrícola

Desde inicios de los años ochenta, coincidiendo con la embestida de la crisis de la deuda, la gama de reformas neoliberales de política macroeconómica ha contribuido en gran parte a debilitar la agricultura local. Durante los últimos 25 años, el cultivo de alimentos en los países en desarrollo ha sido desestabilizado y destruido por la imposición de reformas del FMI y del Banco Mundial.

El dumping de excedentes de granos de EE.UU., Canadá y de la Unión Europea ha llevado a la desaparición de la autosuficiencia alimentaria y a la destrucción de la economía campesina local. A su vez, este proceso ha resultado en beneficios multimillonarios para el agronegocio occidental, resultantes de contratos de importación por los países en desarrollo, que ya no son capaces de producir sus propios alimentos.

Estas condiciones históricas preexistentes de pobreza masiva han sido exacerbadas y agravadas por el reciente aumento en los precios de los granos, que han llevado en algunos casos a la duplicación del precio minorista para los alimentos básicos.

Los incrementos de precios también han sido exacerbados por el uso de maíz para producir etanol. En 2007, la producción de maíz fue del orden de 12.320 millones de fanegas de las cuales 3.200 millones fueron utilizadas para la producción de etanol. Casi un 40% de la producción de maíz en EE.UU. será canalizada hacia el etanol.

Semillas genéticamente modificadas

Coincidiendo con el establecimiento de la Organización Mundial de Comercio (OMC) en 1995, ha ocurrido otro importante cambio histórico en la estructura de la agricultura global.

Bajo los artículos de acuerdo de la Organización Mundial de Comercio (OMC), se ha garantizado a los gigantes alimentarios una libertad irrestricta para penetrar a los mercados de semillas de los países en desarrollo.

La adquisición de “derechos de propiedad intelectual” exclusiva sobre variedades de plantas por intereses agroindustriales internacionales, también favorece la destrucción de la biodiversidad.

Actuando por cuenta de un puñado de conglomerados de biotecnología, las semillas OMG han sido impuestas a los agricultores, a menudo en el contexto de “programas de ayuda alimentaria”. En Etiopia, por ejemplo, kits de semillas OMG fueron distribuidos a agricultores empobrecidos para rehabilitar la producción agrícola después de una sequía importante.

Las semillas OMG fueron plantadas, produciendo una cosecha. Pero luego el agricultor llegó a darse cuenta de que las semillas OMG no podían ser vueltas a plantar sin pagar derechos a Monsanto, Arch Daniel Midland, y otros.

Luego los agricultores descubrieron que las semillas sólo podían ser cosechadas si utilizaban los insumos agrícolas que incluían el fertilizante, el insecticida y el herbicida, producidos y distribuidos por las compañías biotecnológicas del agronegocio. Economías campesinas completas fueron recluidas bajo la sujeción a los conglomerados del agronegocio.

Los principales gigantes de la biotecnología en OMG incluyen a Monsanto, Syngenta, Aventis, DuPont, Dow Chemical, Cargill y Arch Daniel Midland.

Rompiendo el ciclo agrícola

Con la adopción generalizada de semillas OMG, ha ocurrido una importante transición en la estructura y la historia de la agricultura establecida desde sus comienzos hace 10.000 años.

La reproducción de semillas en semilleros locales en el ámbito de la aldea ha sido desorganizada por el uso de semillas genéticamente modificadas. Se rompió el ciclo agrícola, que posibilita que los agricultores almacenen sus semillas orgánicas y vuelvan a plantarlas para obtener la próxima cosecha. Este modelo destructivo – que invariablemente resulta en hambrunas – es reproducido en un país tras el otro llevando a la desaparición a escala mundial de la economía campesina.

El consenso de la FAO y del Banco Mundial

Después de la Cumbre de Roma de la FAO en junio de 2008 sobre la crisis alimentaria, políticos y analistas económicos por igual abrazaron el consenso del libre mercado: el estallido de hambrunas fue presentado como el resultado de la usual oferta y demanda y de consideraciones climáticas, fuera del control de los responsables políticos. “La solución” canaliza ayuda de emergencia a áreas afectadas bajo los auspicios del Programa Mundial de Alimentos de la ONU (WFP, por sus siglas en inglés). No se interviene en la interacción de las fuerzas del mercado.

Irónicamente, esas “opiniones expertas” son refutadas por los datos sobre la producción global de granos: la FAO pronostica que la producción mundial de cereales alcanzará un resultado récord en 2008.

Contradiciendo sus propias explicaciones de manual, se espera, según el Banco Mundial, que los precios mundiales sigan siendo altos, a pesar del pronóstico de un creciente suministro de alimentos básicos.

En los pasillos de la FAO y del Banco Mundial no consideran que la regulación estatal de los precios de los alimentos básicos y de la gasolina sea una opción. Y, por cierto, es lo que enseñan en los departamentos de economía de las universidades más prestigiosas de EE.UU.

Mientras tanto, los precios a la puerta de la granja en el ámbito local apenas cubren los costes de producción, llevando la economía campesina a la bancarrota.

La privatización del agua

Según fuentes de la ONU, que subestiman enormemente la seriedad de la crisis del agua, mil millones de personas en todo el mundo (un 15% de la población mundial) no tienen acceso a agua limpia “y 6.000 niños mueren cada día debido a infecciones ligadas a agua sucia” (BBC News, 24 de marzo de 2004)

Un puñado de corporaciones globales incluyendo a Suez, Veolia, Bechtel-United Utilities, Thames Water y RWE-AG de Alemania, están obteniendo el control y la propiedad de servicios públicos de agua y de disposición de residuos. Suez y Veolia tienen aproximadamente un 70% de los sistemas acuíferos privatizados en todo el mundo.

La privatización del agua bajo los auspicios del Banco Mundial se alimenta del colapso del sistema de distribución pública de agua potable segura: “El Banco Mundial sirve los intereses de compañías suministradoras de agua a través de sus programa regulares de préstamos a gobiernos, que a menudo vienen con condiciones que requieren explícitamente la privatización del suministro de agua...” (Maude Barlow y Tony Clarke, “Water Privatization: The World Bank's Latest Market Fantasy,” Polaris Institute, Ottawa, 2004))

“El modus operandi [en India] es obvio – desatender el desarrollo de recursos acuíferos [bajo medidas de austeridad presupuestaria del Banco Mundial], afirmar una “crisis de recursos” y permitir que los sistemas existentes se deterioren.” (Ann Ninan, Private Water, Public Misery, India Resource Center 16 de abril de 2003)

Mientras tanto, los mercados para agua embotellada han sido absorbidos por un puñado de corporaciones, incluyendo a Coca-Cola, Danone, Nestlé y PepsiCo. Estas compañías no sólo trabajan en estrecha colaboración con las compañías de suministro de agua, están vinculadas con las compañías de agronegocios-biotecnología involucradas en la industria alimentaria. El agua del grifo es comprada por Coca-Cola de una instalación municipal de agua y luego revendida al por menor. Se estima que en EE.UU., un 40% del agua embotellada es agua del grifo. (Vea: Jared Blumenfeld, Susan Leal The real cost of bottled water, San Francisco Chronicle, 18 de febrero de 2007)

En India, Coca-Cola ha contribuido al agotamiento de las napas subterráneas en detrimento de comunidades locales:

“Comunidades en toda India que viven cerca de plantas embotelladoras de Coca-Cola están viviendo una severa falta de agua, directamente como resultado de la masiva extracción de agua por Coca-Cola de los recursos comunes de agua subterránea. Los pozos se han secado y las bombas manuales de agua ya no funcionan. Estudios, incluyendo uno del Consejo Central de Agua Subterránea en India, han confirmado el importante agotamiento del nivel freático.


Última edición por Admin el Mar Oct 28, 2008 1:39 pm, editado 1 vez
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HAMBRUNA EN EL MUNDO O CRISIS ALIMENTARIA Empty 3ºLa crisis global: Alimento, agua y combu

Mensaje  Admin Mar Oct 28, 2008 1:38 pm

Cuando el agua es extraída del recurso común de napas subterráneas cavando más profundo, el agua huele y gusta de modo extraño. Coca-Cola ha estado descargando indiscriminadamente sus aguas servidas en los campos alrededor de sus plantas y a veces dentro de ríos, incluyendo el Ganges, en el área. El resultado ha sido que el agua subterránea también ha sido contaminada, así como los suelos. Autoridades de la salud pública han colocado letreros alrededor de los pozos y de las bombas manuales informando a la comunidad que el agua no es adecuada para el consumo humano...

Ensayos realizados por una serie de agencias, incluyendo el gobierno de India, confirmaron que los productos de Coca-Cola contienen altos niveles de pesticidas, y como resultado, el Parlamento de India ha prohibido la venta de Coca-Cola en su cafetería. Sin embargo, Coca-Cola no sólo sigue vendiendo bebidas con una dosis de venenos en India (que nunca podrían ser vendidas en EE.UU. y en la UE), también introduce nuevos productos al mercado indio. Y como si no bastara que vende bebidas con DDT y otros pesticidas a indios, una de las últimas instalaciones embotelladoras de Coca-Cola en India, en Ballia, está ubicada en un área con una severa contaminación de arsénico en su agua subterránea. (India Resource Center, Coca-Cola Crisis in India, sin fecha).

En los países en desarrollo, los aumentos en precios de combustibles han aumentado los costes del embotellamiento de agua de grifo por los grupos familiares, lo que por su parte favorece la privatización de recursos acuíferos.

En la fase más avanzada de la privatización del agua, se contempla la propiedad real de lagos y ríos por corporaciones privadas. Mesopotamia no fue sólo invadida por sus amplios recursos de petróleo, el Valle de los dos ríos (Tigris y Éufrates) tiene amplias reservas de agua.

Comentarios finales

Estamos encarando una constelación compleja y centralizada de poder económico en la que los instrumentos de la manipulación del mercado tienen una influencia directa en las vidas de millones de personas.

Los precios de los alimentos, del agua y del combustible son determinados a nivel global, fuera del alcance de la política gubernamental nacional. Los aumentos de precios de esas tres materias primas esenciales constituyen un instrumento de “guerra económica,” realizada a través del “libre mercado” en las bolsas de futuros y opciones.

Estos aumentos en los precios de los alimentos, del agua y del combustible contribuyen en un sentido muy real a “eliminar a los pobres” mediante “muertes por hambre.” Las balas edulcoradas del “libre mercado” matan a nuestros hijos. El acto de matar es instrumentado de un modo indiferente mediante el comercio programado por computadora en las bolsas de materias primas, donde se deciden los precios globales del arroz, el trigo y el maíz.

“La Comisión sobre crecimiento de la población y el futuro de EE.UU.”

Pero no encaramos sólo conceptos de mercado. El estallido de hambrunas en diferentes partes del mundo, resultantes de que los precios de los alimentos y del combustible se han puesto por las nubes, tienen amplias implicaciones estratégicas y geopolíticas.

Al comenzar su mandato en 1969, el presidente Richard Nixon afirmó “su creencia en que la sobrepoblación amenaza gravemente la paz y la estabilidad del mundo.” Henry Kissinger, en aquel entonces consejero Nacional de Seguridad de Nixon, instruyó a diversas agencias del gobierno para que emprendieran conjuntamente “un estudio sobre el impacto del crecimiento de la población del mundo en la seguridad y los intereses de EE.UU. en el exterior.”

En marzo de 1970, el Congreso de EE.UU. estableció una (Comisión sobre el Crecimiento Demográfico y el Futuro de EE.UU. (Vea Center for Research on Population and Security). La Comisión no era una Fuerza de Tareas corriente. Integraba a representantes de USAID, el Departamento de Estado y el Departamento de Agricultura con responsables de la CIA y del Pentágono. Su objetivo no era ayudar a los países en desarrollo sino más bien limitar la población del mundo a fin de servir los intereses estratégicos y de seguridad nacional de EE.UU. La Comisión también veía el control de la población como un medio para asegurar un entorno estable y seguro para los inversionistas de EE.UU. así como para obtener el control sobre los recursos minerales y de petróleo de los países en desarrollo.

Esta Comisión completó su trabajo en diciembre de 1974 y circuló un documento confidencial intitulado “Memorando Estudio 200 de Seguridad Nacional: Implicaciones del Crecimiento Mundial de la Población para los Intereses de Seguridad y Exteriores de EE.UU.” dirigido a “determinados secretarios y jefes de Agencia para su estudio y comentarios.” En noviembre de 1975, el informe y sus recomendaciones fueron refrendados por el presidente Gerald Ford.

Kissinger había ciertamente dado a entender en el contexto del Memorando Estudio 200 de Seguridad Nacional (NSSM 200) que la recurrencia de hambrunas, enfermedades y guerra podrían constituir un instrumento de facto para el control de la población.

Aunque el informe NSSM 200 no asignó, por razones obvias, un rol político explícito a la generación de hambrunas, sin embargo dio a entender que la ocurrencia de hambrunas podría, bajo ciertas circunstancias, suministrar una solución de facto a la sobrepoblación.

“Consecuentemente, aquellos países donde hambre y desnutrición ya están presentes en gran escala enfrentan la triste perspectiva de poca, si alguna, mejora en el consumo de alimentos en los años por venir, a menos que haya un importante programa financiero de ayuda alimentaria, una expansión más rápida de la producción interna de alimentos, una reducción del crecimiento de la población o alguna combinación de los tres factores. Peor aún, una serie de desastrosas cosechas podría transformar algunos de ellos en típicos casos maltusianos con hambrunas que involucrarían a millones de personas.

Aunque la ayuda externa probablemente seguirá estando disponible para encarar situaciones de emergencia a corto plazo, como ser la amenaza de muerte masiva por hambre, es más cuestionable si los países donantes de ayuda estarán dispuestos a suministrar el tipo de ayuda alimentaria masiva requerida por las proyecciones de importación sobre una base continua a largo plazo.

Tasas reducidas de crecimiento de la población podrían evidentemente producir un alivio significativo a más largo plazo...

En los casos extremos en los que las presiones de la población conduzcan a hambrunas endémicas, disturbios por alimentos, y una ruptura del orden social, esas condiciones seguramente no serán favorables para una exploración sistemática de depósitos de minerales o para las inversiones a largo plazo requeridas para su explotación. Fuera de hambrunas, a menos que se pueda satisfacer un cierto mínimo de las aspiraciones populares de mejora material, y a menos que los términos de acceso y explotación persuadan a gobiernos y pueblos de que este aspecto del orden económico internacional “contenga algo para ellos,” es probable que las concesiones para compañías extranjeras sean expropiadas o sometidas a intervenciones arbitrarias. Sea a través de acción gubernamental, conflictos laborales, sabotaje, o disturbios civiles, el flujo sin problemas de los materiales necesarios será puesto en peligro. Aunque la presión de la población obviamente no es el único factor involucrado, estos tipos de frustraciones son mucho menos probables bajo condiciones de un crecimiento lento o nulo de la población.”

(1974 National Security Study Memorandum 200: Implications of Worldwide Population Growth for U.S. Security and Overseas Interests". (énfasis agregado)

El informe concluye con un par de preguntas clave relativas al papel de los alimentos como “un instrumento del poder nacional,” que podría ser utilizado para lograr los intereses estratégicos de EE.UU.:

“¿Sobre qué base deberían suministrarse esos recursos alimentarios? ¿Se consideraría a los alimentos como instrumentos del poder nacional? ¿Nos veremos obligados a seleccionar a quién podemos razonablemente ayudar, y si es así, deberían los esfuerzos relacionados con la población ser un criterio respecto a una tal ayuda?

¿Está dispuesto EE.UU. a aceptar el racionamiento de alimentos para ayudar que no pueden o no quieren controlar el crecimiento de su población?” (Ibíd., énfasis agregado)

En boca de Henry Kissinger: “Controla el petróleo y controlarás a las naciones; controla el alimento y controlarás a la gente.”









ANEXO:

Protagonistas corporativos destacados en este artículo (entre muchos otros actores corporativos importantes)

Comercio especulativo con petróleo crudo:

Goldman Sachs, Morgan Stanley, British Petroleum (BP), Deutsche Bank, Société Générale, Bank of America, Mercuria, de Suiza

Privatización del agua:

Infraestructura: Veolia, Bechtel-United Utilities, Thames Water y RWE-AG, de Alemania

Minoristas, distribución de agua potable: Coca-Cola, Danone, Nestlé y PepsiCo

Precios de alimentos semillas genéticamente modificadas:

Monsanto, Syngenta, Aventis, DuPont, Dow Chemical, Cargill, Arch Daniel Midland.

Complejo militar-industrial:

Lockheed Martin, Raytheon, Northrop Grunman, Boeing, General Dynamics, British Aerospace Systems Corporation (BAES)

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HAMBRUNA EN EL MUNDO O CRISIS ALIMENTARIA Empty ¿Cómo nos afecta la crisis alimentaria mundial?

Mensaje  Admin Mar Oct 28, 2008 2:11 pm

¿Cómo nos afecta la crisis alimentaria mundial?


Las consecuencias de la crisis alimentaria mundial, con revueltas y protestas en todo el mundo, también se dejan oír en los países del Norte. El pasado 30 de mayo, unos siete mil pescadores se concentraban delante de la sede del Ministerio de Medio Ambiente y Medio Rural y Marino en Madrid en protesta por la crisis que vive el sector debido al aumento de los precios de los carburantes y por la falta de ayudas (el petróleo ha subido más de un 320% en cinco años y el precio del pescado se mantiene igual que hace 20). Los transportistas también se han sumado a las protestas, bloqueando las autopistas y las carreteras, debido a la subida del precio del gasóleo, que ya les supone un 50% de sus costes.

A principios de mayo, miles de ganaderos se manifestaban en Madrid para exigir al Gobierno una nueva ley de márgenes comerciales que limitara la diferencia entre el precio pagado en origen y el precio de venda al público, que llega hoy hasta un 400% de media. La gran distribución: supermercados, grandes superficies, cadenas de descuento... son quienes más se benefician a costa del productor y del consumidor.

En los últimos años, los precios de los productos que forman parte de nuestra dieta alimentaria no han parado de crecer. En el transcurso del 2007, el precio de la leche aumentó cerca de un 26%, las cebollas un 20%, el aceite de girasol un 34%, la carne de pollo uno 16% ... y ésta ha sido la tendencia de la mayoría de los alimentos, según datos facilitados por el Ministerio de Industria, Turismo y Comercio a finales del 2007, mientras que el Índice de Precios al Consumo (IPC) tan sólo reflejaba una subida del 4,1% aquel mismo año.

Por contra, y según indicaba la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE), en el periodo 1995-2005, el Estado español había sido el único país de la Unión Europea con un descenso salarial de media, evidenciando una creciente pérdida de poder adquisitivo de los trabajadores y trabajadoras. Una situación que contrastaba con las ganancias de las empresas españolas, en este mismo periodo, con un aumento del 73%, más del doble que la media de la Unión Europea.

Es obvio que los efectos de la crisis alimentaria en ambos extremos del planeta son difícilmente comparables. En el Norte, tan sólo destinamos entre uno 10 y un 20% de la renta a la compra de alimentos, mientras que en el Sur esta cifra se eleva al 50-60% y puede llegar incluso hasta el 80%. Pero esto no quita la importancia de señalar también el impacto de esta subida de los precios entre las poblaciones de aquí, mientras que los beneficios de las multinacionales siguen aumentando y los gobiernos defienden una mayor liberalización económica.

Causas estructurales
Si bien podemos indicar una serie de razones coyunturales que han producido esta subida espectacular de los precios de los alimentos, como pueden ser el aumento de las importaciones de cereales por parte de países hasta hace poco autosuficientes, la pérdida de cosechas debido a fenómenos meteorológicos, el aumento del consumo de carne en países como América Latina y Asia y sobre todo la subida del precio del petróleo, el aumento de la producción de agrocombustibles y las crecientes inversiones especulativas en materias primas, no podemos olvidar las causas estructurales de esta crisis. Las políticas neoliberales aplicadas indiscriminadamente en el transcurso de los últimos treinta años a escala planetaria son las responsables de la situación actual.

Instituciones como la Organización Mundial del Comercio (OMC), el Banco Mundial, el Fondo Monetario Internacional, con los Estados Unidos y la Unión Europea al frente, han sido sus máximos promotores. La aplicación sistemática en los países del Sur de políticas de ajuste estructural, el cobro de la deuda externa y la privatización de los servicios y bienes públicos han sido una constante en este periodo, junto con la liberalización comercial fruto de las negociaciones en la OMC y los tratados de libre comercio con Estados Unidos y la Unión Europea.

Agricultura y alimentación monocolor
Estas políticas neoliberales han tenido una dimensión global y han generalizado un modelo de agricultura y de alimentación, tanto en el Sur como en el Norte, al servicio de los intereses del capital. La función primordial de los alimentos, alimentar a las personas, ha quedado supeditado a los objetivos económicos de unas pocas empresas multinacionales que monopolizan la cadena de producción de los alimentos, desde las semillas hasta la gran superficie, y han sido éstas las máximas beneficiarias de la situación de crisis.

Mirando las cifras: a finales del 2007, cuando empezaba la crisis mundial de alimentos, corporaciones como Monsanto y Cargill, que controlan el mercado de los cereales, aumentaron sus beneficios en un 45 y un 60% respectivamente; las principales empresas de fertilizantes químicos como Mosaic Corporation, perteneciente a Cargill, dobló sus beneficios en tan sólo un año. Y así podríamos poner ejemplos de otras multinacionales que monopolizan cada uno de los tramos de la cadena alimentaria desde las procesadoras hasta las grandes cadenas de distribución, todas ellas con ganancias crecientes año tras año.

En el campo, la situación también es difícil. En Cataluña, tan sólo un 1,2% de la población activa se dedica a la agricultura y la mayor parte de ésta la conforman personas mayores. En el Estado español, esta cifra sube a un escuálido 5,6%. La renta agraria de los campesinos disminuye anualmente y hoy se sitúa en tan sólo un 58% de la renta general. Por contra, las grandes explotaciones son las que reciben la mayor parte de las subvenciones a la agricultura. Como dato: el año 2005, seis familias de la oligarquía andaluza recibieron casi unos 12 millones de euros en ayudas al sector.

La globalización capitalista ha puesto fin a la agricultura familiar, vital para el cuidado del territorio y la alimentación de las comunidades; ha aniquilado el comercio de proximidad, dañando gravemente las economías locales; ha deslocalizado la producción de alimentos, generando una creciente inseguridad alimentaria con una dieta que se basa en una comida que recorre miles de kilómetros antes de llegar a nuestra mesa; y ha promovido una agricultura y una ganadería industrial, intensiva, basada en el uso de pesticidas y productos químicos. Éste es el modelo de agricultura y de alimentación global existente, las personas y el medio ambiente hemos quedado en un segundo plano.
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HAMBRUNA EN EL MUNDO O CRISIS ALIMENTARIA Empty Las crisis convergentes de los alimentos y del agua

Mensaje  Admin Mar Oct 28, 2008 2:20 pm

Las crisis convergentes de los alimentos y del agua

En los últimos meses, crisis alimentarias y disturbios por alimentos en todo el mundo han dominado los titulares de los periódicos y capturado la atención de los medios de información y de los dirigentes políticos del globo. Aumentos de precios de los alimentos y de las materias primas hunden a unos mil millones de personas en todo el mundo cada vez más profundo en la pobreza y las llevan al borde de la desnutrición e incluso la inanición – forzando a esas masas de gente angustiada a protestar en las calles. Por fin los dirigentes del mundo están prestando atención al sufrimiento de los crónicamente pobres y hablan ahora de ‘crisis alimentarias’ que hacen estragos en las vidas de los desesperadamente pobres. A estas alturas, la mayoría de la gente sabe que los motivos para los mayores precios de los alimentos son los mayores precios del petróleo (que afectan a los insumos agrícolas basados en el petróleo, tales como fertilizantes, pesticidas), mayores precios del transporte de alimentos, el desvío de maíz y otros productos agrícolas para producir etanol y otros biocombustibles; más demanda de alimentos de la clase media emergente de China e India (y sus deseos de subir por la cadena alimentaria, de comer más carne, huevos, y productos lácteos), y sucesos climáticos extremos asociados con el calentamiento global. Poca gente ha asociado la escasez de alimentos con la escasez de agua – es decir, aparte de unos pocos artículos escritos por analistas y expertos en agua (por ejemplo, la relación establecida por Fred Pearce entre la escasez de agua y las crisis alimentarias).

Después que los grandes bancos de inversión y especuladores de Wall Street han hecho subir los precios de alimentos, petróleo y otras materias primas, están apuntando al próximo recurso de importancia: el agua. Goldman Sachs insta a los inversionistas a concentrarse en el sector de alta tecnología de la industria global del agua de 425.000 millones de dólares, porque el agua es el “petróleo del próximo siglo.” Áreas potenciales de inversión para Wall Street incluyen a los fabricantes o prestadores de servicios de equipos de filtración de agua, desinfección ultravioleta, tecnología de desalinización basada en membranas, medidores de agua automatizados, y otros nichos especializados en la reutilización de aguas servidas (The Telegraph, 6 de junio de 2008). Goldman Sachs también publicó una gráfica llamada “Mayor rendimiento del sector del agua en relación con S&P 500,” mostrando tendencias de 2000 a 2008 en las que el índice del sector del agua subió a 400 mientras S&P 500 se quedó en, o por debajo de, el nivel de 100 (valores rebasados a 100).

Existe una crisis convergente en ciernes de los alimentos y del agua, con ocho tendencias extremadamente inquietantes e interrelacionadas en el agua, como sigue:

Calentamiento global: fenómenos climáticos extremos y sus consecuencias destructivas, inseguridades climatológicas, y volatilidades en las precipitaciones.

Baja del agua subterránea y de los acuíferos en todo el mundo debido al crecimiento de la población, al aumento y derroche en la irrigación agrícola, y la contaminación, en gran parte irreversible, de las aguas subterráneas.

Aumento de la contaminación de las aguas superficiales en todo el mundo, lo que hace que el agua subterránea sea inutilizable sin un tratamiento sustancial (incluyendo un aumento global en el uso químico, de productos químicos agrícolas a químicos industriales y productos para el hogar).

Privatización, corporatización y globalización de los recursos acuíferos (la así llamada apropiación del agua por grandes intereses corporativos multinacionales)

El derrumbe de la infraestructura para el agua, pobre administración del agua por municipalidades, y falta de inversión pública en el agua y en el tratamiento de las aguas servidas en todo el mundo.

La inflación global de los precios de las materias primas y sus efectos sobre el agua municipal y el tratamiento de aguas servidas en todo el mundo.

La creciente demanda de agua para la agricultura debida al deseo del consumidor de recibir alimentos que requieren uso intensivo de agua en la cadena alimentaria (por ejemplo, carnes, huevos, y productos lácteos). Se ha calculado que el suministro total de carne en el mundo fue de 71 millones de toneladas en 1961 y de 284 millones de toneladas en 2007... y sigue aumentando (New York Times, 2008).

La disminución y el debilitamiento de las regulaciones y de los controles medioambientales de los gobiernos para encarar el problema de la contaminación, lo que significa que el tratamiento del agua contaminada para que sea potable y utilizable en la agricultura será costoso.

Según la región bajo estudio, cualquiera, o una combinación, de estos factores afectará los suministros, la entrega, y en tratamiento de agua fresca en los próximos años. También afectarán a la producción agrícola y de alimentos para miles de millones de personas en todo el mundo. Basta la concentración en solo dos factores de calentamiento global y de la disminución de acuíferos, como sigue, para darnos suficientes preocupaciones sobre la sostenibilidad y el futuro de la producción agrícola.

Algunos hechos:

Para producir una tonelada de trigo, se necesitan 1.000 toneladas de agua. La producción de pollos requiere aproximadamente 32 veces más agua que el cultivo de la misma cantidad de trigo; la ratio de cerdos a trigo es de 65:1, y la de vacunos a trigo es algo entre 100:1 y 200:1.

En 2015, casi la mitad de la población del mundo, más de 3.000 millones de personas, vivirá en países que sufren de “estrés acuático” y tienen acceso a menos de 1.700 metros cúbicos de agua per capita por año, según la CIA. En 2001, la CIA también predijo que aproximadamente un 80% del agua es asignada a la agricultura en los países en desarrollo, una proporción insostenible, y en 2015, muchos países no podrán mantener sus niveles de agricultura irrigada – resultando en una profunda reducción de la producción agrícola. Ya estamos viendo actualmente esa tendencia en China e India.

A comienzos de 2008, el Programa de Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA) publicó un mapa bastante sombrío de la irrigación del mundo para ilustrar retiros insostenibles de agua en todos los continentes.

En todo el mundo, se estima que 4.400 niños bajo cinco años mueren cada día debido al consumo de agua sucia y pobres condiciones de higiene, y que la diarrea mata cinco veces más niños cada año que VIH/SIDA, según Naciones Unidas. Con la próxima crisis del agua, se esperan tasas significativamente más elevadas de mortalidad infantil en todo el mundo.

El agua es la base de la agricultura – no sólo en el cultivo de alimentos, sino también en su elaboración. El agua es el fundamento de las ciudades modernas y de sistemas de saneamiento urbanos – desde nuestra fontanería doméstica hasta plantas centralizadas de tratamiento de aguas servidas. El agua es la base de las industrias y de la manufactura. El agua sustenta la naturaleza, la fauna y la flora. En esencia, la humanidad puede vivir sin petróleo – aunque de manera más primitiva – pero no puede sobrevivir sin agua. A pesar de su importancia, el tema del agua ha sido integrado con poca frecuencia en nuestras discusiones de las crisis alimentarias, excepto cuando hablamos brevemente del calentamiento global y de las sequías extremas que afectan a las regiones donde hay cultivos. Entrevistada por el New York Times (2 de junio de 2008), Barbara Helferrich, portavoz del Directorado del Medioambiente de la Unión Europea, dijo: “El agua será el tema ecológico de este año – el problema es urgente e inmediato. Si ya hay escasez de agua en la primavera, se sabe que va a ser un verano realmente malo.” Un escritor sobre el medio ambiente basado en el Reino Unido, Fred Pearce, escribió recientemente que la escasez de agua es una causa importante para las fallas en la producción agrícola que resulta en escasez de alimentos: por ejemplo: Ucrania, Australia, China, India, y Egipto han estado agotando sus ríos y aguas subterráneas hasta el punto que los agricultores ya no pueden irrigar sus cultivos – por lo tanto, la producción agrícola será reducida. El conocido analista Lester Brown ha estado prediciendo que la escasez de agua agravará aún más la escasez de alimentos en numerosos países.

Goldman Sachs anunció que el agua será el “petróleo del próximo siglo”

Por lo tanto tenemos que preguntar; ¿qué hay respecto al agua en medio de esta precaria economía global y la creciente fragilidad del mundo natural? ¿Cómo afectará la escasez y la volatilidad del suministro de agua a la producción de alimentos y a las crisis alimentarias? Una similitud entre el petróleo y el agua es la de la disminución del suministro y el rápido crecimiento de la demanda. Con la escasez, aparecen conflictos y guerras – este punto lo dejó en claro el libro de Michael Klare publicado en 2002 “Resource Wars” [Guerras por recursos]. Además, muchos otros analistas – desde los que trabajan para la CIA a los de Naciones Unidas y de la revista Forbes – han predicho hace tiempo que el agua es el principal recurso por el que las naciones irán a la guerra. El príncipe heredero holandés Willem-Alexander fue el anterior presidente del Foro Mundial del Agua en 2001; también es el nieto mayor del príncipe Bernardo de Holanda, fundador del grupo elitista, altamente secreto, llamado los Bilderberg en los años cincuenta; su madre, la reina Beatriz, es también miembro de los Bilderberg y principal accionista de Royal Dutch Shell. El antiguo Secretario General de la ONU, Boutros Boutros-Ghali también dijo: “El agua será más importante que el petróleo en este siglo” y que el agua es el próximo petróleo por el que las naciones librarán guerras. El difundo senador estadounidense, Paul Simon dijo: “Las naciones van a la guerra por el petróleo, pero hay sustitutos para el petróleo. ¿Cuánto más difíciles de resolver podrán ser guerras que sean libradas por el agua, un recurso aún más escaso para el que no hay sustituto?”
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HAMBRUNA EN EL MUNDO O CRISIS ALIMENTARIA Empty 2ºLas crisis convergentes de los alimentos y del agua

Mensaje  Admin Mar Oct 28, 2008 2:21 pm

El vínculo entre el agua y los alimentos es evidente: sin agua, no puede haber una agricultura irrigada. Según el Telegraph en junio de 2008: “Una escasez catastrófica de agua podría ser una amenaza aún mayor para la humanidad en este siglo que los aumentos de los precios de los alimentos y el agotamiento implacable de las reservas de energía, según un panel de expertos globales en la conferencia ‘Los cinco principales riesgos’ de Goldman Sachs.”

Es ampliamente conocido que el genocidio en Darfur ha sido agravado por la competencia por recursos de agua y tierra entre nómadas árabes y agricultores africanos ya que sequías inducidas por el calentamiento global agravaron la desertificación en el norte de Darfur durante dos décadas. ¿Veremos en el futuro cercano, “disturbios por agua” y “guerras por agua” – o incluso genocidios y conflictos que se enmascaran como étnicos/tribales o religiosos cuando el conflicto real estalló por el agua? ¿Qué debiera preocuparnos y qué deberíamos hacer ahora para prevenir las crisis futuras por el agua? Concentrémonos en dos crisis inquietantes por el agua, la del calentamiento global y la de los acuíferos que se agotan.

Clima extremo, incertidumbres climáticas, y volatilidades en las precipitaciones

A pesar de los actuales debates científicos sobre si el calentamiento global es causado por el hombre o si es un ciclo planetario natural, una cosa es segura para los científicos: este cambio climático no es una anomalía temporal. El calentamiento global se agravará en las próximas décadas. El clima se hará más extremo e imprevisible en muchas partes del mundo: por ejemplo, en junio, hemos visto catastróficas inundaciones en Iowa y en otros sitios del Medio Oeste de EE.UU., que devastaron la siembra de maíz de 2008. Los glaciares se derretirán aún más rápido, reduciendo aún más los suministros de agua fresca en muchas regiones. Las precipitaciones se harán aún más imprevisibles; mientras algunas partes del mundo recibirán más agua mediante inundaciones y tormentas, otras sufrirán un suministro reducido de aguas subterráneas e incluso sequías. Mientras los analistas han citado “anomalías climáticas temporales” (Washington Post, 30 de mayo de 2008, refiriéndose a sequías en Australia) como una razón para el agudo aumento de los precios de los alimentos, el calentamiento global no es un fenómeno climático temporal que afecta a las regiones productoras agrícolas del mundo. En breve, las sequías, inundaciones, tormentas, huracanes, y los modelos climáticos extremos en todo el globo no son eventos a corto plazo. Globalmente, el clima extremo será agravado aún más por la intensificación del calentamiento global en la próxima década. Los modelos climáticos descontrolados y extremos serán algo permanente – limitando a su vez el suministro de agua fresca y la producción de alimentos en muchas regiones productoras de alimentos.

En enero de 2005, el Centro Nacional de Investigación Atmosférica de EE.UU. (NCAR) publicó nuevos análisis vinculando la creciente temperatura global al clima extremo, diciendo que el área afectada por serias sequías en la Tierra se ha más que duplicado desde los años setenta y comienzos de los años dos mil y que sequías generalizadas ocurrieron en el oeste y el sur de África, el este de de Australia, gran parte de Asia y Europa, y Canadá (Journal of Hydrometerology, 2005). “Las sequías y las inundaciones son eventos climáticos extremos que probablemente cambien más rápido que el clima promedio,” dice Aiguo Dai de NCAR. “Porque son de los desastres naturales más costosos del mundo y afectan a cantidades muy grandes de personas cada año, es importante monitorearlos y tal vez predecir su variabilidad.”

Unos pocos ejemplos de cómo el calentamiento global ha afectado la producción de alimentos y conflictos por recursos en todo el mundo, son los siguientes:

Uno de los ejemplos más citados es Australia, que sufrió seis años seguidos de devastadora sequía y cuya producción de arroz fue eliminada en un 98% y su producción agrícola reducida en un cuarto durante el año pasado. En cambio, al mismo tiempo los agricultores del maíz y la soja en el Medio Oeste de EE.UU. sufren por inundaciones y demasiada lluvia en las temporadas de siembra de primavera y verano de 2008.

Científicos que trabajan con Naciones Unidas también han extrapolado que la producción agrícola y forestal de Australia disminuirá significativamente en 2030 debido a aumentos en fuegos y sequías.

El Cuerno de África también está siendo afectado por severas sequías, y los más pobres en Somalia y Etiopía enfrentan inminentes hambrunas y una masiva mortandad por hambre. En el continente africano, más de 300 millones de personas enfrentan la escasez de agua, y se espera que la escasez de agua en África subsahariana aumente en casi un tercio en 2050.

Darfur sufrió sequías y conflictos por el agua y recursos de tierras arables antes de que los conflictos se volvieran mortalmente étnicos y tribales en su naturaleza, de un conflicto local por recursos a un genocidio hecho y derecho. En junio de 2007, PNUMA dijo que la paz en Darfur es casi imposible a menos que se encaren los problemas de la destrucción del medio ambiente. Un grupo de presión, Justice Africa, dijo a la BBC en julio de 2007 que “la causa de fondo del conflicto [entre nómadas árabes y agricultores africanos negros] son los recursos – la sequía y la desertificación en el Norte de Darfur.”

A principios de junio de 2008, el gobernador Arnold Schwarzenegger declaró la sequía en todo el Estado en California, señalando que la primavera de 2008 era la más seca que conste y diciendo: “Tenemos que reconocer la severidad de esta crisis que enfrentamos.” California es una importante región productora de alimentos del mundo, sus exportaciones agrícolas excedieron 9.000 millones de dólares en 2005.

La desertificación es uno de los temas medioambientales más desatendidos de la actualidad, agravada por el calentamiento global. La desertificación es un problema crítico porque afecta la productividad de tierra arable y, consecuentemente, la producción de alimentos. Naciones Unidas ha estimado que más de 250 millones de personas son afectadas directamente por la desertificación en 110 países que ocupan un tercio de la superficie de la Tierra (esta cifra incluye a 135 millones de personas en peligro de ser expulsadas de sus tierras) y el sustento de mil millones de personas está en peligro. El que se esté degradando un 70% de las tierras secas agrícolas, en peligro de desertificarse, conlleva un precio de 42.000 millones de dólares por año. La desertificación además agrava la escasez de agua y degrada la tierra hasta el punto que ya no es productiva.
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HAMBRUNA EN EL MUNDO O CRISIS ALIMENTARIA Empty 3ºLas crisis convergentes de los alimentos y del agua

Mensaje  Admin Mar Oct 28, 2008 2:21 pm

Los científicos pronostican que mientras el calentamiento global calienta el planeta, el clima será más húmedo en algunos lugares y más seco en otros. La peor parte de esos cambios del tiempo y de modelos volátiles de precipitación dejará a millones de personas sin suministros fiables de agua fresca para beber, la irrigación agrícola, y la energía hidráulica. El calentamiento global significa devastación para el futuro del agua y la agricultura de la mayoría de los países. Es obvio en consecuencia que tenemos que contar con que el calentamiento global disminuirá la disponibilidad de agua fresca a largo plazo, lo que a su vez reducirá también simultáneamente la producción de alimentos y empeorará la situación alimentaria y el hambre en muchos países en desarrollo.

Un futuro de más hambre debido a nuestra extracción insostenible de aguas subterráneas

Habitualmente cuesta 1.000 toneladas de agua para producir 1 tonelada de cereal. Se estima que casi un 10% del suministro global de alimentos (160 millones de toneladas de cereales) es producido actualmente mediante la práctica insostenible de extraer aguas subterráneas según USAID. Pero el agotamiento del agua subterránea no es sólo una amenaza para la futura producción de alimentos – contribuye al aumento del nivel del mar. Por ejemplo, investigadores que publican en Hydrogeology Journal, establecieron que las extracciones estimadas de aguas subterráneas en el mundo son entre 750 y 800 km3/año, y que esta masiva cantidad de agotamiento de acuíferos puede resultar en un aumento del nivel del mar:

“En todo el mundo, la magnitud de la extracción de aguas subterráneas de su depósito puede ser tan grande que llegue a constituir un causante cuantificable del aumento del nivel del mar. Por ejemplo, el volumen total extraído del acuífero de High Planes equivale a cerca de 0,75 mm. o sea un 0,5% del aumento observado del nivel del mar durante el Siglo XX. La reducción de la futura extracción de aguas subterráneas (y el aumento del acopio de agua subterránea) pueden ayudar en pequeña escala a reducir futuros aumentos del nivel del mar.” (Konikow and Kendy, 2005)

La extracción insostenible de las aguas subterráneas y del acuífero agravará los efectos de modelos volátiles de precipitaciones sobre la agricultura. El agotamiento de acuíferos en unos pocos países productores de cereales y alimentos con gran población a saber: EE.UU., México, China, e India – es brevemente resumida como sigue:

EE.UU. – el más conocido es el acuífero Ogallala/High Plains (se calcula que es consumido a unos 12.000 millones de metros cúbicos por año, y algunas áreas descienden más de 30 metros), pero el agotamiento de acuíferos es generalizado en todo el país. En el Noroeste del Pacífico, el acuífero Columbia River Basalt de Washington y Oregon ha bajado más de 30 metros en varias áreas. En las áreas de Tucson y Phoenix, descensos del nivel del agua de entre 90 y 150 metros ocurrieron en gran parte de la zona. En California, el nivel del agua subterránea en Antelope Valley cayó en más de 90 metros desde comienzos de los años 1900, y la parte sudoeste del Desierto Mojave ha visto una subsidencia de la tierra entre 1992 y 1999 y subsidencia pasada de la tierra vinculada a la reducción del nivel del agua de más de 30 metros entre los años cincuenta y los noventa. Antes de su auge inmobiliario, Las Vegas ya había sufrido una baja del nivel del agua de 100 metros en 1999. En el área de Chicago-Milwaukee, los niveles del agua subterránea descendieron hasta 274 metros bajo Chicago y Wisconsin este. En Houston, Texas, los niveles de agua subterránea cayeron unos 121 metros, llevando a subsidencias de suelos de hasta 3 metros. El acuífero Sparta bajo Arkansas, Luisiana, Mississippi, y Tennessee ha sufrido bajas de hasta 21 metros en algunas áreas. En Baton Rouge, Luisiana, ha habido un aumento de diez veces en el bombeo de agua subterránea entre los años treinta y 1970, hundiendo el nivel del agua subterránea en 60 metros y llevando a la intrusión de agua salada del Golfo de México a varios acuíferos. Pongamos en contexto la importancia de los acuíferos de EE.UU.: La exportación agrícola de EE.UU. es calculada en una cifra récord de 108.500 millones de dólares en 2008 (incluyendo aproximadamente 63 millones de toneladas de maíz) según el Departamento de Agricultura de los Estados Unidos (USDA).

México – el conocido ejemplo es el del acuífero de Ciudad de México (la sección central del área metropolitana ha descendido hasta 8,5 metros, y a la ciudad podría acabársele el agua en la próxima década), pero un tercio de toda el agua usada en México proviene de acuíferos. Todas las cosechas de cereales en México (tales como el trigo de invierno y el sorgo) dependen de irrigación que usa agua de acuífero. En Guanajuato, un Estado agrícola, el nivel freático cae más de 2 metros por año. Según USAID, México está agotando sus reservas de agua subterránea en más de 3 metros por año en muchas de sus principales áreas agrícolas. México está ubicado a lo largo de las mismas latitudes que el desierto del Sahara; la mitad del país es tan árida que, en promedio, México tiene menos agua potable per capita que Egipto y un 60% menos agua que la que tenía hace 50 años.

China – China tiene muchos problemas serios de agua y han sido bien documentados por numerosos analistas. Hace una década, analistas informaron que el río Amarillo de China pasó de no llegar al mar durante 15 días en 1972 a 226 días en 1997. El río Amarillo suministra agua a un 15% de la tierra agrícola de China y a más de 150 millones de personas; el río está tan contaminado que se estima que un tercio de las especies de peces han desaparecido. El agua subterránea es otro problema importante. Según investigadores, el acuífero Cuaternario de la Llanura del Norte de China es uno de los mayores sistemas acuíferos del mundo y ocupa amplios trechos del Río Hai y cuencas de recepción de aguas de los sistemas fluviales Huai y Amarillo y más allá; pero, como otros acuíferos en el noreste de China, tiene muchos problemas: (1) la baja del nivel freático en los acuíferos poco profundos; (2) niveles freáticos en descenso en acuíferos profundos; (3) intrusión de agua salada y salinización de acuíferos atribuible a sobrebombeado; y (4) contaminación de acuíferos por descarte incontrolado e irresponsable de aguas servidas y aguas negras industriales (Foster et al., Hydrogeology Journal, 2004). Lester Brown y la mayoría de los analistas de China adoptan una visión extremadamente sombría de la situación del agua en China – lo que afecta la capacidad de producción de alimentos de China y su necesidad de importar grandes cantidades de cereales y otros alimentos del mercado global.

India – Como China, India también enfrenta una larga lista de problemas de agua, que van del suministro y la demanda al acceso y la calidad. Las cosechas en disminución de India pueden ser atribuibles a sequías y a la baja de los niveles freáticos. Daniel Pepper escribió un buen artículo que relaciona la crisis de alimentos de Asia con la falta de agua y con los millones de agricultores en India que extraen demasiada agua subterránea: un ejemplo que citó es que en los años setenta, los agricultores indios tenían sólo 200.000 bombas eléctricas, actualmente tienen 12 millones de bombas de agua eléctricas y 8 millones de bombas de agua a diesel. Lester Brown también escribió que [el Estado] Tamil Nadu tiene más de 62 millones de habitantes, pero un 95% de los pozos se secan debido a niveles freáticos en rápido descenso. Adicionalmente, los niveles freáticos en India están bajando entre 1 y 3 metros por año en algunas partes; los niveles freáticos en el Punjab, la gran región productora agrícola de India, bajan 1 metro por año.

Bangladesh – los niveles del agua subterránea han bajado casi 3 metros debido a represas ubicadas aguas arriba y desviaciones del río Ganges. Bangladesh se ve afectada simultáneamente por el aumento del nivel del mar, catastróficas inundaciones, y acuíferos en agotamiento – tres factores que afectan severamente su productividad agrícola (su producción existente ya es menos que el promedio global y existen preocupaciones de que su producción de alimentos no sea sostenible ni siquiera al nivel actual).

El agua es parte integral de una agricultura irrigada altamente productiva. Sin un suministro adecuado de agua, la producción de cosechas aumentará en todo el globo. Ante el calentamiento global asociado con el clima extremo, la agricultura también será adversamente afectada. Esta semana los precios del maíz llegaron a niveles de precio récord, estratosféricos, al conocerse las noticias diarias de las catastróficas inundaciones de Iowa, Illinois, Wisconsin, y en otros sitios a lo largo del río Mississippi River, y que los agricultores perderán la temporada de siembra debido a la tierra empapada por las inundaciones.

Hasta ahora ni siquiera hemos comenzado a discutir los serios problemas de la contaminación del agua de superficie y del agua subterránea, la privatización de los derechos sobre las aguas, la apropiación de recursos acuáticos por corporaciones, la infraestructura acuática que se derrumba, la mala administración del agua por municipalidades en todo el mundo, el aumento de la inflación global de los productos químicos y los insumos para el tratamiento del agua potable y de las aguas servidas, la creciente demanda, y el aumento de la presión sobre las fuentes existentes de agua a través de crecientes demandas de los consumidores de alimentos intensivos en su uso de agua (es decir carnes, productos lácteos, huevos), y el debilitamiento de las regulaciones gubernamentales para tratar la calidad del agua y el acceso al agua. Al analizar la condición del agua, vemos un futuro bastante sombrío – de más hambre – para los pobres del mundo.

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Jo-Shing Yang es autor de “Ecological Planning, Design, and Engineering. Solving Global Water Crises: New Paradigms in Wastewater and Water Treatment. Small and On-Site Systems for Community Water Self-Sufficiency and Sustainability.” Correo electrónico: jsyang@alum.mit.edu

http://www.counterpunch.org/yang06212008.html
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Mensaje  Admin Mar Oct 28, 2008 2:28 pm

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HAMBRUNA EN EL MUNDO O CRISIS ALIMENTARIA Empty La próxima burbuja será la burbuja alimentaria

Mensaje  Admin Miér Oct 29, 2008 3:13 am

La próxima burbuja será la burbuja alimentaria


Prácticamente la mitad de la población mundial vive con menos de dos dólares diarios y gasta el 80% en comida. De ellos, 1.300 millones de personas viven con menos de un dólar diario (el mínimo que fija el Banco Mundial como límite de pobreza extrema), de los que 1.000 millones padecen desnutrición crónica, de los cuales 158 millones son niños.

De estos 1.000 millones con desnutrición crónica, el 85% pasa hambre. Hay que remarcar que de este grupo 34 millones de personas viven en el llamado mundo desarrollado. Además, la población se hacina en las ciudades, buscando -paradójicamente- un porvenir mejor: el 50% de la población urbana de Africa y el 40% de la de Latinoamérica, está desnutrida; en Calcuta, la cifra llega al 70%. La población mundial crece en 76 millones de personas cada año, la mayoría en países pobres.

Según la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO), 34 países están en estos momentos en crisis alimentaria (la mayoría en el Africa subsahariana). La ONU advierte sobre el peligro de hambruna para 100 millones de personas, o que sus programas de ayuda alimentaria a 90 millones de personas pueden quedarse en nada como consecuencia de la subida de precios. Jean Ziegler, comisario de la ONU para la Alimentación, habla de 'asesinato masivo silencioso'.

Pero el problema es aún mucho más serio: la crisis alimentaria está haciendo ya estragos en esos 1.000 millones de personas con desnutrición crónica, en áreas de Latinoamérica y Caribe y Africa subsahariana; conforme la crisis avance, el siguiente colectivo es el de menos de dos dólares de ingresos diarios, con lo que en pocos años el hambre crónica afectará a la mitad de la población mundial. Para la otra mitad, las dificultades económicas para comprar alimentos serán crecientes. Estamos ante una verdadera tragedia para toda la Humanidad.

La capacidad de producir alimentos es, sin embargo, mayor que nunca. Un reciente informe de la Food Policy Research Institute dice que podemos producir alimentos de sobra para toda la población mundial. En realidad, hoy se producen alimentos para alimentar al DOBLE de la población actual del Planeta.

Por desgracia, el neoliberalismo no va por ese camino. Comparemos cifras. Los países del Tercer Mundo importarán en 2008 alimentos por valor de 38.700 millones de dólares; sólo en 2007 los EEUU han gastado en la guerra de Irak (seguramente las cifras son superiores) 137.600 millones de dólares, tres veces el importe de los alimentos importados por los países pobres.

Mientras los pueblos salen a la calle porque no tienen qué comer...

En 2007 en México el precio de las tortillas, alimento básico, subió un 50%. Decenas de miles de trabajadores y campesinos se manifestaron en la capital, consiguiendo que, de momento, se limitase el precio de las tortillas.

Además de México, se han producido grandes movilizaciones contra el aumento del precio de los alimentos en Indonesia, Filipinas, Costa de Marfil, Senegal, Bolivia, Etiopía, Madagascar, Tailandia, Pakistán, Mauritania, Marruecos, Yemen, Guinea, Mozambique y, recientemente, Camerún, Burkina Faso y Haití. Centenares de muertos.

Junio 2007. El Congreso del MST acuerda como uno de sus ejes fundamentales 'combatir las empresas transnacionales que quieren controlar las semillas, la producción y el comercio agrícola brasileño, como la Monsanto, Syngenta, Cargill, Bunge, ADM, Nestlé, Basf, Bayer, Aracruz, Stora Enso, entre otras. Impedir que continúen explorando nuestra naturaleza, nuestra fuerza de trabajo y nuestro país'.

... Las multinacionales de la alimentación tienen beneficios astronómicos

Los beneficios de Nestlé crecieron un 7% el año pasado; también crecieron sustancialmente los beneficios de la Carrefour francesa y de la Wal-Mart americana. Wal-Mart en México controla el 30% de las ventas totales de alimentos; han incremento un 11% sus beneficios en el primer trimestre de 2008, mientras la gente no puede comprar las tortillas.

Las empresas de semillas y agroquímicas también tienen buenos resultados. Monsanto tuvo un 54% más de beneficios en 2007, Dupont un 21% y Syngenta un 28%. Monsanto, Bayer, Syngenta, Dupont, Basf y Dow controlan el total de las semillas trasgénicas del mundo. Cargill, ADM, ConAgra, Bunge, Dreyfus controlan más del 80% del comercio mundial de cereales.

He aquí los datos económicos de las multinacionales agrarias más importantes (fuente de estos datos: La crisis alimentaria, Rebelión, Esp., 210508, Ian Angus)

- comercio de granos

Archer Daniels Midland (ADM). Beneficio bruto: 1.150 millones de dólares, un aumento de un 55% desde el año pasado.
Cargill: Beneficios netos: 1.030 millones de dólares. Aumento: un 86%.
Bunge: Beneficio bruto consolidado: 867 millones de dólares. Aumento: 189%

- semillas y herbicidas

Monsanto. Beneficio bruto: $2.230 millones de dólares. Aumento: un 54%.

Dupont Agriculture and Nutrition. Ingreso operativo antes de impuestos: 786 millones de dólares. Aumento: un 21%.

- fertilizantes

Potash Corporation. Ingreso neto: 66 millones, aumento: 185,9 %
Mosaic: Beneficios netos: 528,8 millones, aumento más de un 1.200%

'Seis compañías controlan un 85% del comercio mundial en granos; tres controlan un 83% del cacao; tres controlan un 80% del comercio con plátanos. ADM, Cargill y Bunge controlan efectivamente el maíz del mundo, lo que significa que sólo ellos deciden qué parte de la cosecha de cada año va a la producción de etanol, edulcorantes, alimento para animales o alimentos para seres humanos'. (La crisis alimentaria, Rebelión, Esp., 210508, Ian Angus)

Los precios de los alimentos

En los últimos tres años, los precios de los alimentos subieron un 83%. La subida promedio de los alimentos en 2007 fue del 25,6%, según el FMI. En Latinoamérica, creció en Chile un 34,2%, en Brasil un 23,6% y en Argentina entre el 36 y el 39%

El incremento de precios 2006-2007 ha sido del 40% en el trigo, 32% en el maíz y un 44% en la cebada. El pollo subió un 30% en los EEUU porque la producción de maíz está casi toda destinada al etanol. La leche ha subido un 14% a lo largo de 2007. La mantequilla ha subido un 40% en un año.

El proceso se acelera: a finales de marzo 2008 los precios de arroz y trigo eran el doble de un año atrás. Los del maíz eran el triple.

Las previsiones de incremento de precios de los productos agrícolas es del 20 al 30% entre 2007 y 2010 y del 26 al 135% entre 2007 y 2020.

Los países del Tercer Mundo pagarán un 56% más en la importación de cereales en 2007-2008 y eso afectará seriamente a 37 países, según las previsiones de la FAO.

El maíz ha triplicado su precio en un año y ha elevado el precio del ganado (carne, leche, mantequilla, huevos) que se alimenta con este cereal (cerdos, bovinos, aves). En 2007 las exportaciones de maíz disminuyeron porque un 19% de la cosecha se dedicó a la fabricación de biocombustibles, un 30% más que el año anterior.

El arroz es la dieta básica de 3.000 millones de personas, la mitad de la Humanidad. 'Es muy duro. El kilo de arroz costaba 300 francos CFA (0,5 euros) y ahora cuesta 350. El resto de alimentos también ha subido. No es posible llegar a fin de mes', se queja Odile Zongo, empleada doméstica en Ouagadougou, la capital de Burkina Faso. (Público, Esp., 250408). Tailandia es el mayor exportador mundial de arroz; el precio se ha casi triplicado en 2008. El precio del arroz se ha duplicado en Asia en los últimos tres meses.
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Mensaje  Admin Miér Oct 29, 2008 3:13 am

El precio del trigo aumentó un 130% en 2007, se ha doblado de marzo/08 a marzo/07 y ha aumentado un 25% en mayo respecto al mes anterior.

España. Septiembre 2007. Un kilo de pan cuesta 2,60 euros, pero un kilo de trigo cuesta 0,21 céntimos. El pollo ha subido un 20%. El precio de los huevos ha crecido un 12% en agosto 2007, con un crecimiento interanual del 28%. En 2007 los precios de los cereales han crecido entre el 50 y el 100%, coincidiendo con las cosechas más elevadas de la última década; de mayo a octubre 2007 el precio de la leche creció un 25% para el consumidor. Además, la UE tiene una política de reducción de la oferta, lo que ha contribuido al incremento de precios. El precio del arroz ha subido un 20%, el del maíz 50%, el trigo 100% en 2007.

En Egipto el pan ha subido un 35% y el aceite un 26% en 2007.

Haití se autoabastecía de arroz hace unos años. Con la liberalización de mercados llegó arroz barato (subvencionado) desde los EEUU y arruinó la producción local. Ahora el arroz está un 50% más caro que el año pasado. El mismo problema comienza a afectar a Filipinas: el Banco Mundial orientó a Filipinas a conseguir el arroz de las importaciones y no de la producción propia.

Kenia producía suficientes alimentos para su población hace 25 años; hoy importa el 80% de los alimentos que consume.

El Banco Mundial y el FMI han hecho que los países más pobres cultiven para la exportación aquellos artículos que les convienen a las multinacionales e importen los alimentos que necesitan. La agricultura de los países de la OCDE (Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico) recibe 350.000 millones de dólares en subvenciones al año, con lo que colocan sus productos en todo el mundo a unos precios con los que los agricultores del Tercer Mundo no pueden competir. El 70% de los países pobres son importadores netos de alimentos.

Para evitar la rebelión de los pueblos, algunos países han prohibido o restringido las exportaciones de los cereales que aún producen. Son los casos de Kazajstán, Rusia, Ucrania, Argentina, Indonesia, Egipto e India. Han tomado las mismas medidas China, Vietnam y Camboya, para garantizar la seguridad alimentaria de sus poblaciones. Con ello la presión sobre los precios ha aumentado, porque un porcentaje muy significativo de alimentos no llegan a los mercados mundiales al haber protegido algunos países sus mercados internos.

Por su parte, las grandes compañías acaparan cereales en momentos determinados para lograr desabastecimiento y justificar mejor los aumentos de precios.

¿Es el etanol el causante de la subida de precios?

'El demoledor impacto del encarecimiento de los alimentos, que se producirá inexorablemente en la medida en que la tierra pueda ser utilizada para producirlos o para producir carburante, fue demostrado en la obra de C. Ford Runge y Benjamin Senauer, dos distinguidos académicos de la Universidad de Minnesota, en un artículo publicado en la edición en lengua inglesa de la revista Foreign Affairs, cuyo título lo dice todo: 'El modo en que los biocombustibles podrían matar por inanición a los pobres'. Los autores sostienen que en Estados Unidos el crecimiento de la industria del agrocombustible ha dado lugar a incrementos no solo en los precios del maíz, las semillas oleaginosas y otros granos, sino también en los precios de los cultivos y productos que al parecer no guardan relación. El uso de la tierra para cultivar el maíz que alimente las fauces del etanol está reduciendo el área destinada a otros cultivos. Los procesadores de alimentos que utilizan cultivos como los guisantes y el maíz tierno se han visto obligados a pagar precios más altos para mantener los suministros seguros, costo que a la larga pasará a los consumidores. El aumento de los precios de los alimentos también está golpeando las industrias ganaderas y avícolas. Los costos más altos han provocado la caída abrupta de los ingresos, en especial en los sectores avícola y porcino. Si los ingresos continúan disminuyendo, la producción también lo hará y aumentarán los precios del pollo, pavo, cerdo, leche y huevos. Advierten que los efectos más devastadores de la subida del precio de los alimentos se sentirán especialmente en los países del Tercer Mundo.' (Se intensifica el debate, Fidel Castro 090507)'

La demanda de etanol elevará un 9% la utilización industrial de granos en 2007-2008. Los propios economistas neoliberales han establecido que la fabricación de biocombustibles incide en un 25-30% en los incrementos de precios de los alimentos.

El etanol, pues, contribuye a la subida de precios, pero no la explica en su totalidad.

¿Es la sequía la causante de la subida de precios?

Las cosechas de trigo disminuyeron en 2007. Las cosechas en Rusia, Ucrania, Centroeuropa y Canadá fueron a la baja el año pasado. La sequía afecta sensiblemente al norte de Africa (Marruecos reduce a la mitad sus cosechas de trigo) y al Africa meridional (reducción de cosechas por segundo año consecutivo). Lo mismo pasa en Bolivia con la sequía y las inundaciones de 2007. La inestabilidad política en Somalia, con traslados de fuertes contingentes de población, afecta a las cosechas igualmente. En lo que se refiere al arroz, si exceptuamos a China e India (los mayores productores del mundo), la cosecha desciende en 2007. Australia también está afectada por una gran sequía.

La FAO advirtió a finales de 2007 que tenemos las reservas de alimentos más bajas en los últimos 25 años (la fabricación de biocombustibles también tiene que ver con esto). Pero, a pesar de todo, la cosecha mundial de granos fue en 2007 un 4% mayor que el año anterior.

Desde 1961 la producción mundial de granos se ha triplicado, mientras que la población se ha duplicado.

La sequía y la bajada en las reservas de alimentos, pues, contribuyen a la subida de precios, pero no la explican en su totalidad.

¿Es la mayor demanda de china e india la causante de la subida de precios?

El crecimiento de la demanda en China e India es del 10% y 8% respectivamente, provocando un 5% de incremento de la demanda mundial, por lo que no puede argumentarse que los alimentos suben ''porque los chinos comen más carne', que es una de las tesis preferidas de los ideólogos neoliberales.

El aumento de la demanda, pues, contribuye a la subida de precios, pero no la explica en su totalidad.

¿Es la devaluación del dólar la causante de la subida de precios?

En 2007, el dólar cayó un 28% frente al euro. Las oscilaciones del dólar afectan al mercado mundial de los alimentos: en marzo pasado, en dos días bajaron los precios de la soja, el trigo y el maíz entre un 8 y un 17% porque el dólar se recuperó ocasionalmente. Luego volvieron a subir.

La caída del dólar, pues, contribuye a la subida de precios, pero no la explica en su totalidad.

Los precios suben porque se especula con ellos

Al estallar la burbuja inmobiliaria, entre 150.000 y 270.000 millones de dólares se lanzaron a especular con los precios a futuros (commodities) de las materias primas agrícolas (fuente: la consultora norteamericana Lehman Brothers), en los últimos meses de 2007. En el primer bimestre de 2008 la especulación sumó otros 40.000 millones de dólares más. Por contra, en el año 2000 tan 'sólo' 5.000 millones de dólares especulaban con los precios de los alimentos.

Con el estallido de la burbuja inmobiliaria a partir de agosto 2007, pues, muchos capitales especulativos se han trasladado del 'ladrillo' a los futuros de los precios de los alimentos. Y estos precios se han disparado.

Estas operaciones tienen su centro en Chicago. Y en una sola entidad: el Chicago Board of Trade (Bolsa del Comercio de Chicago), la mayor bolsa del mundo en compraventa de commodities. La mayoría de las cosechas de los próximos años ya están cotizadas a futuro como commodities y, lógicamente, a precios cada vez más altos.

Lo mismo está sucediendo con el petróleo, con compras a futuro lideradas por la Texaco, Esso y Shell. El precio del petróleo incide a su vez en el precio de los alimentos: 'los costos de los fertilizantes, la puesta en marcha de la maquinaria, la cosecha, el almacenamiento y la entrega de alimentos' (Rebelión, Esp., 230408, Martín Khor).

Los mismo que en el caso de la vivienda, los especuladores son conscientes de que estamos ante una burbuja que 'estallará' cuando la situación se haga insostenible. Dicen que la subida de los precios de los alimentos se mantendrá hasta el 2015 (traducimos: los capitalistas creen que pueden mantener la burbuja alimentaria hasta el 2015, y así la operación especulativa gana en estabilidad porque aún tiene unos años por delante). En esta dirección han ido las declaraciones del presidente del Banco Mundial, Robert B. Zoellick, añadiendo, por si no estaba suficientemente claro, que los precios jamás podrán recuperar los niveles de 2004.
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HAMBRUNA EN EL MUNDO O CRISIS ALIMENTARIA Empty Especular con el hambre, ¡eso sí que es terrorismo!

Mensaje  Admin Miér Oct 29, 2008 3:24 am

Especular con el hambre, ¡eso sí que es terrorismo!
Así, como si se tratara de una catástrofe de esas que llaman naturales que arrasan cuando menos te lo esperas, toda esa estructura imperialista que se esconde tras el nombre de Naciones Unidas se muestra ante los medios como repentinamente arrollada por un insospechado tsunami, una crisis alimentaria mundial, a la que, altruistamente y como organización civilizada que es, se ve en la necesidad de responder... ¡Los pobres nos tienen ya tan acostumbrados a tenerles que echar una mano con sus imparables desgracias!

El que el precio del trigo se haya doblado en dos años y el del arroz, el alimento de primera necesidad de 3.000 millones de personas, haya aumentado un 70% en estos primeros meses de 2008, es, al parecer, una disfunción coyuntural que se puede semiatajar con ayudas puntuales, como la de Zapatero, «Quijote» donde los haya, que ha tirado de «chequera» («Público» dixit) en la cumbre de la FAO celebrada en Roma, y ha prometido destinar 500 millones de euros hasta 2012 para «combatir el hambre en el mundo». Por hacernos una idea de la generosidad torera del presidente español digamos que harían falta 20.000 millones de euros al año para tal fin y que, de todos modos, ni el dinero urgente (que no vale sino para destruir los últimos bastiones de pequeños productores) ni una FAO a las órdenes del BM, el FMI y la OMC van a arreglar el drama y poner fin a las causas estructurales que están en el origen de la crisis.

Al parecer, la protección y subsidios dados durante los últimos decenios por el FMI, el BM, la OMC, el BID (Banco Interamericano de Desarrollo) y estados varios, incluido el español, a determinadas corporaciones multinacionales y a ciertas políticas agrícolas de «ajuste estructural», de reconversión de tierras en monocultivos, de privatización de las empresas estatales más rentables, de implantación de los agrocarburantes a gran escala y de sustitución de la agricultura autosuficiente por la de exportación, no están en la raíz del hambre, la malnutrición y la muerte por inanición a la que se enfrentan cientos de millones de personas en pleno siglo XXI y en una situación de clara expansión de la producción. O, al menos, eso es lo que parecen querer hacernos creer, vista la decisión de mantener las políticas de dependencia Sur-Norte y de seguir apoyando a los gigantes de la agroalimentación.

Al parecer, la urgencia mostrada por Olivier de Schutter, el nuevo relator para la alimentación de la ONU, para realizar una reunión especial sobre la inseguridad alimentaria mundial sólo tiene que ver con el «humanitarismo» tan propio de la institución, y no tiene relación alguna con la imperiosa necesidad del sistema de torpedear el escenario que ya se está dibujando de multiplicación de los motines de hambre, viva imagen de la crisis estructural de un capitalismo mortífero que sólo se combate con lucha popular y organizada. Son ya millones los que se han rebelado contra la carestía y la inseguridad alimentaria en casi cincuenta países y que han obligado a esos sus gobiernos que tan diligentemente habían aplicado las recetas de las jefaturas multinacionales que controlan la ONU a tomar una serie de medidas contrarias a la sacrosanta «libertad de comercio»: reducir o suspender las exportaciones de trigo, arroz o soja; controlar a los especuladores... Las tensiones sociales aumentan incluso en estados con alto índice de crecimiento como China o India. Hasta en los países imperialistas occidentales, la escalada de los precios, unida al estancamiento salarial y al aumento del coste de las hipotecas y de los desahucios, presiona a los gobiernos a tomar medidas urgentes...

Las explicaciones de las autoridades responsables y sus expertos ante esta gravísima catástrofe son insuficientes, parciales, interesadas o simple y llanamente absurdas. Y es que lo último que van a reconocer es que, como escribe J. Petras en «The Structural Roots of Hunger, Food Crises and Riots», las raíces del problema están incrustadas en las estructuras profundas de la economía capitalista: es la configuración monopólica que opera tanto en el sector de los carburantes como en el de la alimentación la que impulsa su encarecimiento.

Según si la autoridad o el experto que expresa la opinión es conservador o «progresista» culpará más a un factor que a otro para explicar que millones se mueran de hambre mientras los stocks están rebosantes y se especula con el grano de años futuros, como hacían aquellos jauntxos contra los que nos rebelamos en Euskal Herria en matxinadas como la de 1766. Así, los de derechas se meterán más con los chinos (con los indios y los brasileños también, pero menos) porque, al aumentar su nivel de vida, les ha dado por comer carne y, claro, gastan mucho maíz y soja para alimentar a esos pollos, patos y cerditos a los que antes no tenían acceso. Es un asunto de oferta y demanda. Argumento conservador por excelencia son también el del excedente demográfico (demasiadas bocas que alimentar), la desertización o el cambio climático. Los «progresistas», por su parte, apuntan más a culpar del desastre al desvío de parte de la producción alimentaria (maíz, colza, trigo, girasol) para producir agrocarburantes. También achacan el fuerte incremento de precios al hecho de que, tras la caída de los «subprime», los inversores hayan decidido especular abiertamente con el hambre mundial, es decir, practicar el terrorismo especulativo. De hecho, hay bancos y consejeros financieros que recomiendan invertir de modo masivo en artículos de consumo y «aprovecharse del alza imparable en el precio de los alimentos», calificando de «oportunidad inmejorable» la «penuria de agua y de tierras agrícolas explotables». Y es que, como cínicamente afirman, por mucho que se agrave la crisis y que aumenten los precios, la gente va a seguir teniendo que comer.

El asunto no es que esos y otros elementos no intervengan en la carestía e inseguridad alimentarias actuales. El asunto es que todos ellos están directamente causados por las políticas impuestas por el sistema imperialista.

Nos dicen que la libre competencia y la apertura de mercados conducen a la eficacia y al descenso de los precios, cuando en el caso que nos ocupa conducen a la sobreproduccion, la inflación y la crisis. Nos ocultan que la expansión de los agrocombustibles se explica por el apoyo que le brindan las potencias económicas (España incluida) mediante políticas públicas, subvenciones y medidas legislativas.

Mientras algunas autoridades como Olivier de Schutter hacen como que hacen algo pidiendo regular o gravar la especulación y los mercados de futuros de «commodities» o materias primas que, calculan, es la causante de un aumento de los precios del 35%, bancos, consejeros e instituciones públicas siguen ofertando dichos artículos básicos de consumo como excelente producto financiero, entre otros para los fondos de pensiones, a las que les han metido ya una burbuja tras otra: la informática, la inmobiliaria, ahora la de «futuros» de productos básicos...

Cuando la recién terminada Cumbre de Alto Nivel sobre Seguridad Alimentaria sigue defendiendo las recetas neoliberales y la apertura de los mercados del Sur como modo de detener la escalada de precios, la realidad demuestra que, en la base de esa carestía y esa escasez, está la monopolización en pocas manos del proceso completo de producción, compra, distribución y venta de los alimentos: desde las grandes compañías de semillas y fertilizantes o los gigantes del agribusiness y los alimentos genéticamente modificados hasta quienes monopolizan la compra, transformación, distribución y venta de esos productos; desde Monsanto y Cargill hasta Nestlé, Wal-Mart, Carrefour o Aldidis (la central de compras europea en la que participa Eroski)... Como muy bien analiza Henri Houben en «Les coûts de la grande distribution» esas multinacionales han visto multiplicar sus beneficios y sus propietarios se sitúan entre los más ricos del planeta gracias precisamente al cada vez mayor desfase entre salarios y precios, entre lo que los trabajadores cobramos por producir y pagamos por sobrevivir, es decir, gracias a la pauperización estructural de la gran mayoría de la población. Por algo nos anuncian que los precios van a seguir subiendo inevitablemente, imparablemente, durante los próximos años... El capitalismo se sigue concentrando y necesita robar aún más, aunque sea a costa de (o gracias a) el genocidio de poblaciones enteras. Los pobres no explotables, cuando son demasiados, sobran... y muchos del primer mundo, también.

En el libro «El Imperio de la vergüenza», ya en 2005, desarrollaba el tema del hambre y el capitalismo depredador el ex relator especial de la ONU Jean Ziegler, a quien, por cierto, tuvimos ocasión de conocer durante aquel solidario, luchador, internacionalista y emocionante «Gernika 1937-1987», organizado por la izquierda abertzale cuando las fuerzas de la reacción no habían conseguido todavía siervos con «ética» suficiente como para apoyar su ilegalización.

Crimen contra la humanidad, terrorismo imperialista... vayamos poniendo nombre, teoría y práctica a la destructiva explotación de unos pocos (vascos incluidos) sobre todos los demás.
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HAMBRUNA EN EL MUNDO O CRISIS ALIMENTARIA Empty La crisis global: Alimento, agua y combu

Mensaje  Admin Miér Oct 29, 2008 3:30 am

http://es.youtube.com/watch?v=TuljAsLjTZg
http://es.youtube.com/watch?v=SomXKQmZ9Cs &NR=1
http://es.youtube.com/watch?v=F8gWBmueKIQ &feature=related
La crisis global: Alimento, agua y combustible

Las balas cubiertas de azúcar del “libre mercado” están matando a nuestros hijos. El acto de asesinar es impremeditado. Es instrumentado de un modo indiferente mediante negocios programados por computadoras en las bolsas mercantiles de Nueva York y Chicago, donde se deciden los precios globales de arroz, trigo y maíz.

La pobreza no es sólo el resultado de fracasos de políticas en el ámbito nacional. La gente en diferentes países está siendo empobrecida simultáneamente como resultado de un mecanismo de mercado global. Un pequeño número de instituciones financieras y corporaciones globales tiene la capacidad de determinar, mediante la manipulación del mercado, el nivel de vida de millones de personas en todo el mundo.

Nos encontramos en la encrucijada de la crisis económica y social más seria de la historia moderna. El proceso de empobrecimiento global desatado al comienzo de la crisis de la deuda de los años ochenta ha llegado a un importante punto decisivo, llevando a la erupción simultánea de hambrunas en todas las principales regiones del mundo en desarrollo.

Hay muchas características complejas que subyacen a la crisis económica global, que tienen que ver con mercados financieros, la disminución de la producción, el colapso de instituciones estatales y el rápido desarrollo de una economía de guerra motivada por beneficios. Lo que es mencionado pocas veces en este análisis, es como esta reestructuración económica global afecta forzosamente a tres necesidades fundamentales de la vida: el alimento, el agua, y el combustible.

El suministro de alimento, agua y combustible es un prerrequisito para la sociedad civilizada: son factores necesarios para la supervivencia de la especie humana. En los últimos años, los precios de esas tres variables han aumentado dramáticamente en el ámbito global, con devastadoras consecuencias económicas y sociales.

Esos tres bienes o artículos de consumo esenciales, que en sentido real determinan la reproducción de la vida económica y social en el planeta Tierra, están bajo el control de un pequeño número de corporaciones e instituciones financieras globales.

Tanto el Estado como la gama de organizaciones internacionales – a las que se refieren a menudo como la ‘comunidad internacional’ – sirven los intereses libres de trabas del capitalismo global. Los principales organismos intergubernamentales, incluyendo a Naciones Unidas, las instituciones de Bretton Woods y la Organización Mundial de Comercio (OMC) han avalado el Nuevo Orden Mundial por cuenta de sus patrocinadores corporativos. Gobiernos en países desarrollados y en desarrollo han abandonado su papel histórico de reguladores de las variables económicas cruciales, así como de asegurar un sustento mínimo para sus pueblos.

Movimientos de protesta dirigidos contra los aumentos de los precios de alimentos y gasolina han hecho erupción simultáneamente en diferentes regiones del mundo. Las condiciones son particularmente críticas en Haití, Nicaragua, Guatemala, India, Bangladesh. La escalada de los precios de alimentos y combustible en Somalia ha precipitado a todo el país a una situación de hambruna masiva, combinada con una grave falta de agua. Una situación similar e igualmente seria prevalece en Etiopia.

Otros países afectados por el aumento fuera de control de los precios de alimentos incluyen a Indonesia, las Filipinas, Liberia, Egipto, Sudán, Mozambique, Zimbabue, Kenia, Eritrea, una larga lista de países empobrecidos..., para no hablar de los que están bajo ocupación militar extranjera, incluyendo a Iraq, Afganistán y Palestina.

Desregulación

El suministro de alimento, agua y combustible ya no es objeto de regulación o intervención gubernamentales o intergubernamentales a fin de aliviar la pobreza o evitar el estallido de hambrunas.

La suerte de millones de seres humanos es dirigida tras puertas cerradas en las salas de consejo de las corporaciones como parte de una agenda motivada por los beneficios.

Y como estos poderosos actores económicos operan a través de un mecanismo de mercado aparentemente neutral e “invisible,” los devastadores impactos sociales de aumentos amañados en los precios de alimentos, combustible y agua son descartados a la ligera como resultado de consideraciones de oferta y demanda.

Naturaleza de la crisis económica y social global

Confundidas en gran parte por informes oficiales y mediáticos, tanto la “crisis alimentaria” como la “crisis del petróleo” son el resultado de la manipulación especulativa de valores del mercado por parte de poderosos protagonistas económicos.

No se trata “crisis” distintas y separadas de los alimentos, el combustible y el agua, sino de un proceso global de reestructuración económica y social.

Los dramáticos aumentos de los precios de estos tres recursos esenciales no son algo casual. Estas tres variables, incluyendo los precios de de alimentos básicos, del agua para la producción y el consumo y de los combustibles son objeto de un proceso de manipulación deliberada y simultánea del mercado.

Al centro de la crisis alimentaria están los crecientes precios de alimentos básicos, combinados con un aumento dramático del precio del combustible.

Al mismo tiempo, el precio del agua que es un insumo esencial para la producción agrícola e industrial, la infraestructura social, la higiene pública y el consumo doméstico, ha aumentado abruptamente como resultado de un movimiento a escala mundial para privatizar los recursos acuíferos.

Estamos frente a una gran agitación económica y social, una crisis global, caracterizada por la relación triangular entre el agua, los alimentos, y el combustible: tres variables fundamentales, que afectan en conjunto los medios mismos para la supervivencia humana.

En términos muy concretos, estos aumentos de precios empobrecen y destruyen vidas humanas. Además, el colapso a escala mundial de los niveles de vida ocurre en un tiempo de guerra. Está íntimamente relacionado con la agenda militar. La guerra en Oriente Próximo tiene una relación directa con el control sobre las reservas de petróleo y del agua.

Aunque el agua no es actualmente una materia prima comercializada internacionalmente de la misma manera como el petróleo y los alimentos básicos, también es objeto de la manipulación del mercado a través de la privatización del agua.

Los actores económicos y financieros que operan detrás de puertas cerradas son:

los principales bancos y firmas financieras de Wall Street, incluyendo los especuladores institucionales que juegan un papel directo en los mercados de materias primas, incluyendo los mercados del petróleo y los alimentos.

Los gigantes del petróleo anglo-estadounidenses, incluyendo a British Petroleum (BP), ExxonMobil, Chevron-Texaco, Royal Dutch Shell.

Los conglomerados de la biotecnología y del agronegocio, que poseen los derechos de propiedad intelectual sobre semillas e insumos agrícolas. Las compañías de biotecnología también son importantes actores en las bolsas mercantiles de Nueva York y Chicago.

Los gigantes del agua incluyendo a Suez, Veolia y Bechtel-United Utilities, involucrados en la amplia privatización de los recursos acuíferos del mundo.

El complejo militar-industrial anglo-estadounidense que incluye a los cinco grandes contratistas de la defensa de EE.UU. (Lockheed Martin, Raytheon, Northrop Grunman, Boeing y General Dynamics) en alianza con British Aerospace Systems Corporation (BAES) constituye una poderosa fuerza superpuesta, estrechamente aliada con Wall Street, los gigantes del petróleo y los conglomerados del agronegocio y de la biotecnología.

La burbuja del precio del petróleo

El movimiento en los precios globales en las bolsas mercantiles de Nueva York y Chicago no tiene nada que ver con los costes de producción del petróleo. Los precios disparados del petróleo crudo no resultan de una escasez de petróleo. Se calcula que el coste de un barril de petróleo en Oriente Próximo no excede los 15 dólares. Los costes de un barril de petróleo extraído de las arenas bituminosas de Alberta, Canadá, es del orden de 30 dólares (Antoine Ayoub, Radio Canadá, mayo de 2008)

El precio del petróleo crudo es actualmente más de 120 dólares por barril. El precio de mercado es en gran parte el resultado de la acometida especulativa.

Precios del petróleo 2006-2008

Precios del petróleo 1994-marzo de 2008

Fuente: NYMEX

El petróleo forma parte de la producción de virtualmente todas las áreas de la manufactura, la agricultura y la economía del sector de servicios. Los aumentos en los precios del combustible han contribuido, en todas las principales regiones del mundo, a precipitar a la bancarrota a decenas de miles de pequeñas y medianas empresas así como a debilitar y potencialmente paralizar los canales del comercio interior e internacional.

El mayor coste de la gasolina en el sector minorista lleva a la desaparición de las economías en el ámbito local, a un aumento de la concentración industrial y a una masiva centralización del poder económico en manos de un pequeño número de corporaciones globales. Por su parte, los aumentos en el combustible tienen una repercusión negativa sobre el sistema de transporte urbano, las escuelas y los hospitales, los transportes por camión, los embarques intercontinentales, el transporte aéreo, el turismo, la recreación y la mayor parte de los servicios públicos.

Inflación

El aumento en los precios del combustible desata un proceso inflacionario más amplio que resulta en una compresión del poder adquisitivo real y una disminución consecuente de la demanda de consumo. Son afectados todos los mayores sectores de la sociedad, incluyendo a las clases medias en los países desarrollados.

Estos movimientos de precios son dictados por los mercados de materias primas. Son el resultado del comercio especulativo en los fondos índice, los futuros y las opciones en todos los principales mercados de materias primas, incluyendo el ICE [Intercontinental Exchange] de Londres y las bolsas mercantiles de Nueva York y Chicago.

La dramática subida de precios no es el resultado de una escasez de combustible, alimento o agua.

Este trastorno en la economía global es deliberado. Las políticas económica y financiera del Estado son controladas por intereses corporativos privados. El comercio especulativo no es objeto de políticas reguladores. La depresión económica contribuye a la formación de riqueza, a realzar el poder de un puñado de corporaciones globales.

Según William Engdahl;

“Por lo menos un 60% del precio de 128 dólares por barril del petróleo crudo proviene de la especulación en futuros no regulada de fondos especulativos, bancos y grupos financieros que utilizan las bolsas de futuros ICE de Londres y NYMEX de Nueva York y el comercio inter-bancos o sobre el mostrador para evitar un análisis minucioso. Las regulaciones del gobierno sobre el margen en futuros en EE.UU. de la Comisión del Comercio en Futuros sobre Mercancías, permiten que los especuladores compren un contrato de futuros de petróleo crudo en la NYMEX y que tengan que pagar sólo un 6% del valor del contrato. Al precio actual de 128 dólares por barril, eso significa que un negociante en futuros sólo tiene que depositar unos 8 dólares por cada barril. Pide prestados los otros 120 dólares. Este extremo ‘apalancamiento’ de 16 a 1 ayuda a impulsar los precios a niveles salvajemente irreales y a compensar las pérdidas de los bancos en hipotecas de alto riesgo y otros desastres a costas de la población en general. (Vea más sobre la verdadera razón detrás de los altos precios del petróleo, en Global Research, mayo de 2008)

Entre los otros protagonistas en el mercado especulativo para el petróleo crudo están Goldman Sachs, Morgan Stanley, British Petroleum (BP), el conglomerado bancario francés Société Générale, Bank of America, el mayor banco de EE.UU., y Mercuria de Suiza. (Vea Miguel Angel Blanco, La Clave, Madrid, junio 2008)

British Petroleum controla la Bolsa Internacional del Petróleo (IPE) basada en Londres, que es una de las mayores bolsas del mundo para futuros y opciones en energía. Entre los principales accionistas de IPE están Goldman Sachs y Morgan Stanley.

Según Der Spiegel, Morgan Stanley es uno de los principales actores institucionales en el mercado especulativo del petróleo (IPE) basado en Londres. Según Le Monde, Société Générale, de Francia, junto con Bank of America y Deutsche Bank han estado involucrados en la difusión de rumores a fin de aumentar el precio del petróleo crudo. (Vea Miguel Angel Blanco, La Clave, Madrid, junio de 2008)

Se disparan los precios de los alimentos

La crisis alimentaria global, caracterizada por considerables aumentos en los precios de los alimentos básicos, ha conducido a millones de personas en todo el mundo hacia el hambre y la pobreza absoluta crónica.

Según la FAO [Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación], el precio de los alimentos básicos en granos ha aumentado en un 88% desde marzo de 2007. El precio del trigo ha aumentado en un 181% en un período de tres años. El precio del arroz ha aumentado en un 50% durante los últimos tres meses. (Vea Ian Angus: “Crisis Alimentaria - La mayor demostración del fracaso histórico del modelo capitalista”, Rebelión, mayo de 2008):

El precio del arroz se ha triplicado durante un período de cinco años, de aproximadamente 600 dólares por tonelada en 2003 a más de 1.800 dólares por tonelada en mayo de 2008. (Vea gráfica a continuación)



“La calidad más popular de arroz de Tailandia se vendió a 198 dólares por tonelada hace cinco años y por 323 dólares hace un año. En abril de 2008, el precio llegó a 1.000 dólares. Los aumentos son aún mayores en mercados locales – en Haití, el precio de mercado de un saco de 50 kilos de arroz se duplicó en una semana a fines de marzo de 2008. Son aumentos catastróficos para los 2.600 millones de personas en todo el mundo que viven con menos de 2 dólares al día y gastan entre un 60 y un 80% de sus ingresos en alimento. Cientos de millones no tienen suficiente dinero para comer.” (Ibíd.)
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HAMBRUNA EN EL MUNDO O CRISIS ALIMENTARIA Empty 2ºLa crisis global: Alimento, agua y combu

Mensaje  Admin Miér Oct 29, 2008 3:31 am

Los principales actores en el mercado de los granos son Cargill y Archer Daniels Midland (ADM). Estos dos gigantes corporativos controlan una gran parte del mercado global de granos. También participan en transacciones especulativas en futuros y opciones en la NYMEX y en la Bolsa de Futuros de Chicago (CBOT). En EE.UU., “el mayor productor de cultivos GM [genéticamente modificados], Cargill, ADM y el competidor Zen Noh, controlan entre ellos un 81% de todas las exportaciones de maíz y un 65% de todas las exportaciones de soja.” (Greg Muttitt, Control Freaks, Cargill and ADM, The Ecologist, marzo de 2001)

TRIGO



MAÍZ




Fuente: Chicago Board of Trade

Antecedentes históricos de la reforma agrícola

Desde inicios de los años ochenta, coincidiendo con la embestida de la crisis de la deuda, la gama de reformas neoliberales de política macroeconómica ha contribuido en gran parte a debilitar la agricultura local. Durante los últimos 25 años, el cultivo de alimentos en los países en desarrollo ha sido desestabilizado y destruido por la imposición de reformas del FMI y del Banco Mundial.

El dumping de excedentes de granos de EE.UU., Canadá y de la Unión Europea ha llevado a la desaparición de la autosuficiencia alimentaria y a la destrucción de la economía campesina local. A su vez, este proceso ha resultado en beneficios multimillonarios para el agronegocio occidental, resultantes de contratos de importación por los países en desarrollo, que ya no son capaces de producir sus propios alimentos.

Estas condiciones históricas preexistentes de pobreza masiva han sido exacerbadas y agravadas por el reciente aumento en los precios de los granos, que han llevado en algunos casos a la duplicación del precio minorista para los alimentos básicos.

Los incrementos de precios también han sido exacerbados por el uso de maíz para producir etanol. En 2007, la producción de maíz fue del orden de 12.320 millones de fanegas de las cuales 3.200 millones fueron utilizadas para la producción de etanol. Casi un 40% de la producción de maíz en EE.UU. será canalizada hacia el etanol.

Semillas genéticamente modificadas

Coincidiendo con el establecimiento de la Organización Mundial de Comercio (OMC) en 1995, ha ocurrido otro importante cambio histórico en la estructura de la agricultura global.

Bajo los artículos de acuerdo de la Organización Mundial de Comercio (OMC), se ha garantizado a los gigantes alimentarios una libertad irrestricta para penetrar a los mercados de semillas de los países en desarrollo.

La adquisición de “derechos de propiedad intelectual” exclusiva sobre variedades de plantas por intereses agroindustriales internacionales, también favorece la destrucción de la biodiversidad.

Actuando por cuenta de un puñado de conglomerados de biotecnología, las semillas OMG han sido impuestas a los agricultores, a menudo en el contexto de “programas de ayuda alimentaria”. En Etiopia, por ejemplo, kits de semillas OMG fueron distribuidos a agricultores empobrecidos para rehabilitar la producción agrícola después de una sequía importante.

Las semillas OMG fueron plantadas, produciendo una cosecha. Pero luego el agricultor llegó a darse cuenta de que las semillas OMG no podían ser vueltas a plantar sin pagar derechos a Monsanto, Arch Daniel Midland, y otros.

Luego los agricultores descubrieron que las semillas sólo podían ser cosechadas si utilizaban los insumos agrícolas que incluían el fertilizante, el insecticida y el herbicida, producidos y distribuidos por las compañías biotecnológicas del agronegocio. Economías campesinas completas fueron recluidas bajo la sujeción a los conglomerados del agronegocio.

Los principales gigantes de la biotecnología en OMG incluyen a Monsanto, Syngenta, Aventis, DuPont, Dow Chemical, Cargill y Arch Daniel Midland.

Rompiendo el ciclo agrícola

Con la adopción generalizada de semillas OMG, ha ocurrido una importante transición en la estructura y la historia de la agricultura establecida desde sus comienzos hace 10.000 años.

La reproducción de semillas en semilleros locales en el ámbito de la aldea ha sido desorganizada por el uso de semillas genéticamente modificadas. Se rompió el ciclo agrícola, que posibilita que los agricultores almacenen sus semillas orgánicas y vuelvan a plantarlas para obtener la próxima cosecha. Este modelo destructivo – que invariablemente resulta en hambrunas – es reproducido en un país tras el otro llevando a la desaparición a escala mundial de la economía campesina.

El consenso de la FAO y del Banco Mundial

Después de la Cumbre de Roma de la FAO en junio de 2008 sobre la crisis alimentaria, políticos y analistas económicos por igual abrazaron el consenso del libre mercado: el estallido de hambrunas fue presentado como el resultado de la usual oferta y demanda y de consideraciones climáticas, fuera del control de los responsables políticos. “La solución” canaliza ayuda de emergencia a áreas afectadas bajo los auspicios del Programa Mundial de Alimentos de la ONU (WFP, por sus siglas en inglés). No se interviene en la interacción de las fuerzas del mercado.

Irónicamente, esas “opiniones expertas” son refutadas por los datos sobre la producción global de granos: la FAO pronostica que la producción mundial de cereales alcanzará un resultado récord en 2008.

Contradiciendo sus propias explicaciones de manual, se espera, según el Banco Mundial, que los precios mundiales sigan siendo altos, a pesar del pronóstico de un creciente suministro de alimentos básicos.

En los pasillos de la FAO y del Banco Mundial no consideran que la regulación estatal de los precios de los alimentos básicos y de la gasolina sea una opción. Y, por cierto, es lo que enseñan en los departamentos de economía de las universidades más prestigiosas de EE.UU.

Mientras tanto, los precios a la puerta de la granja en el ámbito local apenas cubren los costes de producción, llevando la economía campesina a la bancarrota.

La privatización del agua

Según fuentes de la ONU, que subestiman enormemente la seriedad de la crisis del agua, mil millones de personas en todo el mundo (un 15% de la población mundial) no tienen acceso a agua limpia “y 6.000 niños mueren cada día debido a infecciones ligadas a agua sucia” (BBC News, 24 de marzo de 2004)

Un puñado de corporaciones globales incluyendo a Suez, Veolia, Bechtel-United Utilities, Thames Water y RWE-AG de Alemania, están obteniendo el control y la propiedad de servicios públicos de agua y de disposición de residuos. Suez y Veolia tienen aproximadamente un 70% de los sistemas acuíferos privatizados en todo el mundo.

La privatización del agua bajo los auspicios del Banco Mundial se alimenta del colapso del sistema de distribución pública de agua potable segura: “El Banco Mundial sirve los intereses de compañías suministradoras de agua a través de sus programa regulares de préstamos a gobiernos, que a menudo vienen con condiciones que requieren explícitamente la privatización del suministro de agua...” (Maude Barlow y Tony Clarke, “Water Privatization: The World Bank's Latest Market Fantasy,” Polaris Institute, Ottawa, 2004))

“El modus operandi [en India] es obvio – desatender el desarrollo de recursos acuíferos [bajo medidas de austeridad presupuestaria del Banco Mundial], afirmar una “crisis de recursos” y permitir que los sistemas existentes se deterioren.” (Ann Ninan, Private Water, Public Misery, India Resource Center 16 de abril de 2003)

Mientras tanto, los mercados para agua embotellada han sido absorbidos por un puñado de corporaciones, incluyendo a Coca-Cola, Danone, Nestlé y PepsiCo. Estas compañías no sólo trabajan en estrecha colaboración con las compañías de suministro de agua, están vinculadas con las compañías de agronegocios-biotecnología involucradas en la industria alimentaria. El agua del grifo es comprada por Coca-Cola de una instalación municipal de agua y luego revendida al por menor. Se estima que en EE.UU., un 40% del agua embotellada es agua del grifo. (Vea: Jared Blumenfeld, Susan Leal The real cost of bottled water, San Francisco Chronicle, 18 de febrero de 2007)

En India, Coca-Cola ha contribuido al agotamiento de las napas subterráneas en detrimento de comunidades locales:

“Comunidades en toda India que viven cerca de plantas embotelladoras de Coca-Cola están viviendo una severa falta de agua, directamente como resultado de la masiva extracción de agua por Coca-Cola de los recursos comunes de agua subterránea. Los pozos se han secado y las bombas manuales de agua ya no funcionan. Estudios, incluyendo uno del Consejo Central de Agua Subterránea en India, han confirmado el importante agotamiento del nivel freático.

Cuando el agua es extraída del recurso común de napas subterráneas cavando más profundo, el agua huele y gusta de modo extraño. Coca-Cola ha estado descargando indiscriminadamente sus aguas servidas en los campos alrededor de sus plantas y a veces dentro de ríos, incluyendo el Ganges, en el área. El resultado ha sido que el agua subterránea también ha sido contaminada, así como los suelos. Autoridades de la salud pública han colocado letreros alrededor de los pozos y de las bombas manuales informando a la comunidad que el agua no es adecuada para el consumo humano...

Ensayos realizados por una serie de agencias, incluyendo el gobierno de India, confirmaron que los productos de Coca-Cola contienen altos niveles de pesticidas, y como resultado, el Parlamento de India ha prohibido la venta de Coca-Cola en su cafetería. Sin embargo, Coca-Cola no sólo sigue vendiendo bebidas con una dosis de venenos en India (que nunca podrían ser vendidas en EE.UU. y en la UE), también introduce nuevos productos al mercado indio. Y como si no bastara que vende bebidas con DDT y otros pesticidas a indios, una de las últimas instalaciones embotelladoras de Coca-Cola en India, en Ballia, está ubicada en un área con una severa contaminación de arsénico en su agua subterránea. (India Resource Center, Coca-Cola Crisis in India, sin fecha).

En los países en desarrollo, los aumentos en precios de combustibles han aumentado los costes del embotellamiento de agua de grifo por los grupos familiares, lo que por su parte favorece la privatización de recursos acuíferos.

En la fase más avanzada de la privatización del agua, se contempla la propiedad real de lagos y ríos por corporaciones privadas. Mesopotamia no fue sólo invadida por sus amplios recursos de petróleo, el Valle de los dos ríos (Tigris y Éufrates) tiene amplias reservas de agua.

Comentarios finales

Estamos encarando una constelación compleja y centralizada de poder económico en la que los instrumentos de la manipulación del mercado tienen una influencia directa en las vidas de millones de personas.


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HAMBRUNA EN EL MUNDO O CRISIS ALIMENTARIA Empty 3ºLa crisis global: Alimento, agua y combu

Mensaje  Admin Miér Oct 29, 2008 3:32 am

Los precios de los alimentos, del agua y del combustible son determinados a nivel global, fuera del alcance de la política gubernamental nacional. Los aumentos de precios de esas tres materias primas esenciales constituyen un instrumento de “guerra económica,” realizada a través del “libre mercado” en las bolsas de futuros y opciones.

Estos aumentos en los precios de los alimentos, del agua y del combustible contribuyen en un sentido muy real a “eliminar a los pobres” mediante “muertes por hambre.” Las balas edulcoradas del “libre mercado” matan a nuestros hijos. El acto de matar es instrumentado de un modo indiferente mediante el comercio programado por computadora en las bolsas de materias primas, donde se deciden los precios globales del arroz, el trigo y el maíz.

“La Comisión sobre crecimiento de la población y el futuro de EE.UU.”

Pero no encaramos sólo conceptos de mercado. El estallido de hambrunas en diferentes partes del mundo, resultantes de que los precios de los alimentos y del combustible se han puesto por las nubes, tienen amplias implicaciones estratégicas y geopolíticas.

Al comenzar su mandato en 1969, el presidente Richard Nixon afirmó “su creencia en que la sobrepoblación amenaza gravemente la paz y la estabilidad del mundo.” Henry Kissinger, en aquel entonces consejero Nacional de Seguridad de Nixon, instruyó a diversas agencias del gobierno para que emprendieran conjuntamente “un estudio sobre el impacto del crecimiento de la población del mundo en la seguridad y los intereses de EE.UU. en el exterior.”

En marzo de 1970, el Congreso de EE.UU. estableció una (Comisión sobre el Crecimiento Demográfico y el Futuro de EE.UU. (Vea Center for Research on Population and Security). La Comisión no era una Fuerza de Tareas corriente. Integraba a representantes de USAID, el Departamento de Estado y el Departamento de Agricultura con responsables de la CIA y del Pentágono. Su objetivo no era ayudar a los países en desarrollo sino más bien limitar la población del mundo a fin de servir los intereses estratégicos y de seguridad nacional de EE.UU. La Comisión también veía el control de la población como un medio para asegurar un entorno estable y seguro para los inversionistas de EE.UU. así como para obtener el control sobre los recursos minerales y de petróleo de los países en desarrollo.

Esta Comisión completó su trabajo en diciembre de 1974 y circuló un documento confidencial intitulado “Memorando Estudio 200 de Seguridad Nacional: Implicaciones del Crecimiento Mundial de la Población para los Intereses de Seguridad y Exteriores de EE.UU.” dirigido a “determinados secretarios y jefes de Agencia para su estudio y comentarios.” En noviembre de 1975, el informe y sus recomendaciones fueron refrendados por el presidente Gerald Ford.

Kissinger había ciertamente dado a entender en el contexto del Memorando Estudio 200 de Seguridad Nacional (NSSM 200) que la recurrencia de hambrunas, enfermedades y guerra podrían constituir un instrumento de facto para el control de la población.

Aunque el informe NSSM 200 no asignó, por razones obvias, un rol político explícito a la generación de hambrunas, sin embargo dio a entender que la ocurrencia de hambrunas podría, bajo ciertas circunstancias, suministrar una solución de facto a la sobrepoblación.

“Consecuentemente, aquellos países donde hambre y desnutrición ya están presentes en gran escala enfrentan la triste perspectiva de poca, si alguna, mejora en el consumo de alimentos en los años por venir, a menos que haya un importante programa financiero de ayuda alimentaria, una expansión más rápida de la producción interna de alimentos, una reducción del crecimiento de la población o alguna combinación de los tres factores. Peor aún, una serie de desastrosas cosechas podría transformar algunos de ellos en típicos casos maltusianos con hambrunas que involucrarían a millones de personas.

Aunque la ayuda externa probablemente seguirá estando disponible para encarar situaciones de emergencia a corto plazo, como ser la amenaza de muerte masiva por hambre, es más cuestionable si los países donantes de ayuda estarán dispuestos a suministrar el tipo de ayuda alimentaria masiva requerida por las proyecciones de importación sobre una base continua a largo plazo.

Tasas reducidas de crecimiento de la población podrían evidentemente producir un alivio significativo a más largo plazo...

En los casos extremos en los que las presiones de la población conduzcan a hambrunas endémicas, disturbios por alimentos, y una ruptura del orden social, esas condiciones seguramente no serán favorables para una exploración sistemática de depósitos de minerales o para las inversiones a largo plazo requeridas para su explotación. Fuera de hambrunas, a menos que se pueda satisfacer un cierto mínimo de las aspiraciones populares de mejora material, y a menos que los términos de acceso y explotación persuadan a gobiernos y pueblos de que este aspecto del orden económico internacional “contenga algo para ellos,” es probable que las concesiones para compañías extranjeras sean expropiadas o sometidas a intervenciones arbitrarias. Sea a través de acción gubernamental, conflictos laborales, sabotaje, o disturbios civiles, el flujo sin problemas de los materiales necesarios será puesto en peligro. Aunque la presión de la población obviamente no es el único factor involucrado, estos tipos de frustraciones son mucho menos probables bajo condiciones de un crecimiento lento o nulo de la población.”

(1974 National Security Study Memorandum 200: Implications of Worldwide Population Growth for U.S. Security and Overseas Interests". (énfasis agregado)

El informe concluye con un par de preguntas clave relativas al papel de los alimentos como “un instrumento del poder nacional,” que podría ser utilizado para lograr los intereses estratégicos de EE.UU.:

“¿Sobre qué base deberían suministrarse esos recursos alimentarios? ¿Se consideraría a los alimentos como instrumentos del poder nacional? ¿Nos veremos obligados a seleccionar a quién podemos razonablemente ayudar, y si es así, deberían los esfuerzos relacionados con la población ser un criterio respecto a una tal ayuda?

¿Está dispuesto EE.UU. a aceptar el racionamiento de alimentos para ayudar que no pueden o no quieren controlar el crecimiento de su población?” (Ibíd., énfasis agregado)

En boca de Henry Kissinger: “Controla el petróleo y controlarás a las naciones; controla el alimento y controlarás a la gente.”
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HAMBRUNA EN EL MUNDO O CRISIS ALIMENTARIA Empty 4ºLa crisis global: Alimento, agua y combu

Mensaje  Admin Miér Oct 29, 2008 3:33 am

ANEXO:

Protagonistas corporativos destacados en este artículo (entre muchos otros actores corporativos importantes)

Comercio especulativo con petróleo crudo:

Goldman Sachs, Morgan Stanley, British Petroleum (BP), Deutsche Bank, Société Générale, Bank of America, Mercuria, de Suiza

Privatización del agua:

Infraestructura: Veolia, Bechtel-United Utilities, Thames Water y RWE-AG, de Alemania

Minoristas, distribución de agua potable: Coca-Cola, Danone, Nestlé y PepsiCo

Precios de alimentos semillas genéticamente modificadas:

Monsanto, Syngenta, Aventis, DuPont, Dow Chemical, Cargill, Arch Daniel Midland.

Complejo militar-industrial:

Lockheed Martin, Raytheon, Northrop Grunman, Boeing, General Dynamics, British Aerospace Systems En India, Coca-Cola ha contribuido al agotamiento de las napas subterráneas en detrimento de comunidades locales:

“Comunidades en toda India que viven cerca de plantas embotelladoras de Coca-Cola están viviendo una severa falta de agua, directamente como resultado de la masiva extracción de agua por Coca-Cola de los recursos comunes de agua subterránea. Los pozos se han secado y las bombas manuales de agua ya no funcionan. Estudios, incluyendo uno del Consejo Central de Agua Subterránea en India, han confirmado el importante agotamiento del nivel freático.

Cuando el agua es extraída del recurso común de napas subterráneas cavando más profundo, el agua huele y gusta de modo extraño. Coca-Cola ha estado descargando indiscriminadamente sus aguas servidas en los campos alrededor de sus plantas y a veces dentro de ríos, incluyendo el Ganges, en el área. El resultado ha sido que el agua subterránea también ha sido contaminada, así como los suelos. Autoridades de la salud pública han colocado letreros alrededor de los pozos y de las bombas manuales informando a la comunidad que el agua no es adecuada para el consumo humano...

Ensayos realizados por una serie de agencias, incluyendo el gobierno de India, confirmaron que los productos de Coca-Cola contienen altos niveles de pesticidas, y como resultado, el Parlamento de India ha prohibido la venta de Coca-Cola en su cafetería. Sin embargo, Coca-Cola no sólo sigue vendiendo bebidas con una dosis de venenos en India (que nunca podrían ser vendidas en EE.UU. y en la UE), también introduce nuevos productos al mercado indio. Y como si no bastara que vende bebidas con DDT y otros pesticidas a indios, una de las últimas instalaciones embotelladoras de Coca-Cola en India, en Ballia, está ubicada en un área con una severa contaminación de arsénico en su agua subterránea. (India Resource Center, Coca-Cola Crisis in India, sin fecha).

En los países en desarrollo, los aumentos en precios de combustibles han aumentado los costes del embotellamiento de agua de grifo por los grupos familiares, lo que por su parte favorece la privatización de recursos acuíferos.

En la fase más avanzada de la privatización del agua, se contempla la propiedad real de lagos y ríos por corporaciones privadas. Mesopotamia no fue sólo invadida por sus amplios recursos de petróleo, el Valle de los dos ríos (Tigris y Éufrates) tiene amplias reservas de agua.

Comentarios finales

Estamos encarando una constelación compleja y centralizada de poder económico en la que los instrumentos de la manipulación del mercado tienen una influencia directa en las vidas de millones de personas.

Los precios de los alimentos, del agua y del combustible son determinados a nivel global, fuera del alcance de la política gubernamental nacional. Los aumentos de precios de esas tres materias primas esenciales constituyen un instrumento de “guerra económica,” realizada a través del “libre mercado” en las bolsas de futuros y opciones.

Estos aumentos en los precios de los alimentos, del agua y del combustible contribuyen en un sentido muy real a “eliminar a los pobres” mediante “muertes por hambre.” Las balas edulcoradas del “libre mercado” matan a nuestros hijos. El acto de matar es instrumentado de un modo indiferente mediante el comercio programado por computadora en las bolsas de materias primas, donde se deciden los precios globales del arroz, el trigo y el maíz.

“La Comisión sobre crecimiento de la población y el futuro de EE.UU.”

Pero no encaramos sólo conceptos de mercado. El estallido de hambrunas en diferentes partes del mundo, resultantes de que los precios de los alimentos y del combustible se han puesto por las nubes, tienen amplias implicaciones estratégicas y geopolíticas.

Al comenzar su mandato en 1969, el presidente Richard Nixon afirmó “su creencia en que la sobrepoblación amenaza gravemente la paz y la estabilidad del mundo.” Henry Kissinger, en aquel entonces consejero Nacional de Seguridad de Nixon, instruyó a diversas agencias del gobierno para que emprendieran conjuntamente “un estudio sobre el impacto del crecimiento de la población del mundo en la seguridad y los intereses de EE.UU. en el exterior.”

En marzo de 1970, el Congreso de EE.UU. estableció una (Comisión sobre el Crecimiento Demográfico y el Futuro de EE.UU. (Vea Center for Research on Population and Security). La Comisión no era una Fuerza de Tareas corriente. Integraba a representantes de USAID, el Departamento de Estado y el Departamento de Agricultura con responsables de la CIA y del Pentágono. Su objetivo no era ayudar a los países en desarrollo sino más bien limitar la población del mundo a fin de servir los intereses estratégicos y de seguridad nacional de EE.UU. La Comisión también veía el control de la población como un medio para asegurar un entorno estable y seguro para los inversionistas de EE.UU. así como para obtener el control sobre los recursos minerales y de petróleo de los países en desarrollo.

Esta Comisión completó su trabajo en diciembre de 1974 y circuló un documento confidencial intitulado “Memorando Estudio 200 de Seguridad Nacional: Implicaciones del Crecimiento Mundial de la Población para los Intereses de Seguridad y Exteriores de EE.UU.” dirigido a “determinados secretarios y jefes de Agencia para su estudio y comentarios.” En noviembre de 1975, el informe y sus recomendaciones fueron refrendados por el presidente Gerald Ford.

Kissinger había ciertamente dado a entender en el contexto del Memorando Estudio 200 de Seguridad Nacional (NSSM 200) que la recurrencia de hambrunas, enfermedades y guerra podrían constituir un instrumento de facto para el control de la población.

Aunque el informe NSSM 200 no asignó, por razones obvias, un rol político explícito a la generación de hambrunas, sin embargo dio a entender que la ocurrencia de hambrunas podría, bajo ciertas circunstancias, suministrar una solución de facto a la sobrepoblación.

“Consecuentemente, aquellos países donde hambre y desnutrición ya están presentes en gran escala enfrentan la triste perspectiva de poca, si alguna, mejora en el consumo de alimentos en los años por venir, a menos que haya un importante programa financiero de ayuda alimentaria, una expansión más rápida de la producción interna de alimentos, una reducción del crecimiento de la población o alguna combinación de los tres factores. Peor aún, una serie de desastrosas cosechas podría transformar algunos de ellos en típicos casos maltusianos con hambrunas que involucrarían a millones de personas.

Aunque la ayuda externa probablemente seguirá estando disponible para encarar situaciones de emergencia a corto plazo, como ser la amenaza de muerte masiva por hambre, es más cuestionable si los países donantes de ayuda estarán dispuestos a suministrar el tipo de ayuda alimentaria masiva requerida por las proyecciones de importación sobre una base continua a largo plazo.

Tasas reducidas de crecimiento de la población podrían evidentemente producir un alivio significativo a más largo plazo...

En los casos extremos en los que las presiones de la población conduzcan a hambrunas endémicas, disturbios por alimentos, y una ruptura del orden social, esas condiciones seguramente no serán favorables para una exploración sistemática de depósitos de minerales o para las inversiones a largo plazo requeridas para su explotación. Fuera de hambrunas, a menos que se pueda satisfacer un cierto mínimo de las aspiraciones populares de mejora material, y a menos que los términos de acceso y explotación persuadan a gobiernos y pueblos de que este aspecto del orden económico internacional “contenga algo para ellos,” es probable que las concesiones para compañías extranjeras sean expropiadas o sometidas a intervenciones arbitrarias. Sea a través de acción gubernamental, conflictos laborales, sabotaje, o disturbios civiles, el flujo sin problemas de los materiales necesarios será puesto en peligro. Aunque la presión de la población obviamente no es el único factor involucrado, estos tipos de frustraciones son mucho menos probables bajo condiciones de un crecimiento lento o nulo de la población.”

(1974 National Security Study Memorandum 200: Implications of Worldwide Population Growth for U.S. Security and Overseas Interests". (énfasis agregado)

El informe concluye con un par de preguntas clave relativas al papel de los alimentos como “un instrumento del poder nacional,” que podría ser utilizado para lograr los intereses estratégicos de EE.UU.:

“¿Sobre qué base deberían suministrarse esos recursos alimentarios? ¿Se consideraría a los alimentos como instrumentos del poder nacional? ¿Nos veremos obligados a seleccionar a quién podemos razonablemente ayudar, y si es así, deberían los esfuerzos relacionados con la población ser un criterio respecto a una tal ayuda?

¿Está dispuesto EE.UU. a aceptar el racionamiento de alimentos para ayudar que no pueden o no quieren controlar el crecimiento de su población?” (Ibíd., énfasis agregado)

En boca de Henry Kissinger: “Controla el petróleo y controlarás a las naciones; controla el alimento y controlarás a la gente.”









ANEXO:

Protagonistas corporativos destacados en este artículo (entre muchos otros actores corporativos importantes)

Comercio especulativo con petróleo crudo:

Goldman Sachs, Morgan Stanley, British Petroleum (BP), Deutsche Bank, Société Générale, Bank of America, Mercuria, de Suiza

Privatización del agua:

Infraestructura: Veolia, Bechtel-United Utilities, Thames Water y RWE-AG, de Alemania

Minoristas, distribución de agua potable: Coca-Cola, Danone, Nestlé y PepsiCo

Precios de alimentos semillas genéticamente modificadas:

Monsanto, Syngenta, Aventis, DuPont, Dow Chemical, Cargill, Arch Daniel Midland.

Complejo militar-industrial:

Lockheed Martin, Raytheon, Northrop Grunman, Boeing, General Dynamics, British Aerospace Systems Corporation (BAES)

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Mensaje  Admin Vie Oct 31, 2008 7:17 pm

Las turbulencias en los mercados financieros profundizarán la crisis alimentaria

El Banco Mundial pronostica que la desaceleración en los países más ricos causada por la crisis financiera reducirá en dos puntos el crecimiento de las economías de los países más pobres en 2009. EFE



Las turbulencias que han hundido los mercados financieros internacionales profundizarán la crisis alimentaria que afecta a los más pobres del planeta, si ahogan la financiación necesaria para aumentar la producción agrícola mundial, dijeron a Efe expertos de organismos multilaterales.

El descalabro financiero de Wall Street ha puesto en peligro las fuentes de financiación necesarias para lograr una mayor producción agrícola en los países en desarrollo, que es vista como la solución para estabilizar la volatilidad de los mercados agrícolas que ha causado la crisis alimentaria, señalaron las fuentes.

"A medida que esta crisis financiera se extiende, se hace evidente de que los países en desarrollo, pese a su lejanía de Wall Street y los bancos europeos, serán los que más sufrirán", aseguró el presidente adjunto del departamento de Asuntos Externos del Fondo Internacional para el Desarrollo Agrícola (IFAD), Matthew Wyatt.

En vísperas del Día Mundial de la Alimentación, que se conmemora el 16 de octubre, los expertos coinciden en que la incertidumbre económica reduce las posibilidades de que las instituciones financieras privadas presten dinero a los productores agrícolas y causa que los países desarrollados estén menos predispuestos a cumplir sus promesas de aumentar la ayuda al desarrollo.

La comunidad internacional solamente ha entregado hasta la fecha la mitad de los 6.000 millones de dólares para afrontar la crisis alimentaria prometidos en la reunión internacional que la ONU convocó el pasado junio en Roma, según datos de Naciones Unidas.

A esos factores se agrega que los países en desarrollo tendrán menos oportunidades de acceder a capital externo para dar préstamos a sus productores, subsidiar los alimentos o entregar fertilizantes, señalaron los expertos.

El administrador del departamento de Desarrollo Rural y Agrícola del Banco Mundial (BM), Mark Cackler, recordó que África solamente destina el 4 por ciento de su capacidad financiera a la agricultura, una cifra muy por debajo de lo invertido por las economías asiáticas en la "revolución verde" que acabó con las hambrunas en ese continente.

"El mundo tiene que invertir más en agricultura, y la crisis lo hará más difícil", agregó Cackler.

El Banco Mundial pronostica que la desaceleración en los países más ricos causada por la crisis financiera reducirá en dos puntos el crecimiento de las economías de los países más pobres en 2009, que en muchos casos vienen de un período de crecimiento sostenido.

La suma de las tres crisis, alimentos, combustibles y financiación, podría incrementar este año la cifra de personas desnutridas en 44 millones de personas, lo que colocaría el total próximo a los 1.000 millones, según los organismos multilaterales.

"Una persona que pierda el trabajo en uno de esos países, donde no existe un estado del bienestar, pasa directamente al desempleo, la pobreza y el hambre", apuntó en declaraciones a Efe el jefe de política de desarrollo de la Oficina de Coordinación de Asistencia Humanitaria (OCHA) de la ONU en Nueva York, Hansjoerg Strohmeyer.

Otra consecuencia indirecta de la crisis es una reducción de la demanda en las principales economías de los productos agrícolas procedentes de los países en desarrollo, que son una importante fuente de ingreso para sus debilitadas economías.

La reducción de la demanda también puede llevar a una reducción brusca de los precios de los alimentos, lo que puede ofrecer un alivio temporal, pero agrega una perjudicial volatilidad a los mercados, advirtió el responsable de Oxfam International en materia de agricultura, Carlos Galián.

"La solución no es una recesión económica que ajuste demasiado los precios, sino un cambio de política en la que se incentive el aumento de la producción de los países más pobres", observó.

La organización humanitaria reclama que las medidas políticas que adopten Estados Unidos y la Unión Europea (UE) para superar la crisis tengan en cuenta las necesidades de los cincuenta países más afectados por la crisis alimentaria.

Galián señaló que esos países importadores netos han visto como sus reservas se han ido reduciendo a causa del encarecimiento de los alimentos en el mercado global.

El índice de precios de alimentos de la Organización de Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO) registró un descenso del 12 por ciento entre julio y agosto, aunque sigue un 60 por ciento por encima del nivel que tenía a principios de 2006.
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